“Día Internacional de la Mujer Rural”
En
México aún hay presencia de mujeres rurales. Se encuentran ubicadas
principalmente en los estados de Michoacán (52.6 por ciento), Estado de
México (52.1 por ciento) Guerrero y Puebla, Oaxaca (52 por ciento),
Hidalgo (51.7 por ciento) y Querétaro (51.3 por ciento) de acuerdo con
el informe “Situación General de las Mujeres rurales e indígenas en
México” de 2017, de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).
La población rural en el país representa 23.2 por ciento de la población total, lo que significa que 26 millones de personas pertenecen a este sector, de las cuales, la mitad son mujeres jóvenes que producen 50 por ciento de los alimentos que consumimos.
Desde hace 23 años se conmemora el “Día Internacional de la Mujer Rural”, instaurado por las Naciones Unidas en 1995 durante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, para reconocer el papel de las mujeres rurales en la producción de alimentos y trabajar para la erradicación de la pobreza.
Actualmente las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y la mayoría de ellas (43 por ciento) son agricultoras que “labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a naciones enteras”.
En el caso de México, si bien ha habido avances para las mujeres rurales, aún hay que trabajar en temas como el acceso a las políticas públicas y los programas destinados para este rubro, pues aún se enfrentan a trámites difíciles de cubrir por ejemplo para obtener títulos de propiedades con independencia de su pareja y financiamiento para cultivar sus tierras, dijo en entrevista la especialista en inclusión social de la FAO, Marcela Lagunas Morales.
A la fecha, dijo, aproximadamente un mil 800 mujeres rurales son ejidatarias (propietarias de sus territorios) y alrededor de 700 son productoras que han accedido a presupuestos que las han ayudado a financiar sus producciones agrícolas y con ello mantenerse como responsables de sus territorios.
Sin embargo, añadió, este acceso es aún insuficiente para todas las mujeres, ya que la mayoría de los programas generalizan las necesidades y no contemplan las diferencias regionales (contexto), por lo que asignan la misma cantidad de dinero para las que habitan al sur y al norte del país, sin considerar que éstas últimas poseen localidades más extensas que exigen más recursos.
Para la experta, las mujeres rurales también deben enfrentarse a trámites burocráticos y cumplimiento de requerimientos. Ejemplificó que a veces les piden conformarse en grupos o tener cuentas bancarias con “alarmantes” cantidades de dinero que no pueden cubrir pues pasan casi 14 horas en la cosecha, caza, y cultivo de alimentos con un salario muy bajo, además del cuidado de sus hogares e hijos.
Aseguró que las mujeres rurales ganan alrededor de 40 pesos al día y hasta 80 o 150 pesos si tienen más de un trabajo. Por ello, dijo, el gobierno mexicano debe reorientar y mejorar los programas, en particular los de préstamos, en los que las mujeres deberían participar con el fin de garantizar que cubran sus necesidades con los recursos que requieren.
Lagunas Morales consideró que los programas de acceso a la salud, educación, alimentación y tecnología, aún son inalcanzables para algunas mujeres que no tienen garantizados servicios de agua potable, salud, guarderías, lo que incrementa la probabilidad de que vivan en pobreza y con desnutrición.
En el ámbito de la tecnología dijo que hay un rezago considerable para las mujeres ya que prevalecen las costumbres y normas sociales que las alejan de su uso y aprendizaje bajo argumentos estereotipados como el que sólo los hombres y/o las empresas utilizan la maquinaria para la siembra y cultivos, pues “al ser el hombre la cabeza de la familia” es él quien debe capacitarse.
ALZAR LA VOZ
Un tema que se ha colocado como una preocupación de las organizaciones y de las mujeres rurales mismas, es el de la defensa de su territorio.
La entrada de los megaproyectos a sus comunidades genera cambios climáticos que afecta los hábitos alimenticios de las mujeres y sus familias así como sus ganancias, pues pueden llegar a retrasar el ciclo de lluvia y con ello el cultivo de las cosechas, explicó en entrevista, la experta en Derechos Humanos (DH) del Centro Mexicano de Derechos Ambientales (Cemda), Alejandra Leyva.
Sin programas accesibles para ellas y sin una legislación que las proteja, las mujeres han optado por organizarse y defender sus derechos y territorio de sus comunidades, lo que las coloca en un doble riesgo de ser violentadas por las empresas.
Leyva comentó que las mujeres rurales se enfrentan a un contexto donde los megaproyectos se adueñan de sus territorios debido a que los derechos ejidales no están claros y la legislación ambiental carece de perspectiva de DH.
El “Informe sobre la situación de las personas Defensoras de los Derechos Humanos Ambientales en México” elaborado por esta organización, registró que durante el periodo de julio de 2015 a junio de 2016, 63 personas defensoras ambientales fueron atacadas, de las cuales 10 fueron mujeres.
Las agresiones fueron documentadas en 18 entidades, de las que destaca Oaxaca, el Estado de México y Sonora, con 12 casos de agresiones contra mujeres rurales.
Leyva criticó que el gobierno mexicano no realice un papel eficaz para prevenir y sancionar las agresiones contra defensoras ambientales y recordó que muchos de los programas que hoy tienen disponibles estas mujeres son resultado de su lucha y capacidad de organización.
Reiteró que es indispensable continuar empoderando a las mujeres rurales, ya que son uno de los principales agentes en la producción alimentaria y en la construcción de la resiliencia climática, que ayudan a incrementar la productividad económica que permite el desarrollo de un país.
Concluyó que es necesario que el gobierno mexicano implemente medidas de prevención, atención y sanción contra la violencia y discriminación hacia las mujeres rurales y asegure su plena participación en la planeación, ejecución y evaluaciones de los programas con el propósito de garantizar su seguridad e integridad en la defensa de sus territorios y para su acceso y posesión de la tierra.
En la efeméride de cada año se coloca un tema diferente para conmemorarla, este año es "los retos y las oportunidades presentes en la agricultura resiliente en cuanto al clima para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales” toda vez que el cambio climático se traduce en sequías y otras modificaciones que dificultan aún más que las mujeres puedan ejercer sus derechos, pues deben gastar más tiempo en el cuidado de las tierras que en su educación.
La población rural en el país representa 23.2 por ciento de la población total, lo que significa que 26 millones de personas pertenecen a este sector, de las cuales, la mitad son mujeres jóvenes que producen 50 por ciento de los alimentos que consumimos.
Desde hace 23 años se conmemora el “Día Internacional de la Mujer Rural”, instaurado por las Naciones Unidas en 1995 durante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, para reconocer el papel de las mujeres rurales en la producción de alimentos y trabajar para la erradicación de la pobreza.
Actualmente las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y la mayoría de ellas (43 por ciento) son agricultoras que “labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a naciones enteras”.
En el caso de México, si bien ha habido avances para las mujeres rurales, aún hay que trabajar en temas como el acceso a las políticas públicas y los programas destinados para este rubro, pues aún se enfrentan a trámites difíciles de cubrir por ejemplo para obtener títulos de propiedades con independencia de su pareja y financiamiento para cultivar sus tierras, dijo en entrevista la especialista en inclusión social de la FAO, Marcela Lagunas Morales.
A la fecha, dijo, aproximadamente un mil 800 mujeres rurales son ejidatarias (propietarias de sus territorios) y alrededor de 700 son productoras que han accedido a presupuestos que las han ayudado a financiar sus producciones agrícolas y con ello mantenerse como responsables de sus territorios.
Sin embargo, añadió, este acceso es aún insuficiente para todas las mujeres, ya que la mayoría de los programas generalizan las necesidades y no contemplan las diferencias regionales (contexto), por lo que asignan la misma cantidad de dinero para las que habitan al sur y al norte del país, sin considerar que éstas últimas poseen localidades más extensas que exigen más recursos.
Para la experta, las mujeres rurales también deben enfrentarse a trámites burocráticos y cumplimiento de requerimientos. Ejemplificó que a veces les piden conformarse en grupos o tener cuentas bancarias con “alarmantes” cantidades de dinero que no pueden cubrir pues pasan casi 14 horas en la cosecha, caza, y cultivo de alimentos con un salario muy bajo, además del cuidado de sus hogares e hijos.
Aseguró que las mujeres rurales ganan alrededor de 40 pesos al día y hasta 80 o 150 pesos si tienen más de un trabajo. Por ello, dijo, el gobierno mexicano debe reorientar y mejorar los programas, en particular los de préstamos, en los que las mujeres deberían participar con el fin de garantizar que cubran sus necesidades con los recursos que requieren.
Lagunas Morales consideró que los programas de acceso a la salud, educación, alimentación y tecnología, aún son inalcanzables para algunas mujeres que no tienen garantizados servicios de agua potable, salud, guarderías, lo que incrementa la probabilidad de que vivan en pobreza y con desnutrición.
En el ámbito de la tecnología dijo que hay un rezago considerable para las mujeres ya que prevalecen las costumbres y normas sociales que las alejan de su uso y aprendizaje bajo argumentos estereotipados como el que sólo los hombres y/o las empresas utilizan la maquinaria para la siembra y cultivos, pues “al ser el hombre la cabeza de la familia” es él quien debe capacitarse.
ALZAR LA VOZ
Un tema que se ha colocado como una preocupación de las organizaciones y de las mujeres rurales mismas, es el de la defensa de su territorio.
La entrada de los megaproyectos a sus comunidades genera cambios climáticos que afecta los hábitos alimenticios de las mujeres y sus familias así como sus ganancias, pues pueden llegar a retrasar el ciclo de lluvia y con ello el cultivo de las cosechas, explicó en entrevista, la experta en Derechos Humanos (DH) del Centro Mexicano de Derechos Ambientales (Cemda), Alejandra Leyva.
Sin programas accesibles para ellas y sin una legislación que las proteja, las mujeres han optado por organizarse y defender sus derechos y territorio de sus comunidades, lo que las coloca en un doble riesgo de ser violentadas por las empresas.
Leyva comentó que las mujeres rurales se enfrentan a un contexto donde los megaproyectos se adueñan de sus territorios debido a que los derechos ejidales no están claros y la legislación ambiental carece de perspectiva de DH.
El “Informe sobre la situación de las personas Defensoras de los Derechos Humanos Ambientales en México” elaborado por esta organización, registró que durante el periodo de julio de 2015 a junio de 2016, 63 personas defensoras ambientales fueron atacadas, de las cuales 10 fueron mujeres.
Las agresiones fueron documentadas en 18 entidades, de las que destaca Oaxaca, el Estado de México y Sonora, con 12 casos de agresiones contra mujeres rurales.
Leyva criticó que el gobierno mexicano no realice un papel eficaz para prevenir y sancionar las agresiones contra defensoras ambientales y recordó que muchos de los programas que hoy tienen disponibles estas mujeres son resultado de su lucha y capacidad de organización.
Reiteró que es indispensable continuar empoderando a las mujeres rurales, ya que son uno de los principales agentes en la producción alimentaria y en la construcción de la resiliencia climática, que ayudan a incrementar la productividad económica que permite el desarrollo de un país.
Concluyó que es necesario que el gobierno mexicano implemente medidas de prevención, atención y sanción contra la violencia y discriminación hacia las mujeres rurales y asegure su plena participación en la planeación, ejecución y evaluaciones de los programas con el propósito de garantizar su seguridad e integridad en la defensa de sus territorios y para su acceso y posesión de la tierra.
En la efeméride de cada año se coloca un tema diferente para conmemorarla, este año es "los retos y las oportunidades presentes en la agricultura resiliente en cuanto al clima para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales” toda vez que el cambio climático se traduce en sequías y otras modificaciones que dificultan aún más que las mujeres puedan ejercer sus derechos, pues deben gastar más tiempo en el cuidado de las tierras que en su educación.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Aline Espinosa Gutierrez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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