Guajardo: del discurso a los hechos
Guerra de siglas: T-MEC vs Usmca
Alrededor de tres semanas antes de anunciarse el
pacto comercial nuevo y modernizadoentre México, Canadá y Estados Unidos (Usmca, por sus siglas en inglés, sepulturero del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), el secretario Ildefonso Guajardo amenazaba con no firmar tal acuerdo, si antes no se resolvían
las agresiones arancelariasal acero y el aluminio mexicanos.
Durante su participación en un foro (Mexico Summit 2018) organizado por The Economist, el titular de Economía detalló que
sería muy raro que firmáramos un acuerdo de libre comercio cuando tenemos pendiente una batalla comercial. La idea es poner sobre la mesa un escenario de solución de estas agresiones comerciales antes de la firma del acuerdo.
Guajardo subrayó que
México busca que Estados Unidos retire los aranceles a las importaciones de acero que impuso bajo la sección 232 (seguridad nacional), antes de que se firme la nueva versión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El resto se conoce: la batalla comercial se mantiene
irresuelta, y con tal de concretar el pacto durante su mandato y sacarse
la foto, el gobierno de Peña Nieto aceptó los términos impuestos por
Donald Trump y éste mantuvo
las agresiones arancelariasde las que tanto se quejaba el secretario Guajardo (25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio de procedencia mexicana). Entonces, más allá del discurso, en realidad la amenaza –cumplida– fue para México y no para Estados Unidos.
El gobierno de EPN fue el primero en doblarse ante las exigencias de
Donald Trump; el canadiense hizo lo propio, aunque tardó un poco más.
Pero en ambos casos la condición para aceptar (versión oficial)
fue que el salvaje de la Casa Blanca cancelara los aranceles impuestos
desde junio pasado a ese par de naciones.
Pues bien, el 30 de septiembre, justo en el límite, Estados Unidos y
Canadá –México por añadidura– aterrizaron el citado acuerdo remplazante
del TLCAN. Pero más tardaron en chocar las copas para celebrar el
acontecimiento, que el salvaje de la Casa Blanca en ratificar su
decisión de mantener los aranceles al aluminio y al acero mexicanos, y
la misma dosis a los canadienses.
Ante tal panorama, de nueva cuenta Guajardo salió al ruedo a decir que
se deben retirar las hostilidades antes de la firma (prevista para el 29 o 30 de noviembre próximos), no tiene sentido mantenerlas con el acuerdo, aunque celebró que con el Usmca
se levanta esa lápida de incertidumbre que se generó por dos años.
Entonces, Peña Nieto, Trudeau y Trump podrán sacarse la foto y
brindar, pero el acuerdo como tal debe esperar la decisión que tomen los
congresos de las tres naciones. En realidad, el futuro del sepulturero
del TLCAN ahora está en manos de los tiempos políticos de Estados
Unidos.
Como muestra un botón, cortesía de la agencia Reuters:
El principal senador republicano de Estados Unidos dijo este martes que la cámara alta no votará este año el pacto comercial de América del Norte, lo que dejará el asunto al próximo Congreso que se elegirá en noviembre. El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo que el Senado no tendrá tiempo para revisar el nuevo acuerdo comercial este 2018. Será un tema para el próximo año; el proceso por el que tenemos que pasar no permite que terminemos en el actual.
En vía de mientras ello sucede, en México parecen estar más ocupados
en el nombre que en el contenido del acuerdo: después de someter a
consulta en redes sociales dos definiciones en español para el Usmca,
por ser un acrónimo del nombre en inglés, AMLO dio a conocer que hubo
una clara preferencia por T-MEC (Tratado México, Estados Unidos,
Canadá). El fue TEUMECA.
Las rebanadas del pastel
En el clásico de que me acusan de ladrona, no de pendeja, Rosario Robles se jacta:
No me podrán comprobar desvíos; que busquen hasta por debajo de las piedras. Qué cara más dura.
Twitter: @cafevega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario