Iván Restrepo
En marzo pasado, António Guterres,
secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
indicó que el cambio climático es la mayor amenaza que tiene la
humanidad. Y, por enésima vez, llamó especialmente a quienes gobiernan
los países que más contribuyen a dicho calentamiento, a reducir el
número de emisiones contaminantes a la atmósfera. Por lo menos en 25 por
ciento para el año 2020. De paso los convocó, junto con el resto de los
gobernantes de todo el planeta, a una reunión cumbre para tratar tan
grave problema. Para el secretario general de la ONU, si no se toman
medidas más urgentes y radicales será imposible alcanzar los objetivos
del Acuerdo de París, firmado en 2015, que llama a mantener el aumento
de la temperatura mundial por debajo de 2 grados.
Guterres recalcó que
la ciencia lo exige. La economía mundial lo necesita. El sustento de cientos de millones de personas depende de ello. La seguridad alimentaria, la salud y la propia estabilidad están en juego. Y tiene razón: los más recientes datos sobre el clima publicados por la Organización Meteorológica Mundial, el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energía ofrecen un panorama nada halagüeño sobre lo que ocurre en materia climática en el mundo y las consecuencias que ello ocasiona en la naturaleza, la economía, la sociedad como un todo.
Por ejemplo, el año pasado el costo económico de los
desastres vinculados con el clima alcanzó una cifra nunca vista: 320 mil
millones de dólares; las concentraciones en la atmósfera de gases de
efecto invernadero (en especial dióxido de carbono, metano y óxido
nitroso) son las más altas registradas en 800 mil años; la temporada de
huracanes en el Caribe fue la más cara de la historia y produjo efectos
muy negativos en el desarrollo de esa región. En contraste, la sequía en
el continente africano obligó a casi 900 mil personas a abandonar sus
hogares, mientras las inundaciones por las lluvias monzónicas afectaron a
41 millones en Asia.
Por si no bastara lo anterior, el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)
recientemente divulgó un informe en el que asienta que se necesitan
cambios de gran alcance y sin precedente en todos los aspectos de la
sociedad para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados y
no 2 grados, como se acordó en París hace tres años. Hacerlo evitaría
los efectos más negativos del cambio climático, beneficiaría a los seres
humanos y el medio en que viven y la posibilidad de una sociedad más
sostenible y equitativa. En el informe del IPCC se revela que, si se
acepta su propuesta de limitar para 2100 el aumento de las temperaturas a
1.5 grados en vez del de 2, podría evitarse que el nivel del mar
aumentara 10 centímetros; un océano Ártico sin hielo en el verano y la
extinción de los arrecifes de coral del planeta. La mitad de estos
últimos han muerto por el aumento de la temperatura del agua y la
acidificación de los océanos.
Para lograr que la situación no se agrave más de lo que ya está, urgen medidas rápidas y sin precedente.
Los próximos años serán los más importantes de nuestra historia, asegura el grupo de expertos, conformado por cientos de estudiosos de todo el planeta. De esta manera contribuyen a la Conferencia sobre el Cambio Climático a celebrarse el próximo diciembre en Katowice, Polonia. Allí, representantes de todos los países, científicos y organizaciones sociales evaluarán cómo va el Acuerdo de París.
La Conferencia en Katowice no será nada grata por la política que,
por ejemplo, Estados Unidos ha establecido sobre el cambio climático con
el presidente Donald Trump. Mientras su antecesor, Barack Obama, adoptó
medidas en su país para evitar la generación de gases de efecto
invernadero y apoyó los Acuerdos de París, el magnate que ocupa la Casa
Blanca sostiene que lo del calentamiento global es un invento de los
científicos y hasta del gobierno chino para torpedear el crecimiento
económico. Ha dicho otras barbaridades, que muestran su ignorancia y los
intereses que protege desde su cargo. Como los de las trasnacionales
que explotan hidrocarburos, y carbón, por ejemplo. De las medidas
negativas tomadas por Trump me ocuparé el lunes próximo.
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