Madrid, 18 feb. 19. AmecoPress.- A
pocas semanas de la Huelga Feminista es urgente preguntarse por la
responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de contarla.
También por las formas de plantear la huelga por parte de las
periodistas en sus medios y de coordinarse con las comisiones que
organizan el 8 de marzo. ¿Qué ha cambiado desde la última huelga
feminista? ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué nuevas imágenes nos podemos
proponer? El debate, moderado por Patricia Reguero, fue organizado por
El Salto, el pasado sábado en Madrid. Fue un espacio que permitió
“saltar la barrera de las que hacen y las que cuentan”.
Desde el 8 de marzo del año pasado se habla más de feminismo. También en
los medios, que lo han incorporado, de diferentes maneras y también con
distintos propósitos, abriéndole espacio y a través de la incorporación
de responsables de igualdad o género en sus contenidos. Redactoras
jefas de feminismos, mesas especializadas, corresponsalías de género y
redactoras especializadas en casi todos los medios han provocado un boom
de la información feminista y con perspectiva de género.
Ana Requena, redactora jefa de género en eldiario.es, asegura que son
figuras que se están creando en los medios, cuyas consecuencias aún no
podemos medir. “Este cargo se crea para reconocer y dotar a una persona
de la misma capacidad que el resto de jefes de otras secciones”. Lo
cual, si bien tiene consecuencias en la participación de la toma de
decisiones diarias en el periódico, no es la panacea.
Estas figuras no son policías. No son censoras. No son maquillaje.
Son periodistas que ayudan a incorporar la perspectiva de género
transversalmente. Y es que las comunicadoras cumplen una función social,
como puso de manifiesto la capacidad movilizadora que tuvo el
movimiento de ‘Las periodistas paramos’ que se desencadenó poco antes de
la movilización del 8 de marzo del año pasado.
Mercedes Domènech, una de las coordinadoras de este movimiento,
aseguraba el sábado que “supuso la inspiración de muchos colectivos” que
también “pararon”. Y de iniciativas como Comunicadoras 8M, que, según
explicó Sara Plaza Casares, van “a la caza del gazapo en los medios,
especialmente en noticias sobre violencia machista” y lanzan propuestas a
las instituciones, como la de usar las cifras de todas las asesinadas
desde 2003 por violencia de género (984 mujeres), en lugar de poner el
contador a cero cada año, que ha sido incorporada por el Ministerio de
Igualdad.
“Hace un año la huelga feminista no existía”, dijo Laura, de
Comunicación 8M “lo primero que tuvimos que hacer fue imaginarla”. La
huelga se fue construyendo en la medida que se contaba y ya el 7 de
marzo había sido un éxito: las radios y televisiones hablaban de ella en
horarios de máxima audiencia, los periódicos la sacaban en sus
portadas, las redes estaban inundadas con sus imágenes.
“Movimientos sociales y medios de comunicación se vieron afectados”,
dijo Susana Albarrán, Comunicadora social. No pudieron negar lo
evidente: las desigualdades que el feminismo señalaba. Y este, el
feminismo, dejó de ser una palabra denostada. Ahora bien, “lo que vemos
lo vemos mejor, pero lo que vemos sigue estando ahí”, sintetizaba la
integrante de la Comisión 8M, para señalar que “ahora la disputa es por
el relato”.
Un mundo que no existe todavía
Este año, la inercia es hacer lo mismo pero con más gente. Pero eso
no funciona. El reto es hacerlo diferente. El reto es profundizar. El
reto es incluir a todas las mujeres. El reto es “hablar de un mundo que
no existe todavía”, por ejemplo, un mundo sin CIEs o sin brecha
salarial.
Laura Ruiz, de CNT Madrid, explicaba que todavía, en el sector de la
comunicación, muy feminizado, es importante “empoderar a las mujeres a
nivel laboral” y que aun “hay muchas dudas a la hora de afrontar la
huelga” por parte de las profesionales de los medios, que trabajan en
situaciones muy heterogéneas.
“Ojalá no saliera ni una línea ese día”, dijo Cristina P. Fraga,
directora de la agenda AmecoPress, desde el público, refiriéndose al 8
de marzo. “Y al día siguiente informáramos todas del éxito de esta
huelga de mujeres”.
Conviene recordar que la huelga no es solo laboral. Es también
estudiantil. Es de consumo y es de cuidados. Hay distintas formas de
hacer huelga, cada mujer tiene que encontrar su modo. Los hombres
también tendrán que reflexionar acerca de su contribución a la huelga
feminista que, en todo caso, debería estar relacionada con ocuparse de
aquellas tareas que las mujeres desarrollan y facilitar que sus
compañeras, hermanas, madres, amigas, hijas, vecinas, parejas, jefas,
subordinadas, conocidas, puedan hacer huelga ese día.
En la era de la información, denunciar los enfoques machistas de los
medios de comunicación y acompañar a los movimientos feministas son
tareas fundamentales sin las que no puede entenderse el alcance de los
feminismos de hoy. Pero “no vamos a caer en la reacción”, advierten
desde la Comisión 8M cuando se les pregunta por el avance de la
ultraderecha que abandera el machismo. “Nosotras somos las
protagonistas, estábamos ahí antes que Vox”. Y advierten que el
feminismo no puede ser planteado como el freno o la alternativa a la
ultraderecha porque el feminismo tiene un proyecto social que no depende
de ellos.
Foto: AmecoPress
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