Esta semana, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, consideró un avance importante que el feminicidio amerite prisión preventiva,
de acuerdo con la reforma al Artículo 19 constitucional. Además,
aseguró que se reforzarán las políticas para atender este tipo de
asesinatos de mujeres, en los que México ocupa uno de los primeros
lugares en la región latinoamericana.
En 2018, en el territorio mexicano se contabilizaron 786 víctimas de feminicidio, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En más de la mitad del país se ha declarado la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres,
lo que implica un conjunto de acciones de gobierno que deben
implementarse para erradicar la violencia feminicida y permitir que las
mujeres gocen de los derechos humanos más básicos.
Los feminicidios en el estado de México
El estado de México es la entidad con el mayor número de feminicidios. En el 2018 asesinaron a una mujer cada día
–aunque no todos los casos se catalogaron como feminicidios– y hay al
menos 11 municipios que se han planteado declarar una doble 'alerta de
género' ante el número de desapariciones de mujeres y niñas.
En enero, apenas habían pasado
cuatro horas en este 2019 cuando en el estado de México ya habían matado
a una niña. Camila, semidesnuda y golpeada, de solo nueve años, fue la primera víctima. Pocas horas después, a unos kilómetros, un hombre mató a golpes a su esposa, Patricia. Su hija encontró el cadáver. El 2 de enero, otra mujer fue baleada en su auto. Se llamaba Eliza.
Mientras
tanto, el gobernador, Alfredo del Mazo, estaba de vacaciones. No hubo
pronunciamiento oficial. Unos meses antes, en su primer informe de
Gobierno, reconoció que habían aumentado los homicidios en un 80 % entre 2007 y 2017, pero ni una sola vez usó la palabra "feminicidio".
Durante el gobierno de Eruviel Ávila, que gobernó la entidad de septiembre de 2011 a septiembre de 2017, fueron asesinadas 2.510 mujeres.
El
tema finalmente cobró notoriedad después que una pareja fue detenida
por matar a unas adolescentes en Ecatepec. Juan Carlos, el acusado,
admitió haber matado a unas 20 mujeres. De acuerdo con trascendidos, habría reconocido llevar años matando mujeres, quizá para el tráfico de órganos.
Él y su pareja fueron llamados los "monstruos de Ecatepec".
Si bien se considera que él puede ser el mayor asesino serial en
México, denominarlo "monstruo", a pesar de todas las atrocidades que
cometió, así como describir su traumática infancia o sus problemas de
salud mental como si fuera una excepción o un solo caso, invisibiliza la
violencia sistémica que permite que más mujeres sigan siendo
asesinadas.
Algunas causas
Rita Segato, antropóloga
feminista argentina-brasileña, fue una de las especialistas invitadas a
desentrañar lo que sucedía con respecto a los feminicidios en Ciudad
Juárez en el 2006. Había entonces más de 40 hipótesis de las causas por
las que se mataba a las mujeres.
La experta acuñó el término "pedagogía de la crueldad"
para explicar lo que lleva a una sociedad a que en el día a día sus
mujeres estén en peligro, aunque no solamente sea contra las mujeres que
esté dirigida la violencia, sino "contra todo lo que desestabiliza" al
patriarcado. Pero una de las conclusiones más relevantes que expone la
antropóloga es que considera el feminicidio un síntoma y que lo que
lleva a algunos hombres a ser violentos contra las mujeres y contra
otros hombres es "la precariedad de la vida". "La vida
se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato
tiene la obligación de ser fuerte, de ser el potente, no puede más y
tiene muchas dificultades para poder serlo", explicó la especialista.
En la precariedad, Segato
engloba "la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo
tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias
formas…", la falta de oportunidades de trabajo, de estudio y de acceder a
factores de bienestar. "Yo afirmo que los varones son las primeras
víctimas del mandato de masculinidad".
El caldo de cultivo en el estado de México se conforma con la inacción de las autoridades,
la apatía de la justicia, la falta de mecanismos de denuncia y la
impunidad. Las falencias de las autoridades en la entidad están
plenamente documentadas: primero minimizan las desapariciones, incluso
de menores; pierden o traspapelan información de las víctimas; no
cuentan con credibilidad entre la población afectada; falta capacitación
del personal… De los 37 laboratorios forenses certificados que hay en
México, ni uno se encuentra en el estado de México. Ha habido casos de
cuerpos que han sido exhumados tres veces antes de poder hacer las
pruebas que den con su identidad.
Además, no hay protocolo del uso de tecnologías y redes sociales
para encontrar a las víctimas. Guadalupe, madre de una desaparecida,
sabía por la señal de localización del celular de su hija que, un día
después de perder su rastro, estaba a unos 20 minutos de su casa. Las
autoridades no actuaron. Hoy su hija está muerta.
La estrategia
para erradicar el feminicidio en México debe pasar por combatir las
nociones de violencia de género enraizadas en la sociedad y construir
una sociedad que aprenda a detectar las señales de abuso al interior de
las familias o en las comunidades.
En la eliminación de la
violencia todos jugamos una parte y no debemos permitir que el estado de
México siga siendo un cementerio de mujeres.
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