Es uno de los partidos que ha tenido el mayor número de presidentes
en el mundo y también de los que ha tenido mayor número de casos de
corrupción. En la última elección le costó perder ante el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) creado y encabezado por Andrés Manuel
López Obrador.
Se espera que en la celebración de su aniversario se dé a conocer la
convocatoria para la elección de la nueva dirigencia nacional y para la
cual hay un grupo de cinco aspirantes. Pero detrás de todos y cada uno
de ellos, permanece aún la sombra del expresidente Enrique Peña Nieto
quien habrá de ser un factor determinante en el rumbo del priismo.
La nueva dirigencia habrá de enfrentar el derrumbe que sufrió en la
elección federal pasada que dejó al partido no sólo en el tercer lugar
como fuerza política, sino en una crisis estructural que lo tiene
pasmado sin saber qué rumbo tomar para recuperar dos aspectos
fundamentales: seriedad y credibilidad.
Este año el PRI tiene dos compromisos. El primero realizar una
asamblea nacional en la que se contempla cambiar la dirigencia que
actualmente lleva a cuestas la senadora Claudia Ruiz Massieu Salinas y,
al mismo tiempo, dar los primeros pasos para una reforma profunda que
algunos piden sea una refundación de fondo que incluiría además cambiar
de nombre.
El punto clave para la elección de la nueva dirigencia es si habrán
de elegirla por voto abierto a la militancia, lo cual se ve poco
probable porque se requiere de una organización amplia y costosa y,
además, no se tiene un padrón de militantes puntual para un proceso
abierto como el que se plantea. De ahí que seguramente veremos el uso de
los métodos de la elección por asamblea o por delegados políticos.
A la vista hay cinco aspirantes a dirigir el partido: el senador y
exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; la exgobernadora
de Yucatán, Ivonne Ortega; el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz; el
gobernador de Campeche, Alejandro Moreno; y el exrector de la UNAM y
exsecretario de Salud, José Narro.
En el interior del PRI ven con preocupación el perfil de los
candidatos porque difícilmente ven que puedan recuperar la confianza
ciudadana pues tienen un historial de claro oscuros en su paso como
gobernantes, haciendo del uso del poder público un negocio particular.
Es decir, tienen manchas de corrupción que no se olvidan ni se borran en
la memoria pública.
Entre algunos priistas integrantes de la cúpula no rechazan la
posibilidad de inclinarse por el exrector de la UNAM, José Narro, que no
tiene un historial negro como sus compañeros de partido. Y aunque
algunos miran con cierta preocupación su edad de 70 años, otros más
soslayan esto aduciendo que tiene más posibilidades de acercarse a
dialogar con la sociedad que sus otros contrincantes.
Aunque también hay un sector que se inclina por el gobernador de
Campeche conocido como Alito y que tiene un apoyo fundamental: el de
Peña Nieto a quien le operó que se quitaran los candados estatutarios
para que se eligiera a José Antonio Mead como candidato presidencial
ciudadano.
Sin embargo, se ve difícil que Alejandro Moreno cumpla lo que buscan
los priistas, recuperar la credibilidad y la confianza ciudadana, que la
población los mire con seriedad y crean que sí están dispuestos a
cambiar.
Porque la meta fundamental de este proceso de profunda reforma en el
PRI va acompañada de la elección de un líder que ayude a construir una
nueva imagen del partido que remonte el historial de malas actuaciones,
negocios mal habidos, malversación de fondos públicos, vínculos con el
crimen organizado o alianzas con personajes cuestionados de muchos de
sus miembros.
Por cierto…El reto o el desafío del PRI ahora es muy
diferente al del 2000 y el 2006 cuando perdieron la presidencia de la
República. En aquellas elecciones aun conservaban un buen número de
gubernaturas, presidencias municipales y diputaciones locales. Hoy, con
apenas nueve millones de votos conseguidos en la pasada elección del
2018, tiene 12 gubernaturas de 32, 47 diputados de 500, 14 senadores de
128, 550 presidentes municipales de 2011 y 184 diputaciones locales de
mil 123.
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