En una conferencia
mañanera de prensa, que fue interrumpida por una insólita alarma sísmica
en falso (circunscrita de manera extraña al salón donde se desarrollaba
la reunión con periodistas), el presidente López Obrador batallaba para
precisar su postura respecto al modelo de Guardia Nacional (GN) que
minutos después habría de ser aprobado por unanimidad por los
representantes de todos los partidos en el Senado, mismos que luego
darían a ese acuerdo la formalidad procesal en la correspondiente
cámara.
El presidente de la República había buscado, más que un cheque en
blanco, un cheque en verde olivo para enfrentar la creciente incidencia
criminal en todo el país: una irrupción de las fuerzas militares sin
contrapesos reales y sin mayor vigilancia y castigo que la propia
voluntad, ciertamente imperiosa, del titular del Poder Ejecutivo
federal. En la Mañanera de ayer, la más larga del historial, AMLO dejaba
ver objeciones sustanciales al acuerdo senatorial que ya estaba
plenamente procesado, redactado y listo para darse a conocer en público,
e incluso hizo advertencias de pelea política y de denuncias de
presuntas motivaciones de los opositores al modelo de Guardia Nacional
que él deseaba.
El saldo de la primera batalla (muy importante, pero no definitiva en
automático, pues falta la aduana de San Lázaro, plenamente controlada
por el morenismo y sus aliados hasta el nivel, ahí sí, de mayoría
calificada) no parece favorable para López Obrador y sí para dos
partidos en actual situación anémica, el Revolucionario Institucional y
el de Acción Nacional. Desde la minoría (o, aún peor: desde una minoría
que parecería grotesca e ineficaz, a la luz de los tamaños que llegaron a
tener), priístas y panistas lograron doblegar la propuesta de la
avasallante mayoría de Morena y sus varios aliados que, sin embargo, no
ajustaba para la mayoría senatorial calificada que una reforma
constitucional requiere.
Los priístas (con un juego de buenos y malos: los gobernadores
apoyando el proyecto obradorista de GN y los senadores objetándolo, con
Miguel Ángel Osorio Chong como secretario de gobernación de la escuálida
bancada tricolor) y los panistas (con el coordinador de
senadores, Mauricio Kuri, tratando de reflotar el blanco y azul)
obligaron a establecer un mando civil y no militar, degradaron el
intento de crear una junta de jefes militares, forzaron un compromiso de
temporalidad de los militares en las calles (cinco años, se ha dicho) e
impusieron una normatividad muy detallada de lo que puede y debe hacer
la GN.
Sin embargo, y a pesar de esta primera lectura, el ganador a mediano y
largo plazo podría ser el presidente López Obrador. Logró un gran paso
en la colocación de las fuerzas militares en situación constitucional de
mayúscula injerencia en tareas civiles y no pagará ningún costo porque
esa colocación, por acotada que se vea en la letra legal, fue
gozosamente asumida por sus adversarios. Y, si no le gana el ánimo
guerrero extremo, puede mostrarse tolerante y comprensivo.
Además, ayer él mismo se preguntó si la oposición quería que
fracasaran los planes de Palacio Nacional para recuperar la paz en todo
el país. Así que las reformas constitucionales que no hayan sido como él
las pretendía podrían servir como material básico para posteriores
justificaciones si las metas no se alcanzan, con villanos
predeterminados desde ahora.
Por otra parte, aunque parezca irónico, la reinstalación del poder de
las minorías, de las bisagras definitorias en procesos legislativos,
puede ayudar a López Obrador a atemperar las tentaciones del mayoriteo
implacable y a replantear rutas y fases. Falta ver, desde luego, lo que
en San Lázaro defina la mayoría calificada que ya tienen Morena y sus
aliados recientes y muy recientes. Por lo pronto, y aun cuando en México
la letra legal no significa obligatoriamente su cumplimiento práctico,
ayer fueron desmontados los más preocupantes riesgos de militarización
que se pretendían consagrar desde la Constitución reformada.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario