Desde principios del siglo XX,
marzo ha sido un mes clave para las luchas por los derechos de las
mujeres, quienes, a pesar de los persistentes obstáculos, han alcanzado
enormes logros en la búsqueda por garantizar su autonomía física,
económica y en la toma de decisiones.
En América Latina y el Caribe las mujeres han sido capaces de
sobrellevar obstáculos, organizarse y construir una mirada regional, a
la vez que han participado activamente en los debates globales. A pesar
de todos esos esfuerzos, la desigualdad de género continúa siendo un
rasgo estructural de la región.
En nuestros países, la discriminación y la violencia contra las
mujeres se mantiene como problemática que se manifiesta en los hogares,
en los espacios públicos, en los lugares de estudio y de trabajo y que
impacta de manera decisiva en sus posibilidades de generar ingresos
propios, emprender, superar la pobreza y desarrollarse profesional y
personalmente.
Hoy, en nuestro continente, la pobreza tiene aún rostro de mujer: por
cada 100 hombres en esa condición hay 118 mujeres que no logran
traspasar la línea de las privaciones. Un tercio de las latinoamericanas
(29 por ciento) no logra generar ingresos y es económicamente
dependiente. Además, cerca de la mitad no tiene vínculo con el mercado
laboral.
No obstante, más allá de los esfuerzos por reducir la brecha salarial
en décadas recientes, las mujeres perciben salarios 16.1 por ciento
menores a los de los hombres en la misma condición.
Esta brecha se acentúa en las mujeres con mayores años de estudios.
En materia de autonomía física, el fenómeno extremo del feminicidio
ha sido imposible de detener en la región y tampoco muestra señales de
disminución, a pesar de los importantes avances normativos y de política
pública.
Al menos 2 mil 795 mujeres fueron asesinadas en 2017 por razones de
género en 23 países de la región, según datos oficiales recopilados por
el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de
la Cepal.
La tasa de fecundidad en adolescentes es una de las más altas del
mundo, solamente superada en países de África subsahariana. En general,
las naciones latinoamericanas y caribeñas poseen una tasa de maternidad
en adolescentes que está por encima de 12 por ciento, dato que tiende a
ser más expresivo en el grupo de adolescentes de menores ingresos y
menor nivel educativo.
En cuanto a la autonomía en la toma de decisiones, algunos procesos
electorales en la región han permitido contar con una mayor presencia de
mujeres en los parlamentos. No obstante, las mujeres siguen
subrepresentadas en los espacios de toma de decisión.
Los datos más recientes muestran que ellas son solamente la cuarta
parte entre los ministros de Estado y que su participación en los
gabinetes suele concentrarse en carteras de carácter social y cultural,
más que en las referidas a la materia económica.
Además, según los indicadores para el seguimiento y monitoreo de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, la región cuenta con 29.2 por ciento
de concejalas electas en gobiernos a escala local.
En la Cepal tenemos la convicción de que la desigualdad de género,
además de ser injusta, es profundamente ineficiente y es un obstáculo
que conspira para alcanzar el desarrollo sostenible.
Por ello, en esta nueva conmemoración del Día Internacional de la
Mujer, insistimos en la urgencia de reconocer los derechos de las
mujeres y la igualdad como elementos centrales y transversales de toda
acción del Estado para fortalecer la democracia y para un desarrollo
inclusivo y sostenible.
* Secretaria ejecutiva de la Cepal
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