Editorial
La Jornada
El presidente Andrés Manuel López Obrador
señaló ayer que, debido al crecimiento notorio de la delincuencia en la
capital del país, cuando la Guardia Nacional (GN) entre formalmente en
funciones este domingo 30, se desplegará en las 16 alcaldías de la
Ciudad de México, situación que en principio se pensó que no sería
necesaria. En este mismo sentido, el titular de la Secretaría de
Seguridad Ciudadana (SSC) capitalina, Jesús Orta Martínez, afirmó que el
despliegue de la Guardia Nacional será amplio y recibirá el apoyo de
las corporaciones locales, aunque rehusó precisar en cuáles de las mil
700 colonias se dará esta presencia. En contraparte, Claudia Sheinbaum
Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, declaró que los
patrullajes de la Guardia Nacional se centrarán en las alcaldías
limítrofes, ante todo en las del oriente de la capital, mientras que su
presencia en el resto de las demarcaciones estará acotada a la
realización de operativos especiales junto al Comando de Fuerzas
Especiales local.
En primera instancia, parece acertada la reconsideración de dotar a
toda la capital de elementos del cuerpo creado para atender la seguridad
pública a escala nacional, pues resulta inocultable que la
administración pasada heredó a la actual una crisis en materia delictiva
que ha reducido de manera significativa tanto la calidad de vida como
la certeza de los ciudadanos en las garantías a su integridad física y
patrimonial.
Sin embargo, esa misma urgencia de actuar para poner freno a la ola
delincuencial que padece la Ciudad de México, vuelve preocupante la
discordancia declarativa que el mandatario federal y la jefa de Gobierno
capitalina mostraron ayer en torno al despliegue de la nueva
corporación policial: ante la entendible consternación que la
problemática de seguridad pública genera en la ciudadanía, la claridad y
la coordinación entre niveles de gobierno resultan de particular
pertinencia en todo lo tocante al tema.
Por otra parte, no debe olvidarse que la entrada en funciones de la
Guardia Nacional tiene una serie de implicaciones, la primera de las
cuales es la referente a su interacción con las corporaciones policiacas
existentes en la Ciudad de México, las cuales operan bajo principios
distintos y, debido a su dilatada presencia cuentan con un mayor
conocimiento del terreno, pero también arrastran vicios heredados.
Cabe esperar que este domingo, cuando la Guardia Nacional arranque
formalmente sus labores, hayan quedado completamente resueltas las
discrepancias y los posibles problemas de comunicación con respecto a
sus tareas en la capital del país, de tal manera que –en conjunto con
las corporaciones locales– cumpla su encomienda de devolver a los
ciudadanos la tranquilidad y la confianza que les han sido negadas en
los años recientes.
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