Foxada contra López Obrador
Marcha de la desesperación
Protestas para consumo externo
Peña y Videgaray a declarar?
Es tanta la actual aridez
intelectual y política en el campo opositor al gobierno de Andrés Manuel
López Obrador (AMLO) que sus estrategas cometen errores tan elementales
como la convocatoria a una marcha dominical de protesta que
difícilmente podrá dar cuenta de un considerable rechazo a las políticas
del actual presidente de la República.
Ya en otras entregas de esta columna se ha hablado del continuo
fracaso de esa oposición, que no ha podido hacerse de discurso,
organización y bandera adecuados para enfrentar al todavía muy fuerte
obradorismo. Llamar a las calles para medir fuerzas con el nuevo poder
dominante, un día antes de que éste se manifieste en el Zócalo
capitalino, sólo podría ocurrírsele a alguien con una brújula tan
equívoca como es Vicente Fox Quesada, cuya traicionera conducta política
(botar al PRI de Los Pinos, para luego terminar como priísta sin
credencial) lo descalifica claramente para pretender una movilización
relevante y considerable.
Fox Quesada pretende articular alguna forma de protesta que permita
activar fórmulas mediáticas nacionales y, sobre todo, extranjeras, que
hablen de un creciente enojo popular y del
surgimientode un movimiento social de rechazo a López Obrador y el partido Morena. Esas fórmulas de cacerolismo inducido han servido en otros países para ir erosionando poderes populares o de tendencias progresistas. Fox, siempre servidor de intereses extranjeros, pretende crear un ambiente de tensión semejante a lo sucedido en 2006, cuando propició la propaganda socialmente divisoria e intimidante que postulaba que López Obrador era un peligro para México.
Una oposición seria y respetable no aceptaría tener como convocante a
un personaje de credenciales tan nefastas como Fox Quesada. En
realidad, el aventurerismo político del ex gobernador de Guanajuato, y
luego presidente de México, podría causar un revés notable a quienes
están en contra de las políticas de López Obrador si es que no consiguen
juntar una cantidad suficiente de personas que demuestre el crecimiento
de un presunto hartazgo contra AMLO, que las propias casas
encuestadoras de opinión pública siguen reportando en proporciones muy
bajas.
Ya hubo en mayo otro intento de mostrar músculo masivo, con un
resultado contraproducente. Ya se verá si en este nuevo intento se
rebasan de manera espectacular las cifras de aquella manifestación
realizada en el Ángel de la Independencia. Por lo pronto, la fuerza
obradorista trabaja a todo vapor para volver a la Plaza de la
Constitución (conocida como Zócalo) que en otras ocasiones ha sido
llenada por completo. La comparación entre domingo y lunes es
inevitable. Una especie de medición placera (los opositores, en el
Monumento a la Revolución) a un año del apabullante triunfo electoral de
López Obrador.
El abogado Javier Coello Trejo suministró a la imaginación popular la
expectativa de una estampa inusitada, histórica: un ex ocupante de Los
Pinos compareciendo a una diligencia judicial relacionada con actos de
corrupción y lavado de dinero. No solo él: también debería participar en
esos escarceos el virtual vicepresidente ejecutivo del sexenio recién
pasado. Es decir, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso deberían
rendir testimonio ante jueces respecto a lo sucedido en el caso de
Agronitrogenados, un muy pequeño botón de muestra de la corrupción
habida durante el periodo presidencial 2012-2018.
Falta ver si se sostienen los amagos de Emilio Lozoya, hechos por la
vía de su representante legal, o se diluyen en la medida que el
mexiquense Peña Nieto atienda el mensaje reiterado de quien fue su
subordinado en la campaña presidencial de 2012 y luego en Pemex, y que
ahora, ante el riesgo de hundirse en solitario ante uno, solo uno, de
los casos de corrupción que se le han imputado, advierte a sus ex
compañeros de andanzas que los jalaría hacia esos abismos aunque fuera
en condición de declarantes a título testimonial.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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