PND: legalidad contra realidad
Textos siempre desdeñados
Pemex y la letra chiquita
Sheinbaum y la Guardia Nacional
ra de un documento que les permita transitar
por territorio mexicano hacia Estados Unidos.Foto Afp
Está sobre la mesa otro de
esos debates que tienen como punto de referencia el apego a una
legalidad muy poco cumplida en el pasado. Voces empresariales y de
oposición partidista a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador se
han manifestado en contra del texto y los alcances del Plan Nacional de
Desarrollo que ayer fue aprobado en la Cámara de Diputados. Consideran
que es un documento superficial, demagógico, que no cuenta con una
verdadera visión estratégica.
El choque de posiciones forma parte de una realidad política vigente:
el presidente de México tiene un poder político tan amplio que, en
términos reales, va haciendo lo que cree necesario ante el cuadro de
desastre que heredó, bajo la consideración, ya expresada en ocasiones
anteriores, de que la justicia está por encima de las leyes. Es decir,
en la realidad verdadera de nuestro país, el mencionado Plan Nacional de
Desarrollo, que debe regir a lo largo del sexenio andresino, forma
parte del conjunto de normas que no fueron respetadas en sexenios
anteriores, sino constante e impunemente violadas y, ante eso, lo que es
llamado la Cuarta Transformación no asigna mayores cuotas de cuidado o
precisión a documentos que, siendo muy importantes en la letra
constitucional, guías obligatorias de acción para los gobernantes si
estos hicieran caso de las leyes, han sido desdeñados o francamente
violentados por los ocupantes de Los Pinos.
En ese sentido, y en un escenario generalizado de acomodos y
reacomodos profundos, de recortes presupuestales y replanteamientos
operativos trascendentes, el aferramiento a denunciar la fofez de un
Plan Nacional de Desarrollo es solamente un episodio más de la oposición
de élite al obradorismo en busca de una bandera política redituable.
Estando el horno como está, una guerrita por los bollos conceptuales.
Será necesario leer la letra chiquita de los contratos y que los
especialistas desmenucen los términos de los acuerdos celebrados ayer
entre el gobierno mexicano y veintitrés bancos nacionales y extranjeros
(entre los cuales están 14 de los 20 más importantes del mundo, según
explicó el presidente López Obrador) pero, por lo pronto, da un respiro
de imagen y, previsiblemente, en los mercados, el que se hayan renovado
líneas de créditos revolventes por más de 8 mil millones de dólares para
fortalecer a Petróleos Mexicanos.
Es imposible desligar este acuerdo de los similares que
históricamente firmaron administraciones priístas y panistas para dar
respiro a empresas paraestatales, así que será imprescindible revisar
los documentos para enterarse de las ventajas obtenidas por esos bancos
que en ninguna parte del mundo se mueven por propósitos altruistas, sino
por la búsqueda de la máxima ganancia para sus capitales.
La realidad ha doblado el inicial rechazo de Claudia Sheinbaum a que
la Guardia Nacional actúe en la Ciudad de México. Con índices muy
preocupantes de crecimiento de la criminalidad y con episodios
específicos, relacionados con jóvenes, que han generado desde
desasosiego hasta franca protesta, la jefa del Gobierno capitalino ha
aceptado la decisión del presidente López Obrador de que calles de
ciertas alcaldías chilangas sean patrulladas por los elementos de
predominancia militar que ahora actúan con uniforme novedoso.
Asumir la necesidad de una fuerza federal es una forma de aceptar que
las capacidades locales no han sido suficientes para enfrentar el furor
delictivo reciente. No hay un demérito en reconocer tal precariedad
local, pues así sucede en todos los estados del país, donde los
gobernadores no sólo reconocen su derrota ante los embates del crimen
organizado (y, también, del desorganizado), sino que abiertamente exigen
a las instancias federales que se hagan cargo casi absoluto del
correspondiente caos regional.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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