Miguel Concha
La Jornada
Ante la ratificación del
dictamen sobre el nuevo acuerdo de libre comercio o Tratado
México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), por parte del Senado de la
República, es necesario reflexionar seriamente y advertir algunas de las
graves consecuencias de su aprobación para nuestro país, en su
controversial estado actual. Especialmente dos, que de manera
indiscutible están relacionadas con los derechos humanos: la
participación ciudadana y las serias afectaciones que el T-MEC traerá en
diversos ámbitos.
Uno de ellos el que comprende al mundo agrícola, al cuidado de la
naturaleza y al rescate del campo. De conformidad con lo dicho, una
primera problemática del T-MEC es la violación del derecho a la
participación ciudadana, estrechamente vinculado con el de información.
Por desgracia, el éxodo centroamericano de miles de personas que siguen
cruzando nuestro país para llegar a Estados Unidos, en búsqueda de una
vida mejor, así como la amenaza de la administración del presidente
Trump de imponer aranceles a México, si no detiene a como dé lugar los
flujos migratorios, entre otros acontecimientos, han sido el escenario
perfecto para que las autoridades mexicanas implicadas en el T-MEC lo
negocien en la oscuridad y a espaldas de la opinión pública.
Por ello, más de 100 organizaciones y redes de la sociedad civil
solicitaron el lunes pasado a las senadoras y senadores la aplicación
del Parlamento Abierto en las deliberaciones acerca del T-MEC, antes de
su ratificación (http://derechoshumanos.org.mx/ parlamento-abierto-tmec).
Recurso que no buscaba otra cosa que la puesta en marcha de los
derechos a la información y a la participación que tenemos las
ciudadanas y los ciudadanos para conocer con transparencia lo que
realmente sucede, con el fin de poder emitir nuestra opinión sobre las
decisiones que afectan al país, y que ésta sea considerada, una de ellas
precisamente la ratificación del T-MEC.
Sin duda alguna, la aplicación del Parlamento Abierto habría generado
las condiciones para transparentar el proceso de la negociación del
T-MEC y contrarrestar los intereses empresariales y del sector privado
que están comprometiendo el ejercicio de los derechos humanos, así como
para fortalecer la democracia mediante la participación ciudadana de
personas expertas, académicas e integrantes de las distintas
organizaciones civiles y sociales con especial interés en el T-MEC, y la
de los grupos más directamente implicados.
Ahora bien, una segunda problemática radica en las afectaciones que
el T-MEC traerá a diversos ámbitos, debido a las asimetrías y
desigualdades económicas, políticas, tecnológicas y culturales entre
México, Estados Unidos y Canadá. ¿Cuáles son, pues, algunos de esos
ámbitos? Entre ellos destacan el laboral, el campesino, la salud, la
alimentación, las mujeres, el medio ambiente, la resolución de
controversias entre empresas y Estados, el enfoque intergeneracional y
los movimientos sociales.
Sólo para explicitar ciertas afectaciones a uno de esos ámbitos,
pongamos por ejemplo la vulnerabilidad agroalimentaria que traerá la
ratificación del T-MEC, porque, de conformidad con declaraciones de
personas investigadoras y especialistas, permitirá, entre otras cosas
patentar genes y variedades de semillas, limitará el uso e intercambio
de éstas por parte de los agricultores, atentará contra la biodiversidad
y abrirá la posibilidad del cobro de regalías por parte de empresas
trasnacionales. Asimismo, por el consumo de alimentos potencialmente
dañinos y riesgosos para la población, como son los procedentes de
numerosos cultivos transgénicos, los ultraprocesados, y aquellos con
aditivos químicos, la ratificación del T-MEC afectará el derecho a una
buena alimentación.
Dicho de otra manera, por no exigir suficientes barreras y
restricciones que verdaderamente lo garanticen, la ratificación del
T-MEC violará el derecho humano a la alimentación. Desde la falta de
transparencia en las negociaciones, hasta la afectación contra los
grupos más vulnerables y más directamente implicados de la sociedad,
resulta evidente que la presurosa ratificación del T-MEC por parte del
Senado mexicano pondrá en riesgo la promoción, el respeto, la protección
y la garantía del derecho a la alimentación de las mexicanas y los
mexicanos.
Finalmente, es indispensable manifestar el desconcierto de la
ciudadanía por la falta de apertura a la aplicación del Parlamento
Abierto, por la ausencia de la discusión pública y la participación
ciudadana, así como por las afectaciones que empiezan a tener la
ratificación del T-MEC. Pero no sólo eso, sino que, frente a su
imposición, y con la convicción de que este tratado no es la única ni la
mejor salida, tenemos un gran reto por delante: no declinar en el
propósito de seguir pensando creativamente alternativas de modelos o
formas distintas de relaciones económicas, echando mano de las valiosas
experiencias de comunidades, movimientos, redes, organizaciones,
productores, y personas expertas y académicas.
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