Gilberto López y Rivas
La Jornada
El Congreso Nacional
Indígena–Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG) y el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) convocaron recientemente a una Campaña
por la vida, la paz y la justicia en la montaña de Guerrero para romper
el cerco impuesto por grupos criminales que, aliados con los malos gobiernos, pretenden acabar el poder de abajo con el terror y la violencia, porque saben que es ahí donde ellos serán derrotados.
Esta convocatoria, de carácter urgente, exhorta a llevar acabo las
acciones necesarias, paralelas y simultáneas, para desmontar la
considerada guerra de los poderosos en contra de la vida de la humanidad
y el planeta entero, y la que denominan
guerra narco-paramilitar en contra de pueblos y comunidades miembros del Congreso Nacional Indígena.
El 4 de mayo pasado, fueron secuestrados y asesinados el concejal
nahua José Lucio Bartolo y el delegado Modesto Verales Sebastián, de las
comunidades indígenas de Xicotlán y Buenavista, respectivamente. El 23
de mayo, en las inmediaciones del Chilapa, Guerrero, fueron privados de
la libertad, asesinados y descuartizados los integrantes de la policía
comunitaria de las comunidades nahuas de Tula y Xicotlán, Bartolo
Hilario Morales (comandante), e Isaías Xanteco Ahujote, promotores del
Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (CIPOG-EZ), que,
en un comunicado, especifica: “Es importante señalar que nuestros
compañeros asesinados y sus comunidades llevan años organizando su
policía comunitaria para resistir la violencia, la extorsión y la
imposición de la siembra de la amapola por parte de dos grupos
criminales, los Ardillos y los Rojos, quienes
controlan las presidencias municipales de la región, cuentan con la
complicidad del Ejército mexicano y de las policías estatales y
municipales...”
Para el CIPOG-EZ está clara la relación entre el desarrollismo del
gobierno actual, con sus megaproyectos, y los diversos tipos de actores
armados que operan en los territorios indígenas, así como el papel de la
autonomía como instrumento esencial de resistencia y rebeldía
anticapitalistas: “Los pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas,
estamos resistiendo no sólo a los megaproyectos con los que los dueños
del poder se apropian de la naturaleza y la tierra, también en contra de
la muerte, miedo y desolación que sus grupos armados imponen en todo el
país. Aunque tengan la camisa de los Rojos, los Ardillos
o las fuerzas represivas del mal gobierno, el poder del dinero y la
ambición por hacerlo ganancias basadas en el sufrimiento de los pueblos,
los hace uno mismo. Construir esa paz y autonomía para los pueblos de
Chilapa y la región es el horizonte por el que luchan nuestros hermanos
asesinados por el capitalismo neoliberal.”
El CNI-CIG-EZLN está convocando a una caravana que partirá de
Amilcingo, Morelos, el día 12 de julio, para estar los días 13 y 14 en
Acahuehuetlan, Chilapa, Guerrero. Paralelamente, se invita a un acopio
de alimentos, medicamentos y recursos económicos en los lugares y la
cuenta del CNI-CIG que se especifican en la convocatoria.
La finalidad es visibilizar la crisis humanitaria de regiones enteras,
en las que no pueden entrar alimentos y medicamentos, ni sembrar la
tierra
ante el riesgo de ser asesinados en la parcela, o el no poder tener abiertas las escuelas por temer un posible ataque a nuestras hijas e hijos.
Pero la guerra contra el CNI-CIG no sólo tiene lugar en el estado de
Guerrero. En toda la geografía nacional se aplica la estrategia de
guerra irregular descrita en los manuales de la Sedena. En carta contra
la militarización y en solidaridad con las comunidades zapatistas y los
pueblos indígenas de México, reconocidos intelectuales de México y
ámbito mundial, externaron su preocupación por la creciente actividad
militar en territorios zapatistas, y señalan:
Nos preocupa enterarnos de los recientes homicidios de integrantes del Congreso Nacional Indígena y del Concejo Indígena de Gobierno. Nos preocupa la posibilidad de que esta nueva administración, como sus antecesores, liberales o conservadores, nuevamente orille a los pueblos indígenas al borde del exterminio.
Zósimo Camacho contabiliza al menos 117 integrantes del CNI
asesinados desde su fundación en 1996, y destaca: “Andrés Manuel López
Obrador cumple medio año de haber asumido la Presidencia de la
República, tiempo en el que 10 casos se sumaron a la larga lista de
asesinatos y desapariciones contra activistas indígenas de esta
organización (…) Nadie ha sido detenido por estos asesinatos y las
investigaciones no avanzan. La muerte, en lo que va de la
cuarta transformacióntiene permiso si de indígenas se trata” (Contralínea, 17/06/19).
Por acción u omisión, el Estado mexicano debe responder por estos crímenes.
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