El 21 de junio es un día muy importante para los mayas de la península mexicana. Es la fecha en que comienza el Saq’ Q’ij,
conocido como solsticio de verano entre la población mestiza, época que
denota días claros, luminosos y resplandecientes, cuando el padre sol
detiene su viaje para anunciar el N’imla’j, el día más largo
del año. Entre los mayas el suceso es motivo de grandes ceremonias y
fiestas para agradecer al Dios Sol todos los bienes que ha dado, pero
sobre todo para que los pueblos se alineen con los astros y la energía
que irradian y el equilibrio del mundo pueda continuar. Tal vez por eso,
dicen los mayas de la península, el pasado 21 de junio tres hechos
distintos convergieron en ahí en torno a un asunto del cual depende su
futuro: la construcción del Tren Maya.
Uno de esos eventos fue protagonizado por el Presidente, que en una
gira por la península visitó los tres estados que la integran
prometiendo obras y entregando recursos fiscales a los beneficiarios de
sus programas sociales. Inició el 21 de junio por Yucatán y terminó dos
días después en Quintana Roo, justo los tres días sobre los que se mueve
el Saq’ Q’ij maya. En Yucatán participó en una reunión
convocada para informar al público de los beneficios que tendrá la
construcción del Tren Maya, sólo de sus beneficios, nada sobre sus
impactos negativos. Ese día 18 organizaciones productivas, culturales,
ejidales y diversos colectivos hicieron público un manifiesto producto
de dos días de liberación en la ciudad de Mérida, para analizar la
política del gobierno de la Cuarta Transformación. En sus conclusiones,
entre otras cosas anotaron:
“Oleadas de promesas de cambio fluyen en los caminos de nuestros
pueblos, en nuestras asambleas y nuestras familias; historias que hablan
de un futuro luminoso, de la llegada del desarrollo y los beneficios
para nuestras comunidades con el Tren Maya. La tierra de los pueblos
mayas en la península de Yucatán está siendo, más que nunca, ofrecida y
subastada al mejor postor, aquel quien engaña a nuestra gente y viola y
desmiembra nuestros territorios con el afán de crecer sus capitales. La
agroindustria, el turismo masivo, los megaproyectos solares y eólicos y
los desarrollos inmobiliarios crecen de manera descomunal,
recrudeciéndose el despojo y devorando insaciablemente la vida, nuestra
vida. De esta manera se conduce por manos ajenas el proyecto de
reordenamiento integralde nuestra Madre Tierra, que busca cambiarle el rostro a la península de Yucatán y a sus habitantes mayas, aún poseedores legítimos y legales de la tierra que nos fue reconocida gracias a la lucha de nuestros antepasados”.
Otro grupo de mayas se reunió el 21 de junio en el municipio de Carrillo Puerto, Quintana Roo. Kana’antik k-lu’umo’ob, fue el lema bajo el cual dialogaron y según una de las mujeres participantes, significa
preservando nuestro territorio. Dos fueron los ejes de su discusión: la construcción de autonomías indígenas y la defensa del territorio como una manera de construir un futuro diferente. Las críticas a los gobiernos afloraron por todas partes advirtiendo lo rápido que está olvidando sus propuestas de campaña para correrse a la derecha de quienes lo apoyaron porque creyeron en sus promesas. Sobre el Tren Maya lamentaron que no se dé a conocer el plan para su construcción, que lo que más abunden sean los rumores sobre la obra y las amenazas para que los ejidatarios vendan sus tierras, como sucede en los alrededores de la laguna de Bacalar.
Ante esta situación ambas reuniones concluyeron que es necesario
valorar lo que tienen y a partir de ello organizar la defensa de su
existencia que, según su expresión, pasa por vivir con honor y dignidad,
cosa que actualmente no sucede porque todos los desprecian y no los
toman en cuentan para la construcción del futuro. Much’ Ximbal
se escuchó por el recinto donde la reunión se celebraba y todos
asintieron porque, dicen, significa caminar juntos. Para lograrlo
proponen rescatar su cultura y crear condiciones para que florezca, para
que los pueblos mayas vuelvan a ser fuertes, defender lo que existe
porque lo han construido con los saberes de las abuelas y los abuelos,
con la tenacidad y rebeldía de hombres y mujeres que han permitido el mantenimiento de una cultura en torno a la milpa maya, espacio generador y unificador de nuestro pensamiento y nuestra sabiduría, alimento y reproducción de la vida; referente universal de la convivencia con la tierra y fuente de la nutrición familiar.
El Much’Ximbal y el Kana’antik k-lu’umo’ob se unieron y fortalecieron en el N’imla’j.
Unidos para la preservación del territorio, forma y fondo sobre cómo
los mayas trazan su horizonte. Un proceso muy alejado de las acciones
del gobierno de la Cuarta Transformación pregonada por el gobierno,
porque no es el camino de los pueblos y nadie los ha invitado a
caminarlo. El Saq’ Q’ij, dicen, envía sus señales. Está en los hombres y mujeres saberlas interpretar.
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