Este año se cumple un siglo de la prohibición de la
marihuana. Para que su legalización no se quede en promesa, desde el
inicio de año, un grupo de activistas que impulsan la causa preparan sus
acciones para que 2020 sí sea el año en que la semilla de la regulación
empiece a germinar
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Tonatiuh Barranco
La imagen parece un cliché. En un pequeño cuarto de algún edificio
del Centro Histórico de la Ciudad de México tres hombres están reunidos
en torno a una mesa plegable, bajo una luz que contrasta sus figuras. Al
centro, hay un mapa. Señalan y discuten sobre él, como si urdieran el
próximo gran golpe de su revolución. El ruido de la calle se cuela por
la ventana mientras la tarde cae.
En esta reunión del Movimiento Cannábico Mexicano, los tres
activistas trazan sus líneas de acción para seguir presionando a las
autoridades mexicanas, en caso específico a la Cámara de senadores, para
que regule el uso de la mariguana en México. Creen que este año que
comienza, un siglo después de la prohibición del consumo de esta planta,
es propicio para sembrar la semilla de un cambio en esta política.
El rumor de la legalización subió de tono después del primero de
julio de 2018, junto con la llamada Cuarta Transformación. Unos meses
después, como senadora, Olga Sánchez Cordero, ahora secretaria de
Gobernación, asomaba con una iniciativa para regular su uso lúdico,
médico y comercial. primeras iniciativas de ley.
Un año después, la esperanza de los activistas en los legisladores
decae, a pesar de que, por mandato de la Suprema Corte de Justicia,
deberán tener el tema listo antes del 30 de abril. “Yo nunca he sabido
que los senadores cumplan un plazo”, dice sin mucha esperanza Pepe
Rivera, del Instituto Mexicano del Cannabis, integrante del Movimiento
Cannábico.
Ante tal escenario, las esperanzas y esfuerzos de este grupo parecen
estar de nuevo a la Corte, que deberá tomar cartas en el asunto si los
senadores no cumplen con el plazo señalado.
El camino andado
El sinuoso camino de la legalización inició con una serie de cinco
amparos sometidos ante la Suprema Corte en 2017 por ciudadanos, que
demandaron su derecho de cultivo y uso personal de la marihuana
La aprobación del quinto amparo dejó asentadas las bases para
levantar la prohibición a esta droga. Según la Corte, prohibir su uso
personal viola dos derechos humanos: el libre desarrollo de la
personalidad y a la salud. (El uso personal incluye el uso lúdico,
religioso, recreativo y espiritual, explica el Movimiento Cannábico).
Fue entonces que la Corte ordenó al Congreso de la Unión iniciar los
trabajos correspondientes con la legalización. El 31 de octubre del año
pasado era el límite original para que el Congreso tuviera listo y
regulado el asunto, sin embargo, no cumplió.
Días antes de esa fecha, el Movimiento Cannábico inició un plantón frente al Senado
para recordarle a los senadores que el tiempo se les agotaba. En el
campamento era común que a las cuatro de la tarde con veinte minutos los
aires se espesaran y los humos empezaran a llenar el ambiente con olor a
mariguana. Era un recordatorio para los legisladores.
Después de el primer fallo del Senado, en una decisión que algunos
califican de histórica, la Corte dio una prórroga (asegurando que era
única e irrepetible) que recorrió el límite hasta abril.
Mientras inicia el próxima periodo de sesiones y los senadores
inician sus trabajos, el Movimiento Cannábico no deja de seguir con sus
protestas. El pasado 26 de diciembre sembraron una planta de marihuana
en las jardineras del Ángel de la Independencia, donde los aficionados
al futbol celebran las victorias de sus equipos y las quinceañeras se
retratan con sus chambelanes.
El resultado era previsible. Alguien se llevó la planta. Pero el
movimiento lo habían anunciado: si arrancaban su “arbolito de navidad”
–como le llamaron–, sembrarían otros dos, y así sucesivamente.
Durante la reunión, Pepe, un hombre alto y grueso, con el cabello a
rape un poco crecido que denota unas canas, anuncia y planea la siembra
de otras cuatro plantas. Sin embargo, ese no es el gran plan que traman
en el mapa.
Un año clave
En el pequeño cuarto del centro de la ciudad, los tres integrantes
del club cannábico siguen discutiendo sus planes. Mientras hablan, las
volutas de humo no dejan de llenar el ambiente. Una de las posibilidades
en torno a legislación es que los senadores escupan una normativa al
vapor, que acabe por no decir nada. “A nadie le conviene que se legisle
de forma insensata”, dice uno de ellos, con la nariz clavada en el
mapa.
Eso daría al traste con cualquier idea progresista de legalización,
explica después Pepe, porque entonces se tendría una ley que acabaría
siendo letra muerta.
Otra opción es que, en efecto, los legisladores fallen en cumplir con
la fecha límite marcada por la Suprema Corte, y entonces, es que se
empezarían a desenvolver los planes del Movimiento Cannábico. De ser
así, el primero de mayo, un día después del límite, podrían pedir a la
Suprema una declaratoria de inconstitucionalidad.
Es decir, que como los cinco amparos ya emitidos crearon
jurisprudencia y obligan a cambiar las leyes del país, y los
legisladores fallaron en crear leyes para garantizar los derechos que
los amparos confieren, entonces la Suprema Corte podrá, de alguna
manera, tomar atribuciones legislativas y cambiar leyes para garantizar
dichos derechos.
Según Pepe Rivera, que recita los lineamientos existentes y los
vericuetos legales de memoria, como una computadora a la que le haces
una pregunta y te responde inmediatamente, esta ruta de acción cuenta
con el apoyo de la magistrada Norma Lucía Piña Hernández.
“De llegar a esos casos, la Suprema Corte tomaría los cinco artículos
de la Ley General de Salud y los tacharía completos”, explica el
experto el tema.
Como si fuera una enciclopedia cannábica, el expertis de Pepe en el
tema es insoslayable. No solo conoce las normativas al pie de la letra,
sino que también conoce la historia de la prohibición de las drogas, los
tratados internacionales que podrían permitir su consumo y uso, así
como las maneras de consumo, transporte y hacer un negocio. En pocas
palabras, es como un gurú de la Marihuana.
¿Cómo es que sabe tanto del tema? “Es mi TDA”, responde
inmediatamente. “El TDA no es que no te deje concentrarte, solo hace que
haya cosas que no peles las cosas que no te hagan producir dopaminas”.
Mientras lo dice, la pantalla de su computadora muestra un intrincado
mapa de los actores legislativos que históricamente han impulsado la
legalización de las drogas y aquellos que abogan por una política de
seguridad y criminalización. Es bastante claro qué intereses hacen que
Pepe produzca dopaminas.
Quién quiere ganar
Durante la planeación de sus acciones maestras para este 2020, el
Movimiento Cannábico pica piedra para poder dilucidar cómo incluir a
todos los actores que tienen algún tipo de interés en la legalización.
Desde la gente que cultiva, hasta los que importan productos para su
consumo, pasando por los usuarios y las empresas farmacéuticas y los
empresarios que tienen puesta su mira en un mercado que se estima podría
llegar a los 2 mil millones de dólares en el país.
“Hay muchos que se cuelgan de nuestros plantones”, dice otra de las
personas en la reunión. Lo vieron durante el plantón que mantuvieron en
octubre frente al Senado. Era común que llegaran personas a vender
aditamentos para fumar mariguana o incluso drogas. Desmarcarse de ellos
luego resulta difícil.
Una queja común del grupo de activistas son los “pachecos de closet”,
que salen a las marchas cannábicas y presumen sus fotos en instagram
con la etiqueta #420 (hora y número asociado al consumo de marihuana a
nivel mundial), pero que en sus vidas diarias poco hacen para apoyar la
legalización.
En su estrategia, están conscientes, deben incluir a todos estos
actores y todos deben de jugar un rol de acuerdo con sus posibilidades
y los intereses que tienen.
Según ellos mismos, la estrategia de la inconstitucionalidad -que
bajo todas sus apuestas es la más probable- es la que más beneficiaría a
los consumidores, y no a otro grupo interesado en la legalización, como
los empresarios o las farmacéuticas.
Realizar plantones y plantaciones demuestra que los consumidores de
marihuana tienen todas las herramientas para desarrollar su personalidad
(el argumento máximo bajo el que se ampara este grupo) en torno a la
mariguana.
“Nuestra estrategia demuestra que como consumidores no necesitamos a
nadie. Sabemos cómo cultivar la planta, y las semillas ya están rolando
por todos lados, en realidad, como usuarios solo necesitamos una
legislación que nos dé libertad para hacer eso”.
El 15 de marzo de 1920 se publicó en la Gaceta Oficial un decreto,
basado en la eugenesia y el racismo, titulado Disposiciones sobre el
cultivo y comercio de productos que degeneran la raza. En él se sentaron
las bases para prohibir la marihuana. Este año, el colectivo espera
terminar con ese régimen.
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