El sector empresarial que más
empleos crea es el de los pequeños y medianos negocios, conocidos como
pymes. Son mas de 4 millones, aportan 42 por ciento del PIB y 78 por
ciento del empleo. Están muy urgidos de dinero después de un mes de
paro. Tienen que pagar sueldos, proveedores, la luz, la renta, y los
dueños viven del mismo negocio. Han sido lanzados tres programas de
financiamiento que abarcan un espectro muy amplio. Uno, el programa del
presidente López Obrador y sus 3 millones de créditos. Un primer
segmento abarca un millón de créditos de 25 mil pesos a las pequeñas
empresas inscritas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que
no han despedido trabajadores a raíz de la emergencia sanitaria. Los
créditos son a tasa de 6.5 por ciento anual, y se pagan con
mensualidades de 850 pesos. Dos: el plan de financiamiento por 250 mil
millones de pesos gestionado por el Banco de México como parte de un
mecanismo de 750 mil millones. Esta semana deberán conocerse los
detalles. Ayer se informó del número tres: una estrategia conjunta del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID Invest) –su representante en
México es Tomás Bermúdez– y el Consejo Mexicano de Negocios, que preside
Antonio del Valle Perochena. Es un programa de alto voltaje: son
créditos revolventes, en pesos y en dólares, con base en factoraje
inverso. Su cuantía es de 12 mil millones de dólares y su alcance de 30
mil mipymes. Cuentan con el respaldo de la Secretaría de Hacienda. En
resumen: los tres programas cubren ampliamente al sector de las empresas
micro, pequeñas y medianas. Necesitan amplia difusión y una gran
simplicidad y rapidez en la tramitología para ser efectivos.
El salario
mínimo vital
El gobierno de España, tras fuertes discusiones de su partidocracia, aprobó que se aplique el ingreso
minimo vitala partir de mayo. La medida persigue garantizar que las personas económicamente más vulnerables cuenten con ingresos con los que puedan afrontar la crisis. Según el Ministerio de Seguridad Social, se podrán beneficiar más de un millón de hogares. En México no se ha adoptado una política semejante; sin embargo, podría ser implementada con facilidad al permitir a los trabajadores que retiren dinero (son sus ahorros), con menos requisitos y de forma simple, de su cuenta de las Afore. Pero al cártel no le conviene, porque si maneja menos recursos gana menos dinero. Las Afore controlan a las dependencias de gobierno que deberían regularlas.
Solidarios
Agradeció el Canciller Marcelo Ebrard el donativo por 5
millones de euros en medidas de apoyo que recibió el gobierno mexicano
de la Unión Europea.
México agradece a la Unión Europea su solidaridad y respaldo. Coincidimos en la imperiosa necesidad de afrontar las graves consecuencias sociales de la pandemia Covid-19. Se agradece al doble porque el virus golpea de manera muy dura a los europeos.
Empresarios, (otra vez) a la carga
Tres días de sesiones críticas
Salazar, De Hoyos y Díez Morodo / Zoé, Monclova y
descuidos
Ala par de movimientos
grupales abiertamente contrarios al Presidente de la República e
incluso convocantes a su destitución con procedimientos legales o sin
ellos, continúa la articulación del frente empresarial y ciudadano
(Freci) que, para esta semana, ha organizado 11 mesas virtuales de
debate y propuestas sobre las medidas que la nación debe realizar frente
a las crisis derivadas del Covid-19.
Los 12 dirigentes nacionales de las cámaras y organismos de la
iniciativa privada, integrados en el Consejo Coordinador Empresarial,
que preside Carlos Salazar Lomelín, participarán de lunes a miércoles en
sesiones a través de Internet que, en esencia, buscarán apuntalar la
tesis de que el gobierno de la República no tiene un buen plan para
enfrentar las crisis en curso (la sanitaria y la económica, cuando
menos) y que, ante esa carencia peligrosa, debe impulsarse un plan o
acuerdo de espectro muy amplio que sustituya o complemente la visión
gubernamental. En estos debates, denominados
Conferencia Nacional para la Recuperación Económica, podrán participan empresarios y ciudadanos en general.
Además de fortalecer la tesis arriba mencionada, los líderes
empresariales tendrán la oportunidad de explorar formas alternas de
producción informativa y discursiva que intenten contrarrestar la fuerza
marcadora de agenda nacional que son las conferencias presidenciales
mañaneras de prensa.
Para el cierre de esas sesiones, el miércoles, se colocó a dos
personajes significativos: el penúltimo compareciente será Gustavo de
Hoyos Walther, que desde la Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex) ha sido el opositor más frontal al obradorismo,
partícipe de los esfuerzos por crear una confluencia partidista
denominada Futuro 21, con los partidos Acción Nacional, Revolucionario
Institucional y lo que queda del de la Revolución Democrática, y
presunto precandidato presidencial para 2024. De Hoyos hablará sobre
Recuperación en el mediano y largo plazos.
Y el último participante será Valentín Díez Morodo (miércoles, 3 pm),
presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior y
factor de entendimiento entre miembros de la propia élite empresarial y
entre algunos asuntos y conflictos de tal cúpula con los
correspondientes gobiernos. Díez Morodo negoció un pago (20 mil 100
millones de dólares, la venta más cuantiosa de una empresa mexicana a
una extranjera) y asientos en el consejo de administración de
Anheuser-Busch InBev NV/SA (abreviado como AB InBev), la empresa con
sede en Bélgica, que es la principal fabricante mundial de cerveza (más o
menos una cuarta parte del total), a cambio del control de la histórica
cervecería Modelo (que tiene Corona como su marca estrella), en una
transacción realizada a través de la Bolsa Mexicana de Valores, lo que
le permitió exentar ciertos pagos fiscales.
A las sesiones que inician hoy concurrirán por vía de Internet
algunos personajes identificados con la actual administración federal,
como Yeidckol Polevnsky, quien fue presidenta sustituta de Morena;
Gibrán Ramírez, secretario general de la Conferencia Interamericana de
Seguridad Social, y el poblano Alejandro Armenta, quien preside la
comisión de Hacienda en el Senado, además de priístas y panistas.
DivertimentoEn estos aciagos días en que
la pesteinvestida de Covid-19 se apodera de nuestros más grandes temores, vale abrir un paréntesis al agobio del encierro, la infección y la muerte, para dar un vistazo a las cada vez más descabelladas ocurrencias del presidente de Estados Unidos que, a fuerza de repetirse, se han convertido en chuscas. De no ser por el peligro que encierran, pudieran ser parte de una comedia cuyo propósito es hacer reír, en ocasiones a carcajadas.
La más reciente fue sugerir la ingestión o inyección de detergentes
para el aseo doméstico como una posibilidad de curar el Covid-19.
Cualquiera habría pensado que el presidente bromeaba a costa de la
ingenuidad o ignorancia de sus devotos seguidores. Tan no fue así, que
los fabricantes de dichos productos se vieron obligados en anunciar que
por ningún motivo se deben ingerir o inyectar como vía para curar
cualquier tipo de enfermedad. Con buen criterio, y por descabellada que
pareciera, no descartaron que algunos seguidores de Trump siguieran tan
absurda recomendación, por lo que la precaución no estaba de más. El
presidente también sugirió que algunos derivados de la quinina pudieran
curar el virus. El resultado fue que varias personas que siguieron el
consejo sin consulta médica murieron por los efectos colaterales de
dichos productos. El problema es que, por convicción, ignorancia o
conveniencia, Trump no entiende que sus proclamas tienen efecto entre
millones de personas, al margen de que a las pocas horas advierta que
fue un sarcasmo, como en el caso de los detergentes. Como no lo fue
cuando, al margen de la opinión de especialistas, decidió que era tiempo
de abrir la economía. Al día siguiente, en varias ciudades miles de
personas se manifestaron exigiendo volver a la normalidad y pidiendo la
cabeza de autoridades que pensaban lo contrario.
Encuentros de una vida feliz
Convenio con los hopitales privados
Negociaciones de la 4T
Alos cientos de amigos
de mi amigo Ignacio Pichardo Pagaza, una sincera disculpa: mi intención
era, así lo dije, dar a conocer algunos momentos de la vida de Nacho
que me autorizaban a calificarlo como un mexiquense fuera de serie y un
mexicano excepción. Las urgencias del momento me obligan a espaciar
estos datos profundamente afectivos, pero al tiempo, absolutamente
reales. De ellos fui testigo (o participante) presencial. Por ahora sólo
un minuto para decirle a Julieta: pasando la tormenta, te quiero en mi
casa, como en los viejos y buenos tiempos, con algunos de los íntimos de
Nacho, no para alargar el duelo sino para celebrar encuentros de una vida feliz y dignamente vivida.
No sé ni por dónde empezar. Estoy, como le diría Marshall McLuhan a Woody Allen, “ over lowded”.
Déjenme iniciar por las cosotas, por los acontecimientos que por su
dimensión o importancia pulverizan a las cada vez más numerosas y
repugnantes fake news.
El 13 de este mes, la Secretaría de Salud y la Asociación de
Hospitales Privados de México, así como el Consorcio de Hospitales
Privados de México, firmaron un convenio que le permite a la secretaría
acceder a 3 mil 115 camas distribuidas en el país. El acuerdo se
denominó: Todos juntos contra el Covid. El costo de los servicios será
pagado por el gobierno. Fuentes dignas de todo crédito aseguran que el
presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, el
señor Gustavo de Hoyos, consideró una verdadera aberración el convenio
con el Estado, pues los directivos de los citados consorcio y asociación
no entienden que, mientras más gleba se salve de la pandemia, más votos
tendrá López Obrador en la elección intermedia y en la próxima
presidencial. De Hoyos seguramente se convertirá en otro, pero más,
mucho más negro. Sin duda, conseguirá un poco menos de sufragios que el
carismático flash priísta, José Antonio Kent Meade.
Para datos concretos sobre los beneficios de este convenio, hagan
como yo: consulten la nota de Ángeles Cruz Martínez en este diario. Allí
vienen los nombres de los hospitales. El prietito en el arroz:
vean las fotos de los firmantes: con la misma pluma y más juntitos que
las parejas del Salón México bailando el danzón Nereidas.
El reto de perder miedos
Lo que hoy se insiste por
todos los medios es que el miedo y las precauciones no nos rebasen ni
inmovilicen. El desconocimiento y las suposiciones integran ese mal
hábito de tomar como cierto o real lo que no lo es, pero se repite y
aumenta el miedo.
Con lo de la pandemia, otro fantasma recorre el mundo: un humanismo
emergente que mediante prejuicios, rumores y redes, incrementa temores y
culpas; recuerda el mal disimulado sentimiento de indefensión y la
siempre negada, pero fastidiosa, certeza de nuestra condición de
mortales, acentuada ahora por un coro de voces por televisión que
confirma lo sabido: en cualquier momento podemos morir. Ya no de lo que
sea, sino del contagio de un virus, no tan letal como repetido
mediáticamente, pero el peor virus es el miedo y su mejor transmisor es
la credulidad.
Al pobre planeta le está pasando lo que a las novias de antes, que
previo al matrimonio todo les estaba prohibido, pero una vez recibido el
sacramento todo estaba permitido, con el consiguiente desconcierto para
ellas o para ambos. En el falso paraíso del mercado y el consumismo se
permitía y estimulaba todo a costa de lo que fuera; tras la amenaza
–real y exagerada– de la pandemia, casi nada se permite, como no sea
evitar posibles contagios y asistir al enfermo, sobre todo a los
aquejados por el mal de moda.
Deuda: bomba heredada
Ni un peso para rescates
Con la novedad, mexicanos pagadores, que
la deuda del sector público mexicano, sin considerar la asumida por el Estado para los rescates de la banca (1995) y de las carreteras concesionadas (1997), creció a más del doble en la última década(supera ya los 11 billones de pesos) y el
pago para cubrir los intereses generados por ese pasivo consume hoy más recursos que los destinados al sistema de salud público federal o a la inversión productiva del gobierno( La Jornada, Roberto González Amador).
Se trata de la deuda eterna heredada (e incrementada) sexenio tras
sexenio neoliberal (y fueron seis al hilo), con la promesa (obviamente
incumplida) de que tales recursos se destinarían
al progreso de México, cuando en realidad se canalizó al cada día más abultado pago de intereses del propio débito (el
viejoy el
nuevo) y a rescatar, en automático, a los grandes corporativos de siempre, quienes al primer síntoma de desajuste económico –o de pérdida de utilidades– de inmediato estiraban la mano para que el gobierno les sacara las castañas del fuego.
Se trata de los mismos grupos empresariales (los históricos
beneficiarios de la devolución de impuestos, las exenciones fiscales,
los
rescatesy demás gracias a las que los gobiernos neoliberales los acostumbraron) que hoy chillan, chantajean y se retuercen, porque López Obrador ya les dijo que ni un solo peso adicional de deuda y menos para los fines exigidos por los barones, en el entendido de que ellos no piensan sacrificar un solo centavo de sus haberes para sacar a flote a sus corporativos.
Es necesario recordar que, en tiempos de la crisis de 1982, esos
barones –ahora acostumbrados a las gracias descritas– ácidamente
reclamaban por el inconmensurable avance de la deuda pública que sólo
sirvió –decían–
para hundir al país. Pero la práctica neoliberal fue idéntica, aunque en los tiempos
modernoslos dineros del débito se utilizaron para beneficiar a esos mismo señorones que otrora aborrecían esas prácticas, por tratarse de un
Estado obeso.
Postneoliberalismo. Una Nación, tres economías (1/2)
Es claro que el
gobierno de la 4T no es anticapitalista pero sí antineoliberal. Su
enfoque está en el capitalismo social impulsado con el New Deal (Nuevo
Pacto) del presidente Roosvelt tras la gran depresión de 1929 y adoptado
por Europa después de la segunda guerra mundial, aunque ahora sólo son
baluartes del Estado de Bienestar los países de alto desarrollo como
Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda o Suiza, países que en lo interno
mantienen distancia con el neoliberalismo. China aplica hoy con éxito el
modelo mexicano de economía mixta que los neoliberales tiraron a la
basura.
Este modelo, el neoliberal, representa la fase de descomposición del
capitalismo, la que destruye el Welfare State. Lo impuso el capital
monopolista global para su expansión y poderío en los 70s-80s usando
como ejecutores a los gobiernos de los países industrializados que a su
vez lo impusieron a la periferia. Hoy, a cuatro décadas de distancia la
idílica oferta de prosperidad en la aldea global ha resultado ser una
pesadilla; el mundo pasó de la economía del bienestar al neoliberalismo
del malestar, de los estados-nación a estados títere, de economías de
mercado con desarrollo social a economías monopolizadas con regresión
social. Es de este modelo del que la 4T busca distanciarse... pero entre
decirlo y lograrlo hay una distancia enorme, y tal vez esta crisis en
curso sea su última oportunidad para sentar las bases de la
transformación posible.
De hecho, México apenas ha iniciado su distanciamiento del modelo
neoliberal en cuatro frentes visibles: 1) la recuperación del Estado
como garante y rector del orden y los derechos constitucionales, 2) un
combate frontal a la corrupción dentro y fuera del gobierno, 3) una
severa austeridad, y 4) la mitigación de la pobreza con programas y
subsidios directos. Cuatro pasos enormes y trascendentales en un país
como el nuestro pero que sólo tocan la punta del iceberg.
Auxilio
Donald Trump nos
quiere matar.No hay otra conclusión posible. Pronto será el primer
mandatario en presidir sobre más muertes estadunidenses que el total que
pereció en la guerra de Vietnam (58 mil), con más de 54 mil hasta
ahora, la gran mayoría de las cuales eran prevenibles. De hecho, él
declaró que su respuesta al
enemigo invisiblees
una guerra.
No es un huracán, o un tsunami, o un sismo; las dimensiones de esta catástrofe no se pueden atribuir a
fuerzas mayoreso
divinas, sino al manejo inepto, irresponsable y francamente criminal de los encargados de gobernar este país. Aunque el terreno para la crisis fue cultivado por políticas neoliberales bipartidistas durante décadas, el presidente es el responsable de que las dimensiones de los efectos de esta crisis sean las que estamos atestiguando.
Pero aparentemente no satisfecho con el saldo creciente del Covid-19,
y el hecho de que algunos de los que vivimos en Estados Unidos seguimos
vivitos y coleando, Trump nos invitó a envenenarnos. Sugirió emplear
desinfectantes industriales, inyectarnos cloro, para curarnos del virus,
durante su conferencia de prensa del jueves. Como comentó un médico en
respuesta:
Trump tiene toda la razón: el cloro sí mata al virus. El problema es que también mata al paciente. El Centro de Control de Enfermedades, departamentos de salud estatales y municipales, junto con los fabricantes de desinfectantes como Lysol y Clorox, se vieron obligados a trasmitir alertas declarando que ingerir tales productos era peligroso. Su contrincante demócrata, Joe Biden, publicó en un tuit:
no puedo creer que sea necesario decir esto, pero por favor no beban cloro. El columnista del Washington Post David Von Drehle resumió el mensaje presidencial:
María Antonieta: que coman pastel. Donald Trump: que se inyecten Lysol. Poco después, varios centros y agencias de salud pública estatales y municipales reportaron un incremento en casos de envenenamiento o quemaduras por gente que le hizo caso al presidente, reportaron vamos medios en Maryland, Nueva York y Chicago.
Fue tan intensa la reacción que Trump se vio obligado a huir de sus
declaraciones y el viernes argumentó que había sido un comentario
sarcásticosólo para provocar a los medios. ¿En medio de una pandemia con más de 50 mil muertos el presidente decidió bromear? Poco después tuiteó que tal vez ya no haría conferencias de prensa diarias porque
no valen la pena, ya que los medios distorsionan todo lo que dice. Pero al parecer, sus estrategas temen que sus expresiones de
genio estableno ayuden a su relección en esta coyuntura.
Editorial La Jornada
El Covid-19 dio signos de
remitir el pasado fin de semana, por primera vez desde que se abatió
sobre Europa occidental. Los números de defunciones empezaron a ir a la
baja en España, Francia, Italia y el Reino Unido. Ante esos datos, si no
alentadores tal vez menos descorazonadores que los de semanas previas,
los gobiernos de esos países avizoran el inicio de una normalización que
comenzará con el levantamiento paulatino de las medidas de
confinamiento.
Precisiones a la entrevista con el subsecretario Hugo López-Gatell
Envío las siguientes precisiones sobre la entrevista al subsecretario de Salud Hugo López-Gatell:
La pandemia de coronavirus nos
ha llevado a tierra desconocida. Estamos acostumbrados a asociar la
devastación económica, a la guerra, no al silencioso, microscópico,
avance de un virus por todo el mundo. En ese marco de incertidumbre –un
término claramente corto e insuficiente para el tamaño del problema–,
los gobiernos hacen lo que pueden con los elementos que tienen a cuenta.
No hay hoja de ruta probada. Cada uno hace su apuesta y trata de salir
lo mejor librado posible de la gran encrucijada de nuestro tiempo: ese
equilibrio frágil entre salvar la vida de millones frenando la actividad
económica y social; y al mismo tiempo tratar de garantizar el futuro
inmediato de los mismos individuos, que éstos tengan un empleo al cual
regresar, puedan seguir pagando una casa o cubriendo necesidades
elementales. Salvar la vida o salvar el sustento, la salud o la
economía, parece la dicotomía de este 2020.
Hay quienes se alegrarían
de ver a México dividido o como un Estado fallido, con tal de que el
proyecto que triunfó en 2018, con el candidato López Obrador y Morena,
fracasara; se trata de un revanchismo enfermizo muy activo. Lo forman
empresarios, restos de partidos políticos que perdieron las elecciones y
otros, que haga lo que haga y diga lo que diga el titular del
Ejecutivo, lo critican y atacan, a veces con bajeza y casi siempre sin
la honradez intelectual que exige el debate político. Han pedido que
renuncie y han circulado rumores de acciones diversas, desde un golpe de
Estado, hasta la separación de algunos estados del pacto federal.
En un artículo excepcional,
por la calidad de la información y de la interpretación, Ignacio
Ramonet ha elaborado probablemente uno de los escritos recientes más
completos e iluminados sobre la pandemia del coronavirus. Deseo
felicitar profundamente al ensayista y a las publicaciones que lo
tomaron, en primer lugar a La Jornada, por supuesto, y a las distintas versiones en español de Le Monde Diplomatique que también lo publican.
El virus no es inteligente,
no tiene conciencia ni es reflexivo. Los seres humanos poseen, en
teoría, dichas cualidades. Sin embargo, en esta crisis, donde es
obligado ser prudentes y no buscar chivos expiatorios, emerge una
especie que se multiplica, los estúpidos. El combate es contra prelados,
deportistas, cantantes, académicos, periodistas, premios Nobel,
científicos, políticos de tres al cuarto o expertos. Luchar contra la
estupidez constituye una necesidad vital. Hay quienes se escudan en
títulos, publicaciones o sus instituciones para decir estupideces. Como
ejemplo, el manifiesto de la Fundación Internacional para la Libertad,
encabezado por Vargas Llosa, y seguido de ex presidentes, escritores,
periodistas, políticos, empresarios y economistas, entre otros Jose
María Aznar, Álvaro Uribe, Macri, Zedillo, Sanguinetti, Cristiani,
Castañeda, Krause, Savater, Jorge Edwards, Albert Rivera, Esperanza
Aguirre, María Corina, Álvarez de Toledo, ex ministros, politólogos y
gente de bien, hasta más de un centenar. Ellos, llaman la atención a un
confinamiento que impide trabajar, producir, generar riqueza, persigue
políticamente, ataca la empresa privada, la democracia liberal y la
economía de mercado. El enemigo, como siempre, la Internacional
Comunista y el populismo. En esta dirección de estúpidos, sobresale el
canciller de Brasil, Ernesto Araujo, quien, en sincronía con el
manifiesto declara que el coronavirus, camuflado bajo la ideología de
género, el cientifismo y el alarmismo climático, es una invención del
marxismo y una conspiración para implantar el comunismo, usando la OMS a
fin de
consolidar un orden sin naciones y libertades y sin espíritu.
Varios lectores de mi artículo
del lunes pasado sobre las pandemias sufridas el último cuarto de siglo
en las colonias Roma, Hipódromo y Condesa (cambio de uso del suelo,
temblores de 1985 y 2017, la influenza en 2008-09 y hoy el coronavirus)
me advierten que no mencioné un factor que contribuye a que allí existan
tantos problemas. El editor Andrés León Quintanar lo resume: falta de
vecinos organizados que exijan a las autoridades y a los diputados de la
ciudad medidas eficaces para evitar el crecimiento anárquico de
actividades comerciales en detrimento de la calidad de vida de los
lugareños.
Robert Louis Stevenson, el ilustre escritor escocés, dijo atinadamente:
El peor de los historiadores tiene una visión más clara del periodo que estudia, que el mejor de nosotros puede esperar formarse de aquel en el que vivimos. La época más oscura es hoy.
La pandemia del Covid-19, a
medida que evoluciona, trae cada día sus sorpresas alentadoras o
deprimentes. A la orden de una ley humana inmemorial, la vida participa
siempre de lo mejor y lo peor. O bien, nos estremecemos ante el horror
del ser humano cuando nos enteramos que, en algunas residencias para
ancianos, los pacientes son maltratados, se les abandona y condena a
morir en la soledad. O bien, al contrario, desbordamos de admiración al
escuchar los testimonios de la devoción excepcional de auxiliares de
enfermería y personal hospitalario, quienes, a pesar del peligro para su
propia salud, son capaces de consagrar su tiempo y su energía para
salvar a los enfermos dependientes de sus cuidados.
Grandes igualadoras,
las epidemias no respetan dignidades ni estratos sociales. Siempre
fueron un reto mayor, no tanto para la inteligencia (para eso estaban
los sabios y chamanes, hoy encarnados en los científicos), como para la
capacidad de comprensión de la gente común. ¿Qué es? ¿Por qué pasa?
¿Cómo le hago para no morirme? La neumonía mortal del Covid-19 resulta
menos infame que el cólera, como en Muerte en Venecia, donde el
personaje de Thomas Mann, por andar contrariando la cuarentena, contrae
la letal diarrea que afecta tanto al pueblo como a los nobles y los
distinguidos turistas de toda Europa.
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