4/27/2020

¿Fin de la especulación del suelo urbano?



La Jornada
Iván Restrepo
Varios lectores de mi artículo del lunes pasado sobre las pandemias sufridas el último cuarto de siglo en las colonias Roma, Hipódromo y Condesa (cambio de uso del suelo, temblores de 1985 y 2017, la influenza en 2008-09 y hoy el coronavirus) me advierten que no mencioné un factor que contribuye a que allí existan tantos problemas. El editor Andrés León Quintanar lo resume: falta de vecinos organizados que exijan a las autoridades y a los diputados de la ciudad medidas eficaces para evitar el crecimiento anárquico de actividades comerciales en detrimento de la calidad de vida de los lugareños.
Es verdad en parte. En las colonias citadas han funcionado bien algunas de las instancias establecidas (juntas y comités de manzana) para atender las quejas de los vecinos y hacerlas llegar a las autoridades y legisladores. Pero topan con un sistema burocrático muy lento en atender las quejas e invadido por la corrupción. Por eso sigue el cambio ilegal de uso del suelo en favor de giros comerciales y la construcción de edificios de departamentos y oficinas. Agreguemos un sistema judicial al servicio de los intereses inmobiliarios que ampara la construcción de obras donde no se debe.
Un caso emblemático es la torre de 15 pisos en el 370 de la avenida Baja California. Clausurada varias veces por excederse en siete, los trabajos continuaron. Gracias a la lucha que encabezó la señora María Cristina Vázquez, del comité vecinal de la Hipódromo, se ordenó demoler los siete irregulares. A María Cristina la mataron en su domicilio en julio pasado y el crimen sigue impune. Ella, como otros vecinos, luchó especialmente contra losdesarrolladoresinmobiliarios y por que se respetara la normativa sobre uso del suelo.
Otros grupos, como Amigos de los parques México y España, han logrado conservarlos y evitar su mal uso. Pero no evitar que la costosa remodelación del México se hiciera mal. Otros vecinos obligaron a bares y cantinas cumplir con la norma sobre contaminación acústica. Y que otros giros comerciales no invadan totalmente las banquetas con mesas y sillas.
Ha habido, y existen, funcionarios y legisladores atentos a los reclamos ciudadanos. Honrados. Son la excepción. Por ejemplo, el arquitecto Jorge Legorreta, delegado entre 1997 y 2000 en Cuauhtémoc. O José Alfonso Suárez del Real, que ocupó brevemente dicho cargo y luego fue diputado federal.El sexenio de Miguel Mancera como jefe de Gobierno fue desastroso para las tres colonias y la ciudad.
Menciono un caso personal similar al de otros vecinos que se topan con la maraña burocrática: hace un año solicité a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), de la alcaldía Cuauhtémoc, información sobre la obra que se realiza contigua a la casa que habito. Al ser demolida la antigua vivienda se causaron daños en la mía. Hasta hoy no tengo respuesta a mi solicitud. Y los daños siguen sin reparar por quien los ocasionó.
Los problemas que ocasiona la falta de planeación urbana se repiten ya en otras colonias. Como la Del Valle y Narvarte, en la alcaldía Benito Juárez, según mensaje enviado por Jorge Larrauri. Grupos organizados de las familias que viven en la colonia Nápoles advierten en un mensaje que tampoco allí existe un ordenamiento territorial para evitar que les ocurra lo que pasó en la Zona Rosa y ahora en la Condesa, Hipódromo y Roma.
En las tres últimas el hartazgo hacia los malos funcionarios y quienes especulan con el suelo urbano, se expresó en las elecciones de julio de 2018. Un cambio positivo se dio el año pasado con la presencia de personal de la Cuauhtémoc visitando a los vecinos para escuchar sus problemas y buscar su pronta solución. Pero fue flor de un día. Ahora existe sobreoferta de renta y venta de departamentos y oficinas en los nuevos edificios y en los renovados después del sismo de 2017. Pero no hay clientes con el dinero suficiente para adquirirlos. Se ofrecen, sin éxito, viviendas que aún no se construyen.
Todo indica que es el fin de la especulación del suelo urbano y la quiebra de negocios que florecieron al amparo de la impunidad. Quienes vivimos en la Condesa, Hipódromo y Roma, tenemos ahora la oportunidad de exigir y lograr una sana relación entre el uso comercial y el habitacional. Espero que así sea.

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