Hugo Aboites*
Hasta los hombres
cercanos a Porfirio Díaz entendían el papel que debía jugar una
universidad y, por extensión, la educación para un país en emergencia.
Al crearse la primera en septiembre de 1910, Justo Sierra la dedicaba al
presidente:
la Universidad Nacional es vuestra obra, pero también decía que
no, no será la Universidad una persona destinada a no separar los ojos del telescopio o del microscopio, aunque en torno a ella una nación se desorganice, no la sorprenderá la toma de Constantinopla, discutiendo sobre la naturaleza de la luz del Tabor( dgb.gob.mx/libros/ dgb/ 771870_1.pdf pág. 44). En otras palabras, la universidad debía reaccionar con vigor –como centro del conocimiento–, cuando la nación lo requiriera. A Sierra, por conservador, sus propias clarividentes palabras no le sirvieron: no pudo ver el despojo y el encono que unas semanas más tarde, en noviembre, se convertiría en una rebelión armada y nacional que haría renunciar al presidente y cambiaría al país. Hoy, un siglo más tarde, la nación está paralizada, pero la temerosa conducción del sistema educativo y de la universidad pública sólo atinan a tratar de conservar el orden y el control y para que nada cambie; imponen continuar con el programa de estudios, cumplir con el calendario y, con la magia de la tecnología privada y comercial, seguir como si nada pasara.
Sin embargo, sí hay un cambio, pero es de raíz profundamente
conservadora: no se abren las puertas y ventanas del país y las
instituciones para fortalecer la unidad y participación de todos en
torno al quehacer del conocimiento, no se establece una nueva agenda
temporal y emergente de qué es lo que hay que investigar y qué
conocimientoes el que hay que construir con todos para llenar y
fortalecer las vidas de niños, niñas, jóvenes, familias, organizaciones,
comunidades, barrios y colonias. En China construyeron un hospital en
un par de semanas, en México el Conacyt ya fabrica ventiladores, pero en
educación se acentúa el conservadurismo y ni siquiera se nos pregunta a
las y los maestros si estamos de acuerdo con la ruta de la SEP-Anuies,
si tenemos propuestas alternativas (como las que brillantemente proponía
ayer aquí mismo la maestra Garduño) , como las que, por las rendijas,
surgen de los maestros, con los temas más importantes y los caminos para
alcanzar a todos nuestros estudiantes, aun a los más pobres y
desprovistos de tecnología. Nada. Y lo mismo dentro de las
instituciones. En la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), por
ejemplo, en estricta coincidencia con la instrucción desde la SEP y la
Anuies, se cita con urgencia a sesión del Colegio Académico –órgano de
conducción de la UAM– para aprobar el comienzo de la
educación remotay el cambio de calendario. Sin embargo, los estudiantes resisten la prisa burocrática (aunque, dicen,
ya nos pusimos de acuerdo los rectores) y demandan tiempo. A pesar de ser los más en la institución (55 mil), los estudiantes son los menos en la conducción de ese órgano (15) y las autoridades (22) tienen el control. Porque, además, los doctores (académicos) (15) la respaldan. De nada valen los argumentos estudiantiles, ni el hecho de que son ellos y ellas quienes más tienen que perder. Y, además de la insensibilidad, son víctimas de burla, de la prisa y de los votos de autoridades y académicos. Pero ya no debería ser así. Si en 1910 el Justo conservador creó la
vuestra universidadcon un Consejo ( Ibidem, págs. 65-66) que tenía una proporción similar de estudiantes a la que hoy existe en la UAM, en más de un siglo deberíamos haber avanzado mucho más en democracia y respeto para ellos.
Así, aprovechando estructuras conservadoras y obsoletas en la
educación e instituciones, la emergencia de salud está sirviendo para
acendrar el autoritarismo, aumentar las responsabilidades y cargas sin
sentido a maestros y agraviar a los estudiantes. Éstos, o serán
excluidos por los requisitos informáticos o quedarán sujetos al ritmo y
naturaleza del trabajo que impone una tecnología privada, comercial,
excluyente e inadecuada, incluso para una simple discusión, como ocurrió
en Colegio: https://www.facebook.com/1279924 685429258/posts/ 2912784315476612/
. Se fortalecen, además, los rasgos de insensibilidad de la autoridad
central: no sólo el desdén por la demanda estudiantil, también la
negativa a mantenerles el salario a todos los académicos temporales. Y
con eso hacen crujir la estructura; a tal punto que, inédito,
autoridades menores sólo en jerarquía hoy organizan colecta para apoyar a
los académicos sin sueldo. En suma, la educación
remotaes precisamente eso, lejana y vertical, propiciatoria de un confortable poder central y del olvido de lo que ven estudiantes nuestros. Habla la ex alumna, doctora Ávila, investigadora: https://m.facebook.com/ story.php? story_fbid=23595820764501 2&id=100036925031554 . Sí, mucho más cómodo seguir mirando al Monte Tabor.
*UAM-Xochimilco
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