Víctor M. Quintana S.*
La crisis de rápida
explosión del coronavirus no ha podido ocultar otra crisis de larga
gestación y efecto más letal: la del agua. En un mes en Chihuahua
emergieron, primero, el conflicto del eventual trasvase de la presa de
La Boquilla para cumplir el Tratado Internacional de Aguas de 1944, y el
domingo pasado, el ataque de los propietarios del rancho La Mohína a
los campesinos barzonistas del ejido Constitución en el municipio de
Ahumada.
Los campesinos de Constitución, en el desierto norte de Chihuahua,
han defendido su agua desde siempre, sobre todo desde 2012 cuando, junto
con el ejido Benito Juárez y muchos productores de toda la región,
emprendieron un fragoroso movimiento para defender la cuenca del río del
Carmen, diezmada por la perforación y aprovechamientos ilegales del
agua por parte de colonos menonitas.
En 2017, los barzonistas denunciaron a Joel LeBarón Soto por plantar
nogales y perforar 12 pozos ilegales en el rancho La Mohína, vecino a su
ejido. Ante la omisión de las autoridades, ingresaron a la propiedad
para detener las perforaciones. Entre más se explota el manto acuífero,
se abate el agua de los pozos agrícolas del ejidoy de los pozos de agua
potable de la comunidad: hasta las escuelas se han quedado sin el vital
líquido. La situación se tensó mucho, hubo destrucción de equipo y los
LeBarón acusaron al gobierno de Chihuahua de proteger a los productores
barzonistas.
Los dueños de La Mohína han montado un entramado de artimañas
jurídicas para operar sus pozos ilegales. Acogiéndose a viejos decretos
del Ejecutivo federal alegaron haber ingresado una solicitud para que se
les reconociera la legalidad de sus aprovechamientos desde diciembre de
2008. Aunque ésta fue presentada ante la CFE, nunca ante Conagua.
Conagua interpuso un recurso ante el Tribunal Federal de Justicia
Administrativa el 5 de enero de 2018 para que no se reconozca la
legalidad de los aprovechamientos, mismo que fue resuelto el 30 de enero
de 2018, concediéndole la suspensión definitiva a Conagua
para el efecto de que las cosas se mantengan en la misma situación que se encontraban al momento en que fue presentada la demanda.
En junio de 2018 los propietarios de La Mohína demandaron el amparo y
protección de la justicia federal en contra de la sentencia y, el 22 de
agosto del mismo año, el primer tribunal colegiado en materia penal y
administrativa del décimo séptimo circuito admitió el juicio de amparo y
le asignó el número de expediente 280/18. El 7 de junio de 2019 el
citado tribunal resolvió por unanimidad de votos el juicio de amparo
280/2018, negando el amparo y protección de la justicia federal a los
quejosos Joel LeBarón y Ellen Nadine Jones en contra de los actos
reclamados a la Conagua. Resolución definitiva que quedó notificada el
14 de junio del mismo mes. Montados en su macho, los LeBarón presentaron
ante la SCJN primero, un recurso de revisión (Exp. 1563/19) que fue
declarado infundado el 9 de octubre de 2019 y, posteriormente, el
recurso de reclamación (2321/2019), mismo que fue también declarado
infundado y se confirmó el acuerdo recurrido por los LeBarón, en sesión
de la segunda sala de la SCJN el 27 de noviembre de 2019.
A pesar de haber resultado vencidos en todas las instancias legales,
los LeBarón, todo este tiempo, han tratado de conectar sus pozos
ilegales a la energía eléctrica. Piensan que al tener la protección de
sus personas por parte de la Policía Federal, primero, y de la Guardia
Nacional, luego de la masacre de Bavispe, disuadirán a los ejidatarios
de cualquier movimiento para impedir que operen sus pozos.
Pero las y los campesinos saben para qué sí y para qué no es la
protección federal. Por eso, el domingo pasado, al darse cuenta de que
los propietarios del rancho estaban instalando la postería y el tendido a
fin de conectarse a la línea de transmisión, se reunió más de un
centenar de ellos y procedieron a derribar un poste. Fueron recibidos a
balazos por los propietarios del rancho y dos campesinos resultaron con
heridas leves.
Los LeBarón han estado denunciando la supuesta invasión y agresión de
los campesinos, aprovechando la presencia que les ha dado en los medios
las muy reprobables y lamentables tragedias que han sufrido. De nuevo
volvieron a invocar la intervención del FBI, apelando a que gozan de
doble nacionalidad, revelando al mismo tiempo su desprecio por las leyes
mexicanas. Pero los productores y El Barzón siguen en pie de lucha,
bloquearon con zanjas la carretera Sueco-Nuevo Casas Grandes y están
demandando a las autoridades de Conagua y de la CFE que no se
electrifiquen y clausuren ya los pozos ilegales.
Las y los barzonistas de Chihuahua no quieren que se derrame una gota
más de sangre ni de la familia LeBarón ni de ellos mismos. Pero exigen
que no se perfore un pozo más en su sobrexplotado subsuelo. Toca a las
autoridades federales proceder con prontitud y energía.
* Investigador-docente de la UACJ
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