La Jornada:
Carlos Bonfil
Carlos Bonfil
Este año Shorts México, Festival Internacional de Cortometrajes de México, cumple 15 años. Desde 2006 esta muestra singular se ha caracterizado por ser la más importante en América Latina y la única que en este país difunde de manera exclusiva cintas de corta duración. Considérense la dimensión y alcances de sus ambiciones: se trata de exhibir este año, del 2 al 9 de septiembre, un total de poco más de mil cortometrajes (349 mexicanos, 83 iberoamericanos, 134 internacionales y otro gran número de cintas invitadas en una participación global que incluye 54 países).
El festival comprende 12 secciones en competencia, nacionales e internacionales, con trabajos de ficción, animación y documentales, además de varias curadurías temáticas: Queer Shorts (diversidad sexual), Cortitos (cine infantil), Fantascorto (terror, fantasía, ciencia ficción) Fun Shorts (comedia) Eco Shorts (medio ambiente), Raíces (pueblos originarios) y colaboraciones con iniciativas similares en países como Brasil (Curta Cinema), Colombia (BogoShorts) y otros festivales europeos. Jorge Magaña, director general de Shorts México, avanza una intención del festival, a la vez lema posible:
Muchas emociones en pocos minutos.
Lo interesante es el desafío que representa exhibir exitosamente una muestra de dimensiones semejantes en un momento en que las salas de cine procuran recuperarse, con fortunas muy diversas, de un largo periodo de inactividad forzada por los efectos colaterales de la pandemia. Para el cortometraje, una expresión comúnmente olvidada o ninguneada en los grandes complejos de exhibición, esa misma situación de crisis cultural pasajera podría permitirle, en principio, conquistar una mayor visibilidad en un circuito cultural alternativo y de modo especial en las plataformas digitales, que siempre han sido sus mejores ventanas de difusión, así como en la Cineteca Nacional, donde las funciones de algunos programas del festival se anuncian desde ahora ya agotadas.
Un buen número de espectadores probablemente preferirá seguir guardándose en casa y sacar el mejor provecho de la exhibición híbrida (salas y plataformas digitales) en que se presenta ahora Shorts México. Por ello convendría que los mecanismos de acceso a las tres plataformas disponibles para tal efecto (FilminLatino, Wahu y Festhome), a partir de la página shortsmexico.com, fuesen todavía más prácticos y directos con el fin de colmar, en parte, la escasa familiaridad de muchos usuarios con la exhibición en línea y el déficit de orientación que pudiera producirse al manejar, en tan pocos días, un número tan grande de propuestas fílmicas.
Entre los trabajos destacables en la competencia nacional figuran hasta ahora, en el terreno de la ficción, títulos como el melancólico relato de frustración amorosa Los últimos recuerdos de Abril, de Nancy Cruz; o la vertiente de un entusiasmo sentimental contrariado en Wheels, de Roberto Fiesco; o el asedio homofóbico en Agua, de Santiago Zermeño; o el relato extraño y políticamente incorrecto Erö, de Luis Antonio Aguilar. En la sección documental concurren temáticas contrastadas, desde el registro de peligrosos oficios de la sobrevivencia diaria: coheteros en Tultepec (Inferno, de Patrick Fileti); malabaristas acapulqueños (Rojo, de María Candelaria Palma); voladores en Cuetzalan (Vapor de las raíces, de Paulina Rodríguez), hasta el perturbador relato en primera persona del delincuente accidental Martín y su larga vivencia carcelaria (Así en la tierra, de Omar Rivero).
Otros títulos interesantes figuran en la sección NeoMéxico: Mata al niño, de Juan Pablo Villavicencio; Acuitzeramo, de Miguel Ángel Caballero; Azul claro, de Tanya Alvarez, o El estanque, de Raúl Castro. Estos cortos se presentan en la plataforma Festhome. Por su parte, FilminLatino tiene el acierto de incluir una estupenda retrospectiva de Roberto Fiesco, que incluye títulos tan memorables como Trémulo, Paloma o David, estos dos últimos trabajos con guiones de Julián Hernández. En estos tiempos de contingencia sanitaria, la buena salud del cortometraje en México es, en verdad, notable.
Twitter: CarlosBonfil1
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