José Steinsleger
A pocas semanas de los
comicios presidenciales, Donald Trump espera que su compinche y asesor
para América Latina (AL) en el Consejo Nacional de Seguridad, Mauricio
Claver-Carone, consiga ser elegido presidente del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID).
En el BID se vota en función del poder accionario de los países
miembros (Estados Unidos cuenta con 30 por ciento), y los peones de
Washington (Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, etcétera) garantizan, en
principio, 75 por ciento que requiere el candidato trumpista. La
elección será en forma digital (videoconferencia) y tendrá lugar el
sábado próximo.
Argentina, México, Chile, Uruguay, Perú y Canadá (junto con países de
la Unión Europea, miembros del BID pero que no votan) y el candidato
demócrata Joe Biden, expresaron su desacuerdo con la designación de
Claver-Carone. Proponen postergar la votación para marzo, y mantener la
norma de colocar un presidente latinoamericano a la cabeza del
organismo.
El BID está conducido por una asamblea de gobernadores (ex ministros
de Hacienda, presidentes de banco central, altos funcionarios públicos) y
desde su creación en 1959 ha sido la primera fuente de financiamiento
multilateral de AL y el Caribe.
La trayectoria del BID revela que el organismo ha sido un instrumento
al servicio del neoliberalismo y el poder corporativo global, habiendo
promovido funestas políticas de libre comercio y apoyado programas de
ajuste estructural.
En 1994, por ejemplo, se colocó en el primer lugar en la defensa del Área de Libre Comercio de
las Américas(ALCA). En 2002, durante una de sus reuniones anuales en Fortaleza (capital del estado de Ceará, nordeste de Brasil), los movimientos sociales invitaron a la población a barrer con escobas
el banco del hambre, en una plaza céntrica de la ciudad.
Un año después, en la 44 asamblea anual del BID celebrada en Milán,
la globalización neoliberal impuesta por los gobiernos latinoamericanos
fue puesta a revisión. Allí, varios especialistas probaron que en las
pasadas dos décadas el BID había contribuido a empeorar la distribución
de la renta, con reducción de la inversión pública, abandono de
cualquier política industrial y regional, y renuncia a la
responsabilidad de proveer servicios públicos.
En efecto, de 1980 a 2000, con apenas 8 por ciento de participación
en el PIB mundial, la deuda externa de AL saltó de 205 a 740 mil
millones de dólares (mmd). Las exportaciones de la región crecieron de
92 mil a 406 mmd, mientras las importaciones subieron de 93 mil a 418
mmd. El mayor aumento tuvo lugar en México, donde las exportaciones
pasaron de 16 mil a 180 mmd. Por consiguiente, ningún país
latinoamericano pudo reducir los niveles de pobreza, o mejorar la
calidad de vida de la población.
Lo irónico es que la designación de Claver-Carone tampoco fue bien
recibida por los que, justamente, aplicaron el modelo neoliberal de
hambre y exclusión. A finales de agosto, en una declaración conjunta,
los ex presidentes Henrique Cardoso, Ernesto Zedillo, Felipe González,
Ricardo Lagos, Juan Manuel Santos y Julio María Sanguinetti dijeron que
la postulación carece de
legitimidad(sic), y constituye una
agresión a la dignidad latinoamericana(sic).
Sus voceros lamentan que, con Claver-Careone, las decisiones del BID estarían
ideologizadas(sic), yendo contra la posición de
neutralidadde quien conduce un organismo técnico-financiero. ¿Y José A. Fourquet, el director ejecutivo de Estados Unidos en el BID (nombrado por W. Bush en 2001), que durante seis años trabajó como agente encubierto de la CIA en AL y solía decir:
Somos la alta gerencia de esta compañía llamada Estados Unidos? (revista Poder, México, 27/10/03).
Si tal es el razonamiento, el titular saliente del BID, Luis Moreno
Ocampo, ex embajador de Andrés Pastrana (1998-2002) en Washington,
artífice del Plan Colombia y ahijado político del narcoparamilitar Álvaro Uribe, habría sido ideológicamente aséptico...
¿Cuán distinto sería Claver-Carone de un Moreno Ocampo, o del ignoto
Fourquet? De ascendencia cubana, el aspirante ha sido un entusiasta
soporte del payaso venezolano Juan Guaidó, y uno de los responsables en
desactivar la política de Barack Obama hacia Cuba, restableciendo
sanciones, bloqueos y embargos.
Si Biden gana las elecciones, queda con una piedra en el zapato del
BID. Si pierde, nada cambia para AL. Trump eligió a Claver-Carone con el
fin de contrarrestar a China en el hemisferio occidental. Pero lo único
que le importa son los votos del estado de Florida. Así, romper el
quórum sería el único camino para evitar que Claver-Carone y Trump se
salgan con la suya. O nombrar a un presidente interino hasta marzo, de
forma similar a lo ocurrido en la Organización Mundial de Comercio.
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