Eduardo Ibarra Aguirre
Cuatro días después de proferida la descalificación de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa a los críticos de sus programas y políticas económicas, bajo el marbete de la “infundada profecía del desastre“, reforzada con el llamado a “rechazar el catastrofismo sin fundamento” y el “alarmismo, que ignora los esfuerzos que hacen los mexicanos”, encontró categórica respuesta en el más acaudalado de los dueños de México y segundo de la aldea global.
Transcribo la frase más impactante de Carlos Slim Helú, pronunciada en el foro México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?, organizado por la Cámara de Senadores en la de Diputados:
“No quiero ser catastrofista, pero ante el colapso económico el PIB se va desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando”.
Ni Andrés Manuel López Obrador ni el director del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, hicieron prospectiva tan cruda, sombría.Tampoco se anduvo por las ramas Slim Helú y cuestionó el modelo económico que después de la crisis de 1982 permitió un crecimiento económico de cero por ciento “que es peor que mediocre (...) “Me llama la atención que sigan los dogmas después de 26 años de fracasos”, pero obvió que su gigantesca fortuna es inconcebible sin el capitalismo de compadres que desplegó Carlos Salinas de Gortari y mantuvieron inalterable los sucesores, aunque cambiaron de favorecidos.
Por ejemplo, Calderón Hinojosa regatea el permiso para la cadena de televisión de Slim y protege a Televisa.Además, algunos analistas interpretan el discurso del socio principal de Teléfonos de México como una advertencia al michoacano --quien frívolamente expresó entusiasmo por los grandes retos generados por la debacle económica y financiera del capitalismo salvaje--, de que la naturaleza monopólica de la joya de la corona es intocable.
Nada puede descartarse. Mas es terrible que los 39 grandes electores que instalaron en Los Pinos al economista y abogado, cada día se desencantan más y la catástrofe que anunciaban con El peligro para México ya la tienen encima, si nos atenemos a que 541 mil mexicanos perdieron el empleo del 1 noviembre de 2008 al 31 enero de 2009.No es para menos. Al entusiasmo presidencial le siguió el catarrito, enseguida la imposibilidad de adelantar medidas ante lo imprevisible, para finalmente reconocer que la crisis global provocará una neumonía.
Cálculos irresponsables que exhiben a “uno de los mejores equipos económicos del mundo” y su jefe que se sinceró en Davos: “Necesito una estrategia muy fuerte de relaciones públicas para cambiar la percepción sobre México en algunos círculos de Estados Unidos”.
Ante el desastre a la orden del día, los propagandistas persisten en la máxima que pareciera regir el trabajo del grupo gobernante: Percepción mata realidad.
Con reflejos rutinarios, Calderón sólo atinó a enviar a Javier Lozano Alarcón al Canal 2 a defender la percepción oficial, a base de golpear al profeta del desastre Carlos Slim.
No registra que su secretario del Trabajo es percibido como porro en el círculo rojo del periodismo y ahora también del empresariado, eficaz sólo para acosar sindicatos como el minero, defender los intereses del Grupo México y Germán Larrea Mota Velasco e ignorar las propuestas de establecer como prioridad el empleo, la masa salarial y el ingreso familiar; volcarse a la economía interna e impulsar el desarrollo de infraestructura, las Pymes y el sector agropecuario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario