Bárbara García, regidora de Equidad y Género de Oaxaca
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax, 6 febrero 08 (CIMAC).- La crisis mundial fue llevada al plano mediático para responsabilizarla de lo que pasa en México, pero la realidad es que el país arrastra más de 30 años de crisis, son varias generaciones las que han nacido con ella y nada se ha podido hacer para romper ese círculo, afirma Bárbara García Chávez, regidora de Equidad y Género de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Es en esa crisis donde se sitúan las mujeres, unas explotadas en empleos formales y otras incrementando los trabajos informales, que no es más que la ampliación de la cultura de la miseria, que aprovechan perfectamente los gobiernos y los gobiernos de la derecha aún más, apunta la licenciada en Derecho con maestría en Finanzas Públicas.
García Chávez se define como una mujer de izquierda social demócrata, por ello sostiene que las soluciones tienen que ver con la organización de las personas, aunque no siempre con el Gobierno, éste que ha fallado en las respuestas a la gente y eso se puede medir con el fracaso de programas institucionales que supuestamente estaban destinados a combatir la pobreza, desde Solidaridad, Oportunidades hasta Vivir Mejor, “donde muchos (gobiernos) se han aprovechado cínicamente de la pobreza de las personas en lugar de pensar cómo resolver la situación”.
Hoy, las mujeres enfrentan la pobreza de manera aislada, sin organización, una segregación que debería doler al resto de la población, a sus gobernantes. En algún tiempo de la crisis existió la maquila, ahí las mujeres eran explotadas, ahora no existe en términos industriales masivos, pero la salida ha sido peor, porque las mujeres están solas en pequeños trabajos desde sus casas, tratando de sacar adelante a su familia, sin reconocimiento ni prestaciones sociales.
Pobreza, pobreza extrema, pobreza alimentaria, los que menos tienen y todas las formas que en 30 años han surgido para nombrar lo que el Banco Mundial considera inaceptable en México –50 por ciento de su población vive en pobreza y 15 por ciento vive en el umbral de la pobreza extrema, es decir, que viven con un dólar o menos al día— tiene desde hace un tiempo una connotación diferente, cuando se detectó que la pobreza afectaba más a las mujeres y se le llamó feminización de la pobreza.
POBREZA, MUJERES Y HOGAR
Feminización de la pobreza por la falta de equidad, de oportunidades, por la desigualdad en el trato laboral, en el trato social hacia las mujeres, explica la regidora, quien apunta que un ejemplo son las amas de casa. Ellas quienes tienen que administrar los recursos que llegan a su casa. Ellas se vuelven magas, convierten un pan en varios panes, convierten el agua en aceite y los milagros más increíbles para poder solventar las necesidades mínimas, que permitan vivir no con dignidad sino sobrevivir.
García Chávez sostiene que los programas institucionales para combatir la pobreza no han dado resultado, “ya deberíamos habernos dado cuenta, no dan un beneficios estadísticos que impacten e insistimos en repetir esos esquemas sin metodologías que nos den indicadores reales para subsanar los errores de años y años, esto es lo que no tendríamos que volver a hacer.
En México, como en muchos países, no existe la voluntad expresa de acabar con la inequidad hacia las mujeres, porque (los gobiernos e instituciones) creen que no hay necesidad de que las mujeres incrementen sus niveles financieros, porque persiste la idea patriarcal que “ellas dependen de los hombres impidiendo el acceso real de las mujeres a la vida económica”.
Los programas contra la pobreza dan a las mujeres quehaceres históricos de la mujer, “propios de ellas” y considerando la globalización, las mujeres tendríamos que aprender computación e inglés, para dejar de ser analfabetas funcionales globalizadas, pero eso no sucede como parte de la discriminación que se vive desde la educación.
¿Cuántas mujeres en relación a los hombres terminan la escuela y cuántas mujeres que sí terminan una carrera dejan el quehacer profesional por asumir su “responsabilidad” de amas de casa?
Pregunta la regidora, quien indica que esto es una situación completamente cultural, no modificable en tanto no se transforme la perspectiva de la educación con relación a las mujeres y no se rompa la desigualdad social, que ha impedido que ellas sean capaces y conscientes de lo que se tendría que hacer para modificar nuestro esquema productivo, económico y social.
LA REALIDAD DE OAXACA
Oaxaca de Juárez es la capital de Oaxaca, entidad considerada en los últimos lugares del país en los índices de desarrollo humano (IDH), sitio en que comparte con Chiapas, vecina limítrofe al sureste, juntas no superan el índice de los territorios ocupados de Palestina. Incluso, en 2005, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló que el IDH en Oaxaca es ligeramente menor al que tenía Cabo Verde y Guyana.
El estado de Oaxaca, conformado por 570 municipios, tiene San Sebatián Tutla, uno de los de mayor nivel de desarrollo, incluso comparable con el municipio neoleonés de San Pedro Garza García, pero también concentra a 50 municipalidades con menor desarrollo, como Coicoyán de las Flores, Santiago Nejapilla, San Simón Zihuatlán, Santa María La Asunción y Santa Magdalena Jicotlán.
“Muchas personas opinan que la pobreza en México o en algunos estados del país es como la de los países de África, no me gusta hacer comparaciones, pero pienso que hay países africanos que están mucho mejor que el nuestro y otros están como México”, afirma Bárbara García Chávez.
La capital del estado no es la excepción en esta disparidad, lo que se refleja en asentamientos irregulares creados hace dos décadas, sin embargo, el Consejo Nacional de Población sostiene que el índice per cápita de Oaxaca de Juárez es del 0.7, lo que equivale a un desarrollo humano alto.
Compuesta por 270 colonias, la pobreza es un reflejo permanente en asentamientos como Netzahualcóyotl, San Jacinto Amilpas, Heladio Ramírez, entre otros muchos formados en laderas de los cerros que rodean el valle donde se fundó Oaxaca de Juárez.
Con poco más de dos décadas de existencia, las colonias son muchas veces “botín de partidos políticos” so pretexto de regularizar la tierra o introducir los servicios prioritarios, “sin embargo, no se pensó en la posibilidad de que la gente pudiera emprender su propia forma de emplearse, de iniciar actividades por su cuenta, frente a la falta de trabajo”.
García Chávez, también integrante de la asociación civil Consejo Democrático, explica que han impulsado que de forma organizada, las personas puedan tener acceso a los programas sociales a los que tienen derecho y hagan frente a la crisis.
Un ejemplo es el programa Sembrando nuestro alimento o los programas que impulsan la creación de pequeñas empresas. Acciones donde la capacitación ha sido fundamental, acompañada de talleres para obtener las herramientas para combatir la corrupción, a eso se le llama construir una nueva ciudadanía, señala la regidora.
CORRIENDO DE LA POBREZA
Guadalupe Pinacho Ramírez tiene 50 años, es originaria de Candelaria Loxicha, municipio ubicado en la sierra sur de Oaxaca de dónde emigró con sus hijos e hijas, “corriendo de la pobreza”. Por años vivieron “al garete” en la colonia Lomas de San Jacinto, a veces había para comer y otras ni siquiera eso.
Fue su hija, Soledad Pérez, la que impulsó la actividad dentro de la familia, tomó un curso de repostería y aprendió a hacer donas y empanadas de lechecilla. Hace unos meses se organizó con otras mujeres de la colonia y juntas crearon una unidad productiva, lo que permitió con gestiones del Consejo Ciudadano obtener un horno. Actualmente, Guadalupe y su hija Soledad instalaron su pastelería.
Ángela Magdalena Vásquez Hernández es madre soltera, con otras mujeres está a punto de iniciar sus actividades al frente de una lavandería en la colonia el Arenal. Ella, como otras mujeres aprende de forma alterna un oficio en la Escuela de Artes y Oficios que el Consejo Democrático instaló en la agencia de Viguera.
Para muchas personas resulta lejos venir hasta Viguera a aprender, pero eso piensas cuando no tienes necesidad, pero cuando es la única oportunidad que tienes y nadie antes te la había ofrecido otra cosa, no hay barreras que impidan hacer las cosas si quieres salir adelante, sostiene Ángela, quien es además una de las más exitosas cultivadoras de tomate en plena capital oaxaqueña.
Ella buscó quien le prestara un pedazo de tierra, sembró las semillas que le dieron en el programa Sembrando nuestro alimento, ahora vende el tomate entre sus compañeras a precios mucho más baratos que los que se encuentran en el mercado, “nuestra intención no es hacernos ricos, sino ser solidarios con las otras y quienes se quieran integrar, debemos aceptarlos y enseñarles cómo lograr lo que hacemos para hacer frente a la crisis”.
Bárbara García Chávez sostiene que los planes anticrisis anunciados por los gobiernos federal, estatal o municipal son respuestas mediáticas a un problema que ha afectado a millones de familias durante más de 30 años en México. Incluso, puntualiza, en algunos casos los gobiernos podrían incurrir en irregularidades, porque no se puede dejar de invertir o destinar para otra cosa, un dinero que fue previamente autorizado por el Congreso para un determinado programa.
Hacia el futuro advierte que entre más diferencias existan entre los muchos pobres-pobres y los pocos ricos-ricos, la inseguridad aumenta, la inconformidad se incrementa y obviamente tendremos un país con un subdesarrollo que podría llegar a grados terribles.
09/SJE/GG
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax, 6 febrero 08 (CIMAC).- La crisis mundial fue llevada al plano mediático para responsabilizarla de lo que pasa en México, pero la realidad es que el país arrastra más de 30 años de crisis, son varias generaciones las que han nacido con ella y nada se ha podido hacer para romper ese círculo, afirma Bárbara García Chávez, regidora de Equidad y Género de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Es en esa crisis donde se sitúan las mujeres, unas explotadas en empleos formales y otras incrementando los trabajos informales, que no es más que la ampliación de la cultura de la miseria, que aprovechan perfectamente los gobiernos y los gobiernos de la derecha aún más, apunta la licenciada en Derecho con maestría en Finanzas Públicas.
García Chávez se define como una mujer de izquierda social demócrata, por ello sostiene que las soluciones tienen que ver con la organización de las personas, aunque no siempre con el Gobierno, éste que ha fallado en las respuestas a la gente y eso se puede medir con el fracaso de programas institucionales que supuestamente estaban destinados a combatir la pobreza, desde Solidaridad, Oportunidades hasta Vivir Mejor, “donde muchos (gobiernos) se han aprovechado cínicamente de la pobreza de las personas en lugar de pensar cómo resolver la situación”.
Hoy, las mujeres enfrentan la pobreza de manera aislada, sin organización, una segregación que debería doler al resto de la población, a sus gobernantes. En algún tiempo de la crisis existió la maquila, ahí las mujeres eran explotadas, ahora no existe en términos industriales masivos, pero la salida ha sido peor, porque las mujeres están solas en pequeños trabajos desde sus casas, tratando de sacar adelante a su familia, sin reconocimiento ni prestaciones sociales.
Pobreza, pobreza extrema, pobreza alimentaria, los que menos tienen y todas las formas que en 30 años han surgido para nombrar lo que el Banco Mundial considera inaceptable en México –50 por ciento de su población vive en pobreza y 15 por ciento vive en el umbral de la pobreza extrema, es decir, que viven con un dólar o menos al día— tiene desde hace un tiempo una connotación diferente, cuando se detectó que la pobreza afectaba más a las mujeres y se le llamó feminización de la pobreza.
POBREZA, MUJERES Y HOGAR
Feminización de la pobreza por la falta de equidad, de oportunidades, por la desigualdad en el trato laboral, en el trato social hacia las mujeres, explica la regidora, quien apunta que un ejemplo son las amas de casa. Ellas quienes tienen que administrar los recursos que llegan a su casa. Ellas se vuelven magas, convierten un pan en varios panes, convierten el agua en aceite y los milagros más increíbles para poder solventar las necesidades mínimas, que permitan vivir no con dignidad sino sobrevivir.
García Chávez sostiene que los programas institucionales para combatir la pobreza no han dado resultado, “ya deberíamos habernos dado cuenta, no dan un beneficios estadísticos que impacten e insistimos en repetir esos esquemas sin metodologías que nos den indicadores reales para subsanar los errores de años y años, esto es lo que no tendríamos que volver a hacer.
En México, como en muchos países, no existe la voluntad expresa de acabar con la inequidad hacia las mujeres, porque (los gobiernos e instituciones) creen que no hay necesidad de que las mujeres incrementen sus niveles financieros, porque persiste la idea patriarcal que “ellas dependen de los hombres impidiendo el acceso real de las mujeres a la vida económica”.
Los programas contra la pobreza dan a las mujeres quehaceres históricos de la mujer, “propios de ellas” y considerando la globalización, las mujeres tendríamos que aprender computación e inglés, para dejar de ser analfabetas funcionales globalizadas, pero eso no sucede como parte de la discriminación que se vive desde la educación.
¿Cuántas mujeres en relación a los hombres terminan la escuela y cuántas mujeres que sí terminan una carrera dejan el quehacer profesional por asumir su “responsabilidad” de amas de casa?
Pregunta la regidora, quien indica que esto es una situación completamente cultural, no modificable en tanto no se transforme la perspectiva de la educación con relación a las mujeres y no se rompa la desigualdad social, que ha impedido que ellas sean capaces y conscientes de lo que se tendría que hacer para modificar nuestro esquema productivo, económico y social.
LA REALIDAD DE OAXACA
Oaxaca de Juárez es la capital de Oaxaca, entidad considerada en los últimos lugares del país en los índices de desarrollo humano (IDH), sitio en que comparte con Chiapas, vecina limítrofe al sureste, juntas no superan el índice de los territorios ocupados de Palestina. Incluso, en 2005, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló que el IDH en Oaxaca es ligeramente menor al que tenía Cabo Verde y Guyana.
El estado de Oaxaca, conformado por 570 municipios, tiene San Sebatián Tutla, uno de los de mayor nivel de desarrollo, incluso comparable con el municipio neoleonés de San Pedro Garza García, pero también concentra a 50 municipalidades con menor desarrollo, como Coicoyán de las Flores, Santiago Nejapilla, San Simón Zihuatlán, Santa María La Asunción y Santa Magdalena Jicotlán.
“Muchas personas opinan que la pobreza en México o en algunos estados del país es como la de los países de África, no me gusta hacer comparaciones, pero pienso que hay países africanos que están mucho mejor que el nuestro y otros están como México”, afirma Bárbara García Chávez.
La capital del estado no es la excepción en esta disparidad, lo que se refleja en asentamientos irregulares creados hace dos décadas, sin embargo, el Consejo Nacional de Población sostiene que el índice per cápita de Oaxaca de Juárez es del 0.7, lo que equivale a un desarrollo humano alto.
Compuesta por 270 colonias, la pobreza es un reflejo permanente en asentamientos como Netzahualcóyotl, San Jacinto Amilpas, Heladio Ramírez, entre otros muchos formados en laderas de los cerros que rodean el valle donde se fundó Oaxaca de Juárez.
Con poco más de dos décadas de existencia, las colonias son muchas veces “botín de partidos políticos” so pretexto de regularizar la tierra o introducir los servicios prioritarios, “sin embargo, no se pensó en la posibilidad de que la gente pudiera emprender su propia forma de emplearse, de iniciar actividades por su cuenta, frente a la falta de trabajo”.
García Chávez, también integrante de la asociación civil Consejo Democrático, explica que han impulsado que de forma organizada, las personas puedan tener acceso a los programas sociales a los que tienen derecho y hagan frente a la crisis.
Un ejemplo es el programa Sembrando nuestro alimento o los programas que impulsan la creación de pequeñas empresas. Acciones donde la capacitación ha sido fundamental, acompañada de talleres para obtener las herramientas para combatir la corrupción, a eso se le llama construir una nueva ciudadanía, señala la regidora.
CORRIENDO DE LA POBREZA
Guadalupe Pinacho Ramírez tiene 50 años, es originaria de Candelaria Loxicha, municipio ubicado en la sierra sur de Oaxaca de dónde emigró con sus hijos e hijas, “corriendo de la pobreza”. Por años vivieron “al garete” en la colonia Lomas de San Jacinto, a veces había para comer y otras ni siquiera eso.
Fue su hija, Soledad Pérez, la que impulsó la actividad dentro de la familia, tomó un curso de repostería y aprendió a hacer donas y empanadas de lechecilla. Hace unos meses se organizó con otras mujeres de la colonia y juntas crearon una unidad productiva, lo que permitió con gestiones del Consejo Ciudadano obtener un horno. Actualmente, Guadalupe y su hija Soledad instalaron su pastelería.
Ángela Magdalena Vásquez Hernández es madre soltera, con otras mujeres está a punto de iniciar sus actividades al frente de una lavandería en la colonia el Arenal. Ella, como otras mujeres aprende de forma alterna un oficio en la Escuela de Artes y Oficios que el Consejo Democrático instaló en la agencia de Viguera.
Para muchas personas resulta lejos venir hasta Viguera a aprender, pero eso piensas cuando no tienes necesidad, pero cuando es la única oportunidad que tienes y nadie antes te la había ofrecido otra cosa, no hay barreras que impidan hacer las cosas si quieres salir adelante, sostiene Ángela, quien es además una de las más exitosas cultivadoras de tomate en plena capital oaxaqueña.
Ella buscó quien le prestara un pedazo de tierra, sembró las semillas que le dieron en el programa Sembrando nuestro alimento, ahora vende el tomate entre sus compañeras a precios mucho más baratos que los que se encuentran en el mercado, “nuestra intención no es hacernos ricos, sino ser solidarios con las otras y quienes se quieran integrar, debemos aceptarlos y enseñarles cómo lograr lo que hacemos para hacer frente a la crisis”.
Bárbara García Chávez sostiene que los planes anticrisis anunciados por los gobiernos federal, estatal o municipal son respuestas mediáticas a un problema que ha afectado a millones de familias durante más de 30 años en México. Incluso, puntualiza, en algunos casos los gobiernos podrían incurrir en irregularidades, porque no se puede dejar de invertir o destinar para otra cosa, un dinero que fue previamente autorizado por el Congreso para un determinado programa.
Hacia el futuro advierte que entre más diferencias existan entre los muchos pobres-pobres y los pocos ricos-ricos, la inseguridad aumenta, la inconformidad se incrementa y obviamente tendremos un país con un subdesarrollo que podría llegar a grados terribles.
09/SJE/GG
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