5/21/2009

¡Ya basta!


(Francisco A. Servin de Alba*)

Una vez más, dejamos que nos engañaran. Nuevamente, creímos en quien no tiene credibilidad. Permitimos que siguiera el experimento comenzado hace cuatro décadas: destruir a México. Por lo cual, no tenemos derecho a quejarnos, pues dimos el aval a nuestros eternos enemigos. Solo que esta vez, aprender la lección, nos costará mas allá del crecimiento.

El desastre que viene no es casual; ni tampoco es debido a una crisis importada; mucho menos es la consecuencia de un castigo divino, como no tardaran en imprimir veleidosamente por ahí.

Es momento que reflexionemos, seriamente, para poder detectar el verdadero problema a resolver. Si nos empeñamos en seguir como hasta hoy, no esperemos un resultado distinto.

El problema y la solución, esta en nosotros. Los ciudadanos conscientes que de verdad amamos al país.

Mientras no tomemos nuestra responsabilidad, a fondo, seguiremos viendo como la bola de estambre se hace más delgada. No esperemos adoptar decisiones urgentes, porque los caminos son estrechos; mejor asumamos determinaciones importantes. Son las que pueden dar el viraje necesario.

No es sencillo, pero tampoco es tan complicado como pudiese parecer. Se necesita: deseo, para salir de la esclavitud en la que hemos permanecido todos estos años; tiempo mejor invertido, para dejar de gastar inútilmente nuestras vidas y de paso dejar de colaborar con aquellos depredadores que nos han orillado a lo actual.

Con esas dos “herramientas”, bien podemos comenzar la transformación de las conciencias.

No se trata de solo buenos deseos, ni de sueños guajiros. Sino de modificar conductas, cambiar costumbres y reformar nuestra manera de pensar. En una palabra, reestructurarnos.

La condición de victimas que hemos reproducido por varias generaciones, además de ser indigna, nos ha dejado una imagen que no corresponde a un pueblo como el nuestro. Es fundamental desecharla. No permitamos limosnas, salidas de nuestro bolsillo, que tienen un precio muy alto a la larga. Esa ha sido la estrategia del sistema: te ayudo a cambio de que no jodas. Al romper este circulo vicioso, emergerá la autoridad moral que hipotecamos con nuestra actitud implícita.

Respetemos la ley. Una de las nuevas costumbres necesarias. Pues, la impunidad, es el lazo más fuerte que tenemos con el opresor. Nos convertimos en cómplices, no por omisión, sino más bien por evasión. Ya que somos parte directa de las estadísticas, al no cumplir con nuestra obligación primaria: acatar las normas necesarias de la convivencia en sociedad. Existe una frase, que hace funciones de mantra en buena parte de la población mexicana, “el que no transa no avanza”, que legitima el proceder, no de esa fracción de la ciudadanía, mas bien, de aquellos a quienes en venganza les inventamos chistes de salón; terapia que permite embaucar a nuestra frustración, y seguir traicionando el mas elemental razonamiento.

Si queremos aumentar nuestras posibilidades de éxito en la empresa que se propone, debemos de escuchar y leer distintas opiniones: informarnos más. Las buenas ideas, no están en una sola cabeza. Además de enriquecer nuestro lenguaje, nuestro criterio tendrá mayores y en muchos casos, mejores elementos de juicio. El no darse tiempo para ello, redunda en tomar decisiones equivocadas. No hay que olvidar que, ignorante, es un sinónimo de desinformado. Y que el temor, es producto de lo mismo.

Los verdaderos cambios tienen en las crisis, sus mejores impulsos. Ya que estamos en medio, de quizás la peor de todas, aprovechemos. Hagamos el intento; con la certidumbre, de que las consecuencias serán muy distintas. Estaremos operando un cambio real, desde donde se originan las crónicas verdaderas. Comencemos a dictar, pues.

Salvador, Bahía, 21 de Mayo de 2009

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