El estado paramilitar del Perú
El estado paramilitar forma parte de la doctrina de seguridad nacional del imperio y, en América Latina, se expandió a partir de los años 70 del siglo pasado; sirvió para aplicar el neoliberalismo
marietasdeamor | Cronistas contra el Imperio
El estado paramilitar forma parte de la doctrina de seguridad nacional del imperio y, en América Latina, se expandió a partir de los años 70 del siglo pasado; sirvió para aplicar el neoliberalismo después de derrotar al movimiento popular y destruir a la izquierda y a los movimientos alzados en armas. Las matanzas en Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Chile, Paraguay, El Salvador, Guatemala y Uruguay, sirvieron para que, en nuestros países, los grandes grupos de poder económico, nacionales e internacionales, pudieran saquearlos, esclavizar a la población, degradar la vida de los pueblos y condenar a millones de personas a vivir en la más extrema pobreza, consolidándose de esa manera el poder de las organizaciones financieras internacionales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como la corrupción y el narcotráfico.
Como parte de esta política genocida se constituyó la internacional del terror, mediante el llamado "Plan Cóndor", el cual estuvo constituido por los servicios de inteligencia de Latinoamérica, los cuales realizaron una serie de secuestros y asesinatos de activistas sociales.
En el Perú, el estado paramilitar se encuentra asociado con la organización del neoliberalismo. Ya en el régimen de Francisco Morales Bermúdez, después del golpe de estado al gobierno del general Juan Velasco Alvarado, el país pasa a estar bajo el control del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las medidas nacionalistas y antiimperialistas, que se habían realizado durante 1968-1975, fueron totalmente desmanteladas para entregarle el poder a la oligarquía. Las políticas de ajuste estructural tuvieron una gran resistencia del movimiento popular, el cual, a pesar de los despidos, encarcelamiento, asesinatos de dirigentes populares, como el de Aurora Vivar, del toque de queda y la militarización del país, resistió e inició una serie de movilizaciones y paros nacionales y regionales que remecieron totalmente al Perú y derrotaron al gobierno de Morales Bermúdez, el cual, conjuntamente con el Partido Aprista y el Partido Popular Cristiano, redefinieron las alianzas políticas al interior de las clases gobernantes, encontrando en la Asamblea Constituyente de 1978, el medio para afianzar su poder, integrar a un sector importante de la izquierda a la estructura del estado y tratar de calmar la ira popular contra las políticas de hambre y terror.
Fue durante el segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry que el neoliberalismo va consolidándose. Es de recordar que en la campaña electoral, Belaúnde había prometido un millón de empleos, sin embargo, al asumir su mandato presidencial, lo que hizo fue restaurar el poder de la oligarquía que había sido desmantelada por el gobierno democrático-nacional de Velasco y proseguir con las políticas de ajuste estructural dictadas por las instituciones financieras internacionales.
En esos años, Sendero Luminoso inició una fraticida rebelión armada, la cual con el correr de los años se convirtió en un movimiento terrorista; bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, el Estado Peruano inició una estrategia genocida para desaparecer a los dirigentes en el campo y la ciudad, y destruir a la izquierda en general. La matanza de los periodistas en Uchurahay y el posterior encubrimiento de esta masacre por parte de la comisión investigadora, presidida por Mario Vargas Llosa, fue el punto de partida de las matanzas en nuestra Patria.
La crisis producidas por las políticas neoliberales, llevadas a cabo por Manuel Ulloa, Pedro Pablo Kuczynski y Rodríguez Pastor, así como el estallido de la crisis de la deuda externa en Latinoamérica, produjo la quiebra económica del país en 1983 y la suspensión del pago de la deuda externa, lo que agudizó los conflictos sociales y producto de ello, se constituyeron nuevas organizaciones alzadas en armas, como el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.
Fue en el primer gobierno de Alan García Pérez (1985-1990) que la política de exterminio, por parte del Estado, y la crisis económica, agudizaron a tal extremo la violencia social y política que se organizaron una serie de escuadrones de la muerte, como el "Rodrigo Franco", y se sucedieron grandes matanzas, que afectaron a comunidades enteras como la de Cayara y a los militantes de Sendero Luminoso en las cárceles del Frontón y Lurigancho.
Fujimori, privatizaciones y grupos paramilitares
Alberto Fujimori, durante el primer gobierno aprista, fue apoyado por este partido para asumir la presidencia de la "Asamblea Nacional de Rectores", fue miembro de la "Comisión Nacional de Plan de Gobierno del Partido Aprista" (CONAPLAN). Incluso, llegó a tener programa propio en la televisora del Estado.
Mario Vargas Llosa, en su obra "Como el Pez en el Agua", al hacer un recuento de su participación política como candidato de la derecha peruana, indica que fue el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), a pedido de Alan García, el que diseñó la campaña presidencial de Fujimori.
Una vez que éste asumió el gobierno, aplicó las políticas neoliberales que habían sido el eje de la campaña de Vargas Llosa y, dentro del parlamento, afianzó su alianza con el Partido Aprista para impedir el enjuiciamiento a García Pérez por corrupción y extender el terrorismo de estado.
Las políticas de conformación de grupos paramilitares y de genocidio tuvo en el periodo de gobierno de la dictadura fujimontesinista, su más sombría expresión. Además, se articuló con prácticas genocidas, entre las poblaciones indígenas-campesinas y urbanas populares, mediante punitivas acciones de contraconcepción, como el ligado a las mujeres.
El terrorismo de estado y las matanzas se acrecentaron en medio de una gran crisis económica y política en la que el auto golpe del 5 de abril de 1992 permitió consolidar al régimen cívico militar, e iniciar una ofensiva contra el movimiento popular, Sendero Luminoso y el MRTA, lo cual desbarató la ofensiva de estos grupos y produjo la captura de Abimael Guzmán y Víctor Polay, y los principales dirigentes de estas organizaciones subversivas.
La inteligencia militar y los grupos paramilitares, como el grupo "Colina", se dedicaron a perseguir, hostigar y asesinar a dirigentes sindicales, barriales y estudiantiles, entre los que tenemos el asesinato de Pedro Huillca a manos del grupo "Colina". Pero, también estas matanzas se extendieron a familias enteras como la de Martín Rodríguez Gutiérrez, dirigente campesino en Huaura, a periodistas como Pedro Yauri en Huacho. En los Barrios Altos, el grupo "Colina" asesino a quince personas, entre ellas a Javier Rojas, un niño de ocho años de edad, así como a su padre, e hirió a cuatro personas de gravedad. En el penal "Castro Castro", se ejecutó el llamado plan "Mudanza" que culminó con el asesinato de 41 reclusos acusados de pertenecer a Sendero Luminoso. En la Universidad Nacional "Enrique Muñoz y Valle", conocida como la "Cantuta", el grupo "Colina" asesinó al docente Hugo Muñoz Sánchez y a nueve estudiantes.
Las matanzas ayudaron a la aplicación, sin cortapisas, del neoliberalismo en toda su profundidad. Asesorados por el BM y el FMI, se inició un corrupto proceso de privatizaciones, se destruyó el empleo, dejando a cientos de miles de trabajadores sin trabajo, se liquidaron los sindicatos, cambiaron por completo las leyes laborales, acabando de un plumazo con los derechos sociales de los trabajadores y del pueblo peruano, privatizaron y destruyeron el sistema educativo, el de salud y la seguridad social, convirtieron totalmente al país en un narcoestado, traficaron con el hambre y la salud del pueblo, profundizaron la corrupción y robaron impunemente los bienes de la nación y, por último, pusieron a nuestro país de rodillas ante las transnacionales y la oligarquía chilena.
Ni olvido, ni perdón. El pueblo exige justicia. Hoy es Fujimori, más tarde será Alan García.
Manuel Mosquera, periodista de cronistas contra las actitudes del Imperio
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