Julio Hernández López: Astillero
a diferencia del grotesco trato que se dio al cadáver de Arturo Beltrán Leyva, los restos mortales de quien oficialmente ha sido identificado como Ignacio Coronel Villarreal han sido exentos de cualquier tipo de escrutinio público. Ni una sola fotografía del cuerpo o del campo de acción. Nada que complemente o consolide la rígida información militar o las pálidas diligencias civiles concurrentes. Control tan cerrado que los propios familiares debieron acreditar puntualmente su condición –lo que es explicable– para recibir con morosidad esos restos. Todo en medio de tales circunstancias restrictivas que la imaginación popular ha creído encontrar asideros para tejer historias de suplantaciones, dudar de los partes oficiales y poner sobre el tapete de la especulación politizada las razones y las circunstancias de la acometida militar en la colonia tapatía Colinas de San Javier, relativamente silenciosa e incruenta si se le compara con la batalla librada por marinos en Cuernavaca para abatir al llamado jefe de jefes.
Las especulaciones, las dudas y el descreimiento provienen de un manejo marcial de hechos e información que deberían estar sometidas al curso civil y a los procedimientos que establecen las leyes que hasta el momento no han sido declaradas en suspenso por ninguna instancia autorizada de poder. Felipe Calderón ha decretado por sí mismo una guerra que solamente tiene sustento en la amplitud declarativa que el propio ocupante de Los Pinos se ha otorgado, pero no en legalidad ni institucionalidad algunas. Sin embargo, en los hechos, día a día, minuto a minuto, se vive una sustitución acelerada de lo civil y su legalidad, con la natural violación constante de derechos y garantías y con la permanente instauración de la voluntad de policías y militares como regla y orden, imponiendo sus dictámenes, instrucciones y resoluciones como si fueran palabra última, irrefutable y ajena a indagaciones reales.
En el caso del llamado Ignacio Coronel se advierten trazos y perfiles preocupantes. Al igual que sucedió con el difunto Beltrán Leyva, en Guadalajara fueron muertos tanto el máximo jefe occidental del narcotráfico como un sobrino que presuntamente, sin que hubiera más respaldo a esa tesis que la palabra expresada en boletín oficial, estaría en lista de sucesión del familiar caído. Muertos, no capturados ni sujetos a procesos penales. Fallecidos por su culpa, pues habrían intentado oponerse violentamente a los cercos militares instaurados y habrían dado motivo para una legítima reacción defensiva. En el caso de Ignacio Coronel habría muerto el jefe castrense que había conminado al delincuente a entregarse.
Otro punto de discusión se centra en la verdadera relación que sostenía el citado Coronel con el cártel de Sinaloa, del que sería el representante regional con sede en Guadalajara, según las versiones generalizadas que, sin embargo, han ido abriendo paso a los señalamientos de que en realidad el gerente occidental estaba en vías de independizarse y que ello le convertía en un adversario del jefe máximo, Joaquín Guzmán, alias El Chapo, quien habría recibido así más una ayuda que un agravio, lo que iría en contra de la muy impulsada propaganda gubernamental que trata de caracterizar lo sucedido en la capital jalisciense como una demostración de que en México no hay cárteles protegidos del gobierno y que los golpes importantes se dan por parejo.
A la revoltura coronela contribuye el punto oscuro referente a la relación entre el secuestro de Diego Fernández y la acción de marinos en territorio jalisciense ese mismo día del plagio queretano, movilización aparatosa que oficialmente quedó en la nada pero que fue interpretada incluso por funcionarios tapatíos de primer nivel como la (¿primera?) aprehensión del citado Nacho. El estancamiento del caso Fernández de Cevallos también ha multiplicado los análisis desbordados. Ausente por decisión propia la administración felipista del seguimiento de ese secuestro de alto impacto –aunque un boletín de los presuntos plagiarios asegura que no ha cesado la intervención policial en el asunto–, pareciera que los aires ejecutivos de Los Pinos se constriñen a la propaganda cavernosa de presuntos éxitos en la guerra en curso y al sometimiento de sus de por sí muy disminuidos aires civiles a la fuerza rectora de las armas, de las teóricamente propias y las ajenas.
Pero, a pesar de todo, el licenciado Calderón conserva ánimos para continuar con su propuesta de dialogar con cúpulas de representación social seleccionada y trazar líneas de concordancia que pretenderá investir de políticas de Estado en materia de combate al narcotráfico. Ayer tuvo la primera sesión pública de ese corte y reiteró la premisa central dada a conocer durante la colocación de su amigo Blake como secretario de Gobernación: la seguridad democrática, entendida como la corresponsabilidad social en la lucha contra la delincuencia; las acciones gubernamentales contra el narco, como decisión popular compartida y no sólo como determinación burocrática. En ese replanteamiento audaz, el ocupante de Los Pinos pide que cada ciudadano y organización pública se convierta en vigilante y en denunciante, de tal manera que coadyuve a la persecución de delitos y también exija a las autoridades que cumplan con sus obligaciones. En tanto, las ejecuciones continúan, el miedo se fortalece en ciudades convertidas en tierra sin ley, ciertos grupos de narcotraficantes multiplican sus amenazas públicas contra policías y militares, y ciudadanos michoacanos demandan la salida de Ejército y Policía Federal de sus comunidades porque, aseguran, cometen abusos graves.
Y, mientras los policías municipales de Acapulco se convierten en manifestantes, críticos, opositores y activistas que llegan incluso a tomar instalaciones del ayuntamiento y retener trabajadores, ¡hasta mañana, con el conservadurismo represivo gringo festejando a la ex candidata presidencial Sarah Palin, que acusa a Obama de no tener cojones para resolver el problema migratorio y vigilar adecuadamente las fronteras!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
a diferencia del grotesco trato que se dio al cadáver de Arturo Beltrán Leyva, los restos mortales de quien oficialmente ha sido identificado como Ignacio Coronel Villarreal han sido exentos de cualquier tipo de escrutinio público. Ni una sola fotografía del cuerpo o del campo de acción. Nada que complemente o consolide la rígida información militar o las pálidas diligencias civiles concurrentes. Control tan cerrado que los propios familiares debieron acreditar puntualmente su condición –lo que es explicable– para recibir con morosidad esos restos. Todo en medio de tales circunstancias restrictivas que la imaginación popular ha creído encontrar asideros para tejer historias de suplantaciones, dudar de los partes oficiales y poner sobre el tapete de la especulación politizada las razones y las circunstancias de la acometida militar en la colonia tapatía Colinas de San Javier, relativamente silenciosa e incruenta si se le compara con la batalla librada por marinos en Cuernavaca para abatir al llamado jefe de jefes.
Las especulaciones, las dudas y el descreimiento provienen de un manejo marcial de hechos e información que deberían estar sometidas al curso civil y a los procedimientos que establecen las leyes que hasta el momento no han sido declaradas en suspenso por ninguna instancia autorizada de poder. Felipe Calderón ha decretado por sí mismo una guerra que solamente tiene sustento en la amplitud declarativa que el propio ocupante de Los Pinos se ha otorgado, pero no en legalidad ni institucionalidad algunas. Sin embargo, en los hechos, día a día, minuto a minuto, se vive una sustitución acelerada de lo civil y su legalidad, con la natural violación constante de derechos y garantías y con la permanente instauración de la voluntad de policías y militares como regla y orden, imponiendo sus dictámenes, instrucciones y resoluciones como si fueran palabra última, irrefutable y ajena a indagaciones reales.
En el caso del llamado Ignacio Coronel se advierten trazos y perfiles preocupantes. Al igual que sucedió con el difunto Beltrán Leyva, en Guadalajara fueron muertos tanto el máximo jefe occidental del narcotráfico como un sobrino que presuntamente, sin que hubiera más respaldo a esa tesis que la palabra expresada en boletín oficial, estaría en lista de sucesión del familiar caído. Muertos, no capturados ni sujetos a procesos penales. Fallecidos por su culpa, pues habrían intentado oponerse violentamente a los cercos militares instaurados y habrían dado motivo para una legítima reacción defensiva. En el caso de Ignacio Coronel habría muerto el jefe castrense que había conminado al delincuente a entregarse.
Otro punto de discusión se centra en la verdadera relación que sostenía el citado Coronel con el cártel de Sinaloa, del que sería el representante regional con sede en Guadalajara, según las versiones generalizadas que, sin embargo, han ido abriendo paso a los señalamientos de que en realidad el gerente occidental estaba en vías de independizarse y que ello le convertía en un adversario del jefe máximo, Joaquín Guzmán, alias El Chapo, quien habría recibido así más una ayuda que un agravio, lo que iría en contra de la muy impulsada propaganda gubernamental que trata de caracterizar lo sucedido en la capital jalisciense como una demostración de que en México no hay cárteles protegidos del gobierno y que los golpes importantes se dan por parejo.
A la revoltura coronela contribuye el punto oscuro referente a la relación entre el secuestro de Diego Fernández y la acción de marinos en territorio jalisciense ese mismo día del plagio queretano, movilización aparatosa que oficialmente quedó en la nada pero que fue interpretada incluso por funcionarios tapatíos de primer nivel como la (¿primera?) aprehensión del citado Nacho. El estancamiento del caso Fernández de Cevallos también ha multiplicado los análisis desbordados. Ausente por decisión propia la administración felipista del seguimiento de ese secuestro de alto impacto –aunque un boletín de los presuntos plagiarios asegura que no ha cesado la intervención policial en el asunto–, pareciera que los aires ejecutivos de Los Pinos se constriñen a la propaganda cavernosa de presuntos éxitos en la guerra en curso y al sometimiento de sus de por sí muy disminuidos aires civiles a la fuerza rectora de las armas, de las teóricamente propias y las ajenas.
Pero, a pesar de todo, el licenciado Calderón conserva ánimos para continuar con su propuesta de dialogar con cúpulas de representación social seleccionada y trazar líneas de concordancia que pretenderá investir de políticas de Estado en materia de combate al narcotráfico. Ayer tuvo la primera sesión pública de ese corte y reiteró la premisa central dada a conocer durante la colocación de su amigo Blake como secretario de Gobernación: la seguridad democrática, entendida como la corresponsabilidad social en la lucha contra la delincuencia; las acciones gubernamentales contra el narco, como decisión popular compartida y no sólo como determinación burocrática. En ese replanteamiento audaz, el ocupante de Los Pinos pide que cada ciudadano y organización pública se convierta en vigilante y en denunciante, de tal manera que coadyuve a la persecución de delitos y también exija a las autoridades que cumplan con sus obligaciones. En tanto, las ejecuciones continúan, el miedo se fortalece en ciudades convertidas en tierra sin ley, ciertos grupos de narcotraficantes multiplican sus amenazas públicas contra policías y militares, y ciudadanos michoacanos demandan la salida de Ejército y Policía Federal de sus comunidades porque, aseguran, cometen abusos graves.
Y, mientras los policías municipales de Acapulco se convierten en manifestantes, críticos, opositores y activistas que llegan incluso a tomar instalaciones del ayuntamiento y retener trabajadores, ¡hasta mañana, con el conservadurismo represivo gringo festejando a la ex candidata presidencial Sarah Palin, que acusa a Obama de no tener cojones para resolver el problema migratorio y vigilar adecuadamente las fronteras!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No es la primera vez que una empresa, con el apoyo del panismo, plantea una condición dramática: desmantelar el contrato colectivo de trabajo o desaparecer. No hay de otra en el caso de Mexicana de Aviación, según su director Manuel Borja, representante de los intereses de la familia Azcárraga, los hoteleros. No tiene México un presidente que le dijera: o hallas una solución o dejas el puesto, como lo hizo Obama con el jefe de BP, la petrolera responsable del desastre. Borja descarta dos alternativas: el rescate gubernamental o vender la empresa, supone que no habría compradores. Su posición sugiere que los Azcárraga no quieren realmente privarse de la compañía aérea, sólo desean que les salga más barato el personal a fin de ganar más dinero. Cuando la nefasta parejita Vicente-Marta se las entregó –parece que lo olvidaron– se comprometieron a realizar una importante inversión y respetar los contratos del personal. Es verdad que los tiempos que siguieron fueron malos para la aviación en todo el mundo. Pero la mayoría de las aerolíneas han sobrevivido y algunas inclusive han prosperado. Por otro lado, el sindicato de pilotos –ASPA– está interesado en comprar la empresa. Si es verdad que se encuentra en las condiciones pésimas que dicen sus actuales dueños, procedería que se la entreguen por el precio de un dólar que ofrece ASPA. Es justo: la habrían recibido como regalo de la parejita a la que dieron hospedaje gratuito cuando andaba en campaña política.
Destellos de riqueza
Como ustedes saben las casas de bolsa son las dueñas de la Bolsa Mexicana de Valores. No pueden quejarse de la crisis, les ha ido muy bien. Sólo son 35 y sus ganancias del primer semestre suman 2 mil 914 millones de pesos. Batieron sus propios números: el año anterior fueron mil 933 millones. Sáquenle punta al lápiz: las ultilidades de un semestre a otro se incrementaron por alrededor de mil millones. Las casas de bolsa manejan inversiones de 199 mil 861 inversionistas y tienen en custodia 5,534,946 millones de pesos. Son datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. ¿Y si comenzaran a pagar impuestos las ganancias que genera la Bolsa de Valores, como en otros países sucede?
Destellos de riqueza
Como ustedes saben las casas de bolsa son las dueñas de la Bolsa Mexicana de Valores. No pueden quejarse de la crisis, les ha ido muy bien. Sólo son 35 y sus ganancias del primer semestre suman 2 mil 914 millones de pesos. Batieron sus propios números: el año anterior fueron mil 933 millones. Sáquenle punta al lápiz: las ultilidades de un semestre a otro se incrementaron por alrededor de mil millones. Las casas de bolsa manejan inversiones de 199 mil 861 inversionistas y tienen en custodia 5,534,946 millones de pesos. Son datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. ¿Y si comenzaran a pagar impuestos las ganancias que genera la Bolsa de Valores, como en otros países sucede?
Carlos Fernández-Vega: México SA
En su informe corporativo 2005 un orondo Gastón Azcárraga Andrade, cabeza del Grupo Posadas y en ese entonces presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, presumía que la compra de Mexicana de Aviación, en diciembre de ese año, confirma una vez más el liderazgo del corporativo, a la vez que se alinea estratégicamente con su perfil de actividad en la industria de viajes; las sinergias que esta operación presenta son evidentes. De eso se jactaba, pero sólo seis meses después comenzó a chantajear con la posibilidad de quebrar su nueva adquisición (léase el regalo foxista), porque el contrato colectivo es insostenible. Esa práctica ha sido permanente a lo largo de casi un lustro: culpar a terceros –especialmente a los trabajadores, incluidos pilotos y sobrecargos– de sus excesos e insolvencia propia.
En diciembre de 2005, cuando se hizo oficial la enésima reprivatización de Mexicana de Aviación (ahora Nuevo Grupo Aeronáutico), tres hechos concretos fueron permanentemente criticados: a) el irrisorio precio de venta de la línea aérea (rescatada por el erario, vía Fobaproa, cuando la familia Azcárraga Andrade presidía la misma compañía, más Aeroméxico); b) que el gobierno foxista se la cediera al mismo grupo empresarial que 11 años atrás la quebró (léase Gastón Azcárraga y Grupo Posadas) y llevó sus pasivos al Fobaproa; y c) que los nuevos propietarios carecían de soporte financiero real para hacer frente a la nueva adquisición.
Poco después de la reprivatización de la aerolínea, en diciembre de 2005, la calificadora Standard and Poor’s anunció la colocación bajo revisión especial y con implicaciones negativas el perfil crediticio del Grupo Posadas (que en aquel entonces aparecía como el comprador de Mexicana de Aviación), por considerar que con dicha el perfil financiero de la empresa se debilitaba sensiblemente. A su vez, Fitch Ratings México puso en observación negativa al grupo hotelero, toda vez que la adquisición incrementa su nivel de apalancamiento financiero y podría potencialmente afectar el riesgo de negocios dependiendo del resultado final de la estructura organizacional y financiera, la cual deberá ser definida. Además, especialistas en este sector advirtieron sobre el riesgo crediticio de largo plazo en moneda nacional y extranjera, en particular para una emisión de bonos por 225 millones de dólares por la cadena hotelera y con vencimiento en 2011 (La Jornada).
Dicho y hecho: las críticas y advertencias fueron tomando cuerpo y casi un lustro después Mexicana de Aviación está al borde de la quiebra, según su director general, Manuel Borja Chico, es decir, el quinto año al hilo en que ese corporativo aéreo pregona la posibilidad de quebrar con el mismo pretexto: el contrato colectivo, ahora enfocado a pilotos y sobrecargo, a quienes ya habían recortado alrededor de 200 millones de dólares en sueldos y prestaciones. Este ingenioso empresario planteó una salida viable a los problemas financieros que enfrenta la línea aérea: la única opción es recortar el contrato colectivo de trabajo de pilotos y sobrecargos; el esquema laboral y de operación está roto, y se tiene que restructurar. Punto.
Año tras año (al estilo de Germán Larrea, el Rey del cobre, propietario de Minera México, que quiebra a Cananea un día sí y el siguiente también), Gastón Azcárraga Andrade y/o sus voceros anuncian el inminente fin de Mexicana de Aviación por razones financieras. En 2007, por ejemplo, brincaron a la palestra para refrendar su amenaza, pero su supuesta crisis financiera no impidió que Azcárraga y socios presentaran opción de compra por la otra línea aérea rescatada por el Fobaproa, Aeroméxico, y su oferta (con el visto bueno de las secretarías de Hacienda y de Comunicaciones y Transportes) fue una de las más altas: 200 millones de dólares, monto casualmente equiparable al derivado de las mutilaciones practicadas al contrato colectivo de pilotos y sobrecargos.
En la crisis de 2009, el solícito gobierno calderonista autorizó un crédito de mil millones de pesos a Mexicana de Aviación (el cual, hasta donde se sabe, no ha sido pagado) para que solventara algunas urgencias financieras. El otorgante de tal préstamo fue el Bancomext, organismo del Estado mexicano dedicado por ley a financiar y promover el comercio exterior, no a las líneas aéreas. Los dineros fluyeron como parte de una suerte de programa de emergencia para apoyar a Pymes, que en los hechos sirvió para canalizar dinero público a la gran empresa privada (Cemex, Vitro, Comercial Mexicana y, desde luego, Mexicana de Aviación, entre otras).
Ya en 2010, año de la recuperación (Calderón dixit), Azcárraga Andrade y socios regresan con la cantaleta: es inminente la quiebra de la citada línea aérea y su salvamento sólo tiene dos vías: nueva mutilación al contrato colectivo de trabajo o rescate público (ambos, de preferencia). La Secretaría de Hacienda, por medio de su jefe de la Unidad de Planeación Económica, Miguel Messmacher, agarró el micrófono para asegurar que el gobierno federal no tiene planeado rescatar a Mexicana de Aviación ante sus problemas financieros; ellos tendrán que resolver sus problemas; es una empresa privada que puede emitir deuda mañana, si quiere. Efectivamente, si ellos quieren y el gobierno los apoya, como ha sucedido en incontables ocasiones, hasta llegar al abierto rescate con fondos públicos.
En 1982 el erario rescató a Mexicana de Aviación; seis años después la reprivatizó para de nuevo rescatarla en 1994 y reprivatizarla en 2005, siempre con el único manual conocido por gobierno y empresarios: reformular relaciones laborales; revisión a fondo de contratos colectivos; cancelar conquistas sindicales; recortar personal, es decir, lo mismo que ahora pretenden Azcárraga Andrade y socios.
Las rebanadas del pastel
De la democracia empresarial y el calderonato, con sus mutilaciones y extinciones: 60 por ciento a pensiones y jubilaciones, 40 por ciento a pilotos y sobrecargos, 45 mil empleos cancelados de un plumazo (LyFC), 2 mil mineros menos en Cananea, 2.5 millones de desempleados, y contando… ¡Aguas! Los pilotos aviadores exigen que Felipe Calderón intervenga para solucionar el conflicto que mantenemos con Mexicana de Aviación, en el que está de por medio nuestro contrato colectivo. No sean inocentes, por decirlo suave, que es obvio de qué lado masca la iguana.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
La creatividad de las cocineras del estado de Guanajuato se muestra en los platillos que presentan las mujeres entrevistadas por Karina Jazmín Juárez y Janet Anaya. Es interesante, por ejemplo, el tono que se da a los rollitos de piloncillo al mezclar un poco de chile ancho cocido y molido a la masa. Además de la canela y el piloncillo molido que lleva la masa, estos rollitos se bañan con miel después de fritos.
Irak: desocupación impostergable
En un discurso pronunciado ayer ante veteranos de guerra, en Atlanta, Georgia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló que las operaciones militares de su país en Irak concluirán el próximo 31 de agosto, en cumplimiento de un acuerdo de seguridad suscrito en 2008 entre Washington y Bagdad. De esta manera, según el mandatario, la presencia militar estadunidense en el país árabe se reducirá a una fuerza de transición de 50 mil soldados, que permanecerán en misiones de entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes, apoyo logístico y asistencia contra el terrorismo. La retirada total de las tropas del vecino país del norte tendrá lugar a finales de 2011, si bien voceros del Pentágono han advertido que ese cronograma podría variar en función de las condiciones de seguridad en la región.
Continuar
El Correo Ilustrado
Inquietud por recorte a pensiones
Con gran inquietud por el inminente recorte de la raquítica pensión, con la cual pago renta, luz y alimentos, tendré que pedir limosna. Estoy muy enfermo. Asimismo, reporto que en la clínica de Acapulco Guerrero, centro, despilfarran el dinero en obras no necesarias, en lugar de comprar equipo.
Continuar
Luis Hernández Navarro: Los usos y abusos del bicentenario
Entre los múltiples usos políticos que se le dan a la historia se encuentra el de legitimar las políticas de los gobiernos en turno. Los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución son una muestra de ello. La administración de Felipe Calderón ha tratado de convertirlos en herramienta para avalar su iniciativa de unidad nacional, su abandono de la defensa de la soberanía nacional y su combate al narcotráfico.
Continuar
José Blanco: Los bajos fondos
Hace un siglo tuvo lugar uno de los grandes sucesos del teatro del siglo XX: el estreno de la obra mayor de Máximo Gorki Los bajos fondos; una obra desgarradora, sin concesiones, brutal, pesimista. Un contemporáneo de Gorki, dijo de su obra: Su pesimismo es tal que da lugar a la esperanza. Seguramente esta expresión de rebeldía produjo en Antonio Gramsci ese decir que sitúa juntos esos dos pensamientos: pesimismo del espíritu, optimismo de la esperanza.
Continuar
Sólo en México y por nuestra falta de memoria endémica, es posible que los mismos que han llevado el país al carajo, sean hoy los que con envoltura diferente, se presenten como salvadores del hartazgo que ellos construyeron. No obstante, las formas y estructuras de la disputa se repiten paso a paso, con sobrada falta de imaginación, pero absoluta ineficiencia para mostrar una salida clara y segura al país.
Continuar
Continuar
Javier Flores: Copérnico tenía los ojos azules
Aunque el autor murió antes de que su obra se publicara, el libro de Nicolás Copérnico, De revoltionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), cambió por completo la concepción humana sobre el universo, y fue sin duda uno de los más importantes antecedentes de la revolución científica en el Renacimiento. Hace un año, el 28 de julio de 2009, un grupo de especialistas del museo e instituto de zoología de la Academia de Ciencias de Polonia, encabezado por Wieslaw Bogdanowicz, realizó un espectacular estudio genético de los que se cree son los restos del famoso astrónomo, cuyos resultados son reveladores de algunos de sus rasgos.
Continuar
A diferencia de lo que ha ocurrido en otras ocasiones, la actual muestra de Vicente Rojo parece aleatoria, tiene por objeto no propiamente ilustrar, sino recrear el poemario Circos, de José Emilio Pacheco, que proviene de El silencio de la luna, recién reditado y quizá aumentado en la edición conjunta de El Colegio Nacional y Ediciones Era.
Continuar
Continuar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario