8/03/2010


Dudas sobre la estrategia

Pedro Miguel

¿Se resisten a la captura todos los presuntos delincuentes que han muerto en estos años? ¿Se resisten a la captura todos los presuntos delincuentes a los que las autoridades presentan vivos y severamente golpeados? ¿Algún mando policial o militar ha recomendado alguna vez a sus efectivos que respeten los derechos humanos de los presuntos delincuentes a los que se enfrentan, a los que capturan y a los que matan?

¿Es cierto que la mayoría de los presuntos delincuentes muertos en estos años fallecieron en enfrentamientos entre cárteles o fueron asesinados por otros criminales?

En este tiempo, ¿han incidido las muertes, las desapariciones, las capturas, las condenas, los decomisos, los patrullajes y la zozobra generalizada, en una reducción significativa de las drogas ilícitas que se comercializan en el país y de las que se transportan a través del territorio nacional? ¿Se ha logrado que disminuyan las ganancias de la criminalidad? ¿Se ha mermado su poder de fuego? ¿Se ha reducido la esperanza media de vida de los capos de la droga? ¿Ha aumentado la de los adictos a alguna sustancia ilícita?

¿Tienen claro los gobernantes que el narcotráfico es un sector de la economía, acaso el más dinámico, acaso el único dinámico? ¿Tiene sentido la pretensión de eliminarlo mediante una guerra declarada?

¿Se habrán planteado los gobernantes que el narcotráfico se convirtió en sector económico importante debido al modelo aún vigente?

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Banco de México, la Secretaría de Economía, ¿toman en cuenta en sus planificaciones y mediciones las decenas de miles de millones de dólares que aporta el narco a las finanzas nacionales? ¿Cuántos negocios legales se han creado o han prosperado gracias a la violencia? ¿Cuántas agencias particulares de seguridad, cuántas casas de cambio, cuántos changarros de empeño, cuántos despachos de espionaje privado, cuántas oficinas de contabilidad, cuántas armerías, cuántas casas funerarias, cuántas florerías?

¿Cree el gobierno que es posible y/o deseable matar o encarcelar a una porción significativa de los campesinos que cultivan mota o amapola, y a una porción significativa de quienes se dedican al narcomenudeo? ¿Considera a unos y a otros como enemigos de México? ¿Existe una división nítida que permita distinguir entre éstos y los ciudadanos honrados? ¿Son realmente los primeros una minoría insignificante? Y si es así, ¿por qué no ha podido ser erradicada?

¿Alguno de los integrantes del equipo gubernamental considera posible acabar con el tráfico de drogas o, al menos, volverlo irrelevante en el contexto del quehacer nacional?

¿En qué se diferencia la masacre en curso de los ciclos habituales de renovación de personal de las corporaciones delictivas?

¿Qué porcentaje de la droga que entra al país transita bajo la mirada cómplice de los vistas aduanales ¿Qué porcentaje de la droga que ingresa a Estados Unidos transita bajo la mirada cómplice de los vistas aduanales?

¿Cuánta cocaína llega al mercado de Canadá después de atravesar sin problemas el territorio estadunidense? ¿Cuánta heroína? ¿Por qué en Estados Unidos no hay una confrontación violenta por las rutas y los mercados de la droga? ¿Por qué no hay en ese país gobernadores, alcaldes, fiscales, jueces, jefes de policía y policías bajo sospecha?

¿Negocian las autoridades estadunidenses con los narcos algo más que la reducción de penas y la inclusión en programas de testigos protegidos? ¿Por qué el gobierno de Estados Unidos no hace nada por erradicar los plantíos de mariguana que se extienden por toda la costa oeste de ese país, desde California hasta el estado de Washington? ¿Creen los gobernantes estadunidenses en la viabilidad del combate al narcotráfico? ¿Creen los gobernantes mexicanos en la viabilidad del combate al narcotráfico?

¿Qué porcentaje de servidores públicos de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes de la Unión está vinculado, directa o indirectamente, a la delincuencia organizada?

¿Se incluye en esta categoría las mordidas y porcentajes por contratos, los favores bajo la mesa a cambio de concesiones, la manipulación de influencias, el desvío de recursos? ¿Sí o no, y por qué?

TW: @Navegaciones

Alberto Aziz Nassif

Los próximos dos años

Sin duda el mes de julio fue importante. Las elecciones locales marcaron el fin de una etapa y el inicio de otra. Durante las semanas anteriores se modificaron expectativas, se definieron fuerzas, el escenario electoral dejó resultados divididos para todos los partidos, se ajustó el gabinete y se iniciaron de forma explícita las carreras para la sucesión presidencial. En términos del calendario sexenal, hemos entrado a la fase final de este gobierno, vamos a los dos últimos años, que se anuncian muy complicados.

Cuando se ve el mes de julio de conjunto se puede apreciar en toda su complejidad la vida política del país. Durante estos días hubo prácticamente de todo, resultados electorales inesperados que ninguna encuesta previa atinó con exactitud; un reacomodo del voto ciudadano y un balance positivo en el experimento de las alianzas entre izquierdas y derechas, que lograron detener la maquinaria priísta y derrotarla en tres casos. Al mismo tiempo, en ningún momento disminuyó el clima de violencia, se contabilizan 935 ejecuciones en el mes, y 6,776 muertes violentas en el año (EL UNIVERSAL, 2/VIII/2010). Cada día se ve un panorama más desolador, un aumento de la violencia, manifestaciones que hace poco era impensables, no sólo las matanzas que parecen volverse rutinarias, sino la explosión de coches-bomba, que presentan imágenes similares entre Bagdad y Ciudad Juárez. El secuestro de periodistas y la ejecución de capos importantes. En suma, un clima de violencia que cada día crece y que no se sabe cuándo empezará a disminuir.

El gobierno de Calderón hizo nuevos ajustes en su gabinete. Se supone que con este equipo enfrentará la fase final del sexenio. Este tiempo requiere cuidar al menos dos frentes: uno es el de la gobernabilidad, que implica el arte de hacer viable una sucesión presidencial dentro de los marcos legales y cuidar que las tensiones y los enfrentamientos no rebasen la dinámica política. Se trata de un proceso complicado sobre todo por el clima de violencia. El asesinato del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas puso en jaque la relación entre el Ejecutivo y el partido tricolor, y colocó al proceso electoral en una situación delicada. Este tipo de acciones pueden aparecer agravadas en los próximos dos años, y seguramente se producirán amenazas institucionales. El otro de los frentes que habrá que cuidar en los próximos meses será nuevamente el de la economía. El anuncio de una nueva etapa recesiva o la desaceleración en el crecimiento de EU volverá a afectar la recuperación en México y alejarán los pronósticos optimistas que se hicieron hace unos meses.

Ante la interrogante de qué quiere hacer Calderón en sus dos últimos años, más bien hay que preguntarse: ¿qué puede hacer? Hay varias posibilidades: puede terminar el sexenio con sus mismas obsesiones y estrategias en materia de seguridad, puede dedicarse a construir los espacios para que su partido pueda dar la pelea en el 2012, puede hacer otra vez el planteamiento sobre la necesidad de hacer algunas reformas en el contexto de su próximo Informe de gobierno. Lo más probable es que el gobierno de Calderón siga con el discurso sobre los mismos temas de seguridad y la necesidad de reformas, pero, en realidad, lo más importante será la estrategia electoral para el 2012, lo cual tensionará la relación entre Ejecutivo y Legislativo. Finalmente, puede dedicarse a administrar el desastre del país, sin generar ninguna expectativa.
Es previsible que el PRI concentre sus esfuerzos en definir su estrategia para la sucesión presidencial, lo cual implicará que el nivel de colaboración y acuerdo con el presidente será escaso. Por su parte, la izquierda tendrá que resolver primero el dilema interno de una candidatura única, lo cual se ve, cuando menos, muy complicado.

La experiencia del sexenio pasado nos muestra que en los últimos dos años se incrementó el nivel de confrontación entre los actores políticos. No estamos en 2004, cuando se inició una pugna por el poder que llevó al país a una polarización severa; sin embargo, ahora las condiciones de certeza institucional son mucho más precarias y la estabilidad más incierta. El momento actual es más difícil que su equivalente hace seis años. Por ejemplo, si hace un año Felipe Calderón, después de perder las elecciones intermedias, pudo abrir una fugaz expectativa reformadora, ahora hay que reconocer que cualquier posibilidad de transformación legislativa entra al terreno de la incertidumbre que marcan los tiempos y las necesidades de los partidos frente a la sucesión presidencial.
Investigador del CIESAS

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