Martha Tagle
Jóvenes, maduras, nuevas, viejas, socialistas, autónomas, políticas, sindicalistas, indígenas, lesbianas. En fin, una muestra de la gran diversidad de mujeres que nos reconocemos como feministas. En total más de mil 300 mujeres de 29 estados, nos reunimos durante tres días, el pasado fin de semana, en Zacatecas.
Después de 18 años de no reunirnos, nos encontrarnos para evaluar lo que hemos hecho o dejado de hacer, reflexionar desde nuestra mirada crítica el contexto que nos rodea; identificar lo que nos une, reconocer nuestras diferencias, y plantearnos caminos por los cuales continuar luchando por una sociedad más justa e igualitaria.
Esta reunión echa abajo dos ideas preconcebidas: una, que las mujeres no podemos trabajar juntas, pues como feministas durante los últimos cuarenta años en México, hemos luchado por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos; contra la violencia y por la libre preferencia sexual; y dos, que el feminismo no es lo mismo que el machismo, sino que es un movimiento político, cultural y social que construye, desde diferentes espacios, la igualdad para mujeres y hombres.
Ahora, el contexto es diferente, pero la batalla es la misma: mujeres encarceladas por aborto; asesinadas en la impunidad, violentadas por militares; viudas y víctimas de la guerra contra el narcotráfico; abandonadas en el campo a su suerte; muertas en el parto por falta de atención médica; migrantes violadas y vejadas sin que valgan sus derechos, madres que pierden a sus hijos en la guardería sin que haya responsables, son algunos ejemplos de la violencia institucional que viven las mujeres.
Al mismo tiempo, mujeres que nos hemos adueñado de nuestras vidas, nos preparamos, trabajamos, pagamos impuestos, pero aún no somos ciudadanas en plenitud pues no compartimos el poder público ni ejercemos el presupuesto. Por lo anterior, hemos coincidido en la necesidad de estar unidas y ampliar nuestras alianzas para exigir una vida libre de violencia; el respeto al carácter laico del Estado mexicano como garantía de la libertad de pensar y ser diferentes; una democracia paritaria, y el reconocimiento del valor económico de nuestro trabajo cotidiano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario