4/27/2011

No al narcotráfico legalizado


Alejandro Gertz Manero

Quienes vuelven a la carga para proponer la “legalización de las drogas” en México olvidan que en la legislación mexicana vigente el consumo de drogas no está castigado penalmente, ni tiene sanción criminal (Art. 478, Ley General de Salud), y por lo tanto dichas propuestas ya están superadas por el marco legal, y quienes lo soslayan están mal informando y confundiendo a la inmensa mayoría de la población, que desconoce esta situación.Ahora bien, si estos insistentes promotores de dicha “legalización” lo que pretenden es convertir la producción y venta de drogas en un legítimo proceso industrial y comercial, esto lo que va a significar es que todos los envenenadores de nuestra niñez y juventud, que ahora deben recibir castigos y sanciones muy elevadas por sus crímenes, se podrán transformar, por ministerio de ley, en grandes magnates empresariales para así impulsar con toda la fuerza de sus capitales dicha producción y venta de drogas, todo lo cual ya no tendrá castigo alguno, para que de esa manera frente a cada escuela y universidad se puedan multiplicar las “tiendas de conveniencia” que venderán libremente a todos los niños y jóvenes las drogas que van a quebrantar su voluntad, su salud, su vida y la cohesión de la familia y de la comunidad, opción que es aberrante.

No es comprensible tampoco la lógica de los impulsores del citado proyecto, que consideran que al permitir que un delito contra la salud se convierta en un negocio legítimo se vaya de ese modo a proteger a la parte más indefensa y frágil de la sociedad, que son nuestros niños y jóvenes, que serán pasto incontrolable de ese abominable “negocio legítimo”.Hay que tener presente que hasta en los países donde el consumo de ciertas drogas no está castigado, como lo es Holanda, la producción y el tráfico sí se hallan sancionados por las leyes como delitos graves, en estructuras contradictorias y farisaicas que han generado en algunos ámbitos enorme violencia, como la que ha ocurrido en Maastricht, que es la ciudad más liberal de Europa en materia de drogas, y al mismo tiempo la más criminógena.

El argumento de la “guerra perdida” contra los narcotraficantes en muchos países choca con las “guerras ganadas” en Malasia, en Singapur y diversas naciones del sureste asiático, donde se ha controlado la drogadicción gracias a los castigos al narcotráfico, que se han multiplicado, mientras la pena de muerte es inconmutable para quienes envenenan a la sociedad.Los criterios contradictorios de quienes creen que la drogadicción se va a reducir si existe la venta libre de los estupefacientes chocan con la multiplicación legítima del consumo en el alcohol, que es una adicción tan destructiva o más que la mariguana y la cocaína, y que solamente en los Estados Unidos, en cualquier fin de semana largo, causa más muertes que todas las que hubieron en la época de la prohibición en ese país, mientras millones de personas sufren la destrucción de su salud, su familia y cualquier proyecto de vida razonable, inundando los hospitales de víctimas de la cirrosis y de todas las enfermedades provenientes del alcoholismo.

El ejemplo del tabaco nos está evidenciando también cómo día con día la sociedad va teniendo que sancionar y rechazar el tabaquismo y a la industria que lo promueve, ante la verdadera masacre de salud pública que esa adicción ha causado en el mundo, para que ahora resulte que estas experiencias que han sido tan negativas sean ignoradas por quienes pretenden legalizar el narcotráfico.El camino que debería tomarse no es el de legitimar un daño social y de salud pública en razón de la corrupción, la ineficiencia y el cinismo de autoridades incompetentes y elusivas, sino generar una verdadera política pública de prevención y defensa de la sociedad para proteger y blindar a nuestras nuevas generaciones frente al asedio de los mercaderes de las adicciones en todas sus formas.

En nuestro país, donde el consumo de las drogas no está penado, en sólo cuatro años se ha multiplicado casi el mil por ciento el número de jóvenes acusados de delitos vinculados con el narcotráfico y el crimen organizado, y ello ocurre porque la única política que se ha podido implementar en el país es la incapacidad, la incompetencia y la ceguera frente a un asedio mortal contra nuestros niños y jóvenes, al apoyar un aparato policiaco incapaz, farisaico y mentiroso que se colude, y que no sabe cumplir con su deber, y que después de derrochar más de 200 mil millones de pesos anuales en “seguridad” ha permitido que todos los delitos se multipliquen y la juventud se corrompa y delinca, mientras nos quieren vender como soluciones sus más evidentes fracasos.Si la mitad del dinero que dilapida el gobierno en su inepto y corrupto sistema de seguridad lo aplicara en prevenir la drogadicción y el alcoholismo para defender a nuestra juventud con medidas comunitarias y de salud eficientes y honestas, este problema comenzaría a resolverse.

editorial2003@terra.com.mx
Doctor en Derecho

No hay comentarios.:

Publicar un comentario