Monedero
Por Carmen R. Ponce Meléndez*
México, DF, 26 abr 11 (CIMAC).- Aumentar la autonomía económica de las mujeres y trabajar para que en las prioridades nacionales se logre su plena inclusión, que estén reflejadas en las políticas y en los presupuestos, y desarrollar mejores sistemas de información y estadísticas para medir la contribución de las mujeres al desarrollo. Estos conceptos forman parte de las cinco áreas de trabajo prioritarias para el Programa ONU-Mujeres.
¿Qué se puede entender por autonomía económica y cómo incrementarla? En México esta autonomía está violentada por varías vías: desempleo, discriminación, violencia laboral, un crecimiento económico insuficiente y sobre todo una enorme desigualdad; agudizada por el hecho de que las mujeres de todas las edades conviven con niveles de inseguridad y violencia estimulados por el rezago económico.
Por ejemplo, el desempleo entre las mujeres jóvenes. Mucho se ha escrito acerca de los llamados “ninis” y la ruptura del tejido social; sin ánimo de ser economicista se reconoce que la problemática de las y los jóvenes en el país es multifactorial, sin embargo el desempleo y los bajos salarios son factores muy relevantes en la definición de estrategias para una solución.
CUANDO LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE Y LA SOCIEDAD PIERDE
La tasa de desempleo (TDA) para las mujeres jóvenes de 14 a 19 años es altísima: 10.5; lo doble del desempleo nacional de mujeres (está 5.3 puntos porcentuales por encima), por supuesto es superior al desempleo masculino de adolescentes (ver gráfica).
Durante el período 2005-2010 este desempleo femenino adolescente ha sido creciente, 5.3 de tasa de crecimiento medio anual (TMCA); aunque en ritmo de crecimiento el desempleo masculino en los jóvenes supera al femenino, ya que registra una TMCA de 7.8 puntos.
Ahora que si consideramos la TDA promedio en ese lapso, son de nuevo las mujeres quienes registran la cifra más alta: 9.1 puntos. ¡Hay un desempleo juvenil feminizado! (Encuesta Nacional de Empleo, INEGI).
¿Será por eso que siempre el problema de los “ninis” se aborda desde una mirada patriarcal y sexista? Lo que no se nombra no existe, dicen las mujeres y dicen bien.
En conclusión, las mujeres jóvenes –adolescentes– están desempleadas, por consiguiente carecen de autonomía económica y se convierten en un segmento de la población altamente vulnerable en otras esferas de la vida, afectando a 6 millones 583 mil 55 adolescentes entre 14 y 19 años (cifras de la ENOE, II trimestre 2010).
Por citar algo: la maternidad en adolescentes como parte de la marginalidad social, un tema ampliamente documentado por Cimacnoticias (11 de abril de 2011); esto se presenta en los estratos socioeconómicos bajos y medio bajos. Lo lógico es que esas jóvenes ESTUDIEN, sin presionar al mercado de trabajo, pero los ingresos familiares no lo permiten, por eso son desempleadas.
La adolescencia como fenómeno social es muy joven en el país, data de la mitad del siglo pasado, particularmente la de las mujeres –que aún ahora a los 15 años se “presentan en sociedad” como candidatas al matrimonio–, era un fenómeno básicamente urbano, en el campo los y las jóvenes se incorporaban al trabajo desde niñas, prácticamente no tenían adolescencia; a esa edad ya estaban con responsabilidades económicas y familiares.
En la actualidad justamente es en el ámbito urbano (77.8 por ciento de la población del país), donde las adolescentes empiezan a no tener cabida.
Si el desempleo es una de las causas por la que los jóvenes forman parte de las actividades delictivas, ¿por qué las mujeres jóvenes que experimentan con mayor crudeza el desempleo no son tan significativas en las estadísticas delictivas ni en la emigración a Estados Unidos, como sucede en la población masculina adolescente?
Hay varias respuestas a esta interrogante y no todas son económicas, la más apabullante es la violencia sexual y en general la violencia social de que son objeto las mujeres, ahí también se practica la discriminación.
Es un hecho que en las ciudades donde ha crecido en forma exponencial la violencia se perdieron el mayor número de empleos formales, como en la emblemática Ciudad Juárez.
Discriminación estructural. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010 (Conapred), siete de cada 10 ciudadanos consideran que en México se violan los derechos de las mujeres y que éstas forman parte del grupo considerado como frágil y vulnerable, discriminación que se acentúa en los estratos de menores ingresos. Mujeres/pobres/adolescentes, discriminación segura.
Las mujeres saben con toda certidumbre que pobreza y desigualdad no son sinónimos, pero avanzar en la resolución de la pobreza siempre abre el abanico de la igualdad entre desiguales, por eso es tan importante la autonomía económica: igualdad de oportunidades de trabajo; de acceso a la propiedad, al conocimiento, a la información y a los recursos financieros, así como posibilidad de ocupar posiciones de poder.
Desde esta óptica resolver su vulnerabilidad económica –entendida como la distancia del poder económico–, no sólo de la toma de decisiones sino de la posibilidad de contar con ingresos autónomos producto de un trabajo digno, es esencial, hay que construir y en su caso, aumentar la autonomía económica de las mujeres desde la protección a las niñas y adolescentes, hasta lograr su transición a una vejez con dignidad.
P.D.
Reforma Laboral. “En la evaluación del tricolor (PRI), el marco laboral vigente no contribuye a la atracción de inversiones a México, restringe la apertura de nuevas fuentes de trabajo… la reforma se aprobará porque la iniciativa del partido tricolor trae los mejores apoyos del ámbito empresarial y sindical” (La Jornada 19 de abril).
Contrario a esta opinión y según la Consultora Internacional KPMG, en 2010 producir manufacturas en México es muy atractivo, es 18.2 por ciento más barato que en Estados Unidos o Canadá, debido fundamentalmente a que en el país el costo de la mano de obra es 40 por ciento más barato; con el proyecto laboral del PRI suponen que esta ventaja comparativa puede crecer hasta el 70 por ciento, con la certeza de que en esa misma proporción crecerá la pobreza.
* Economista especializada en temas de género
ramona_melendez@yahoo.com
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