8/14/2011

Los abrazos y las propuestas


Sara Sefchovich

Cada vez que Javier Sicilia besa o abraza a algún político, los ánimos se alebrestan. Hay a quienes molesta esa actitud. Por ejemplo, el analista político Octavio Rodríguez Araujo escribió: “¿Qué más se puede decir después de que abraza a Felipe Calderón y a Josefina Vázquez Mota, y de que le besa la mano ni más ni menos que a la procuradora general de la República? Obviamente está en su derecho a repartir sus afectos entre quienes quiera (casualmente panistas) pero…”

Algo parecido pensó un lector que me mandó el siguiente correo electrónico, cuando las muestras de cariño fueron hacia el senador Manlio Fabio Beltrones: “¿Qué le pasa a Sicilia?”

Y Edgardo Buscaglia, especialista en temas de narcotráfico y seguridad dijo que “la violencia que azota al país y las sistemáticas violaciones a los derechos fundamentales no cambiarán con abrazos al Presidente o besos a ministros”.

A otros, en cambio, eso parece gustarles. Según Eduardo R. Huchim: “El poeta cristiano mostró una autenticidad encomiable porque él es así, besucón y cálido, y no tiene por qué ser de otra manera”. Sin embargo, teme que “al abrazar y besar, Sicilia le quita parte significativa del foco público a lo más importante, propicia que lo anecdótico se imponga a los contenidos, que lo trivial le gane la partida a lo esencial”, pero también encuentra que “la afabilidad no le ha impedido plantear con dureza” sus exigencias.

Algo parecido piensan Rosa Albina Garavito y Carlos Fazio: para aquélla, el trato afectuoso de Sicilia “abre una rendija a la humanización de la política”, y para éste: “Los besos y los abrazos del poeta son expresiones de paz y amor evangélico al otro, considerado no enemigo, (sino) a quien se desea humanizar. Pero en otra perspectiva, llevan implícito un mensaje de desacralización del Estado (“esa máquina sin alma que no puede liberarse de la violencia”, Sicilia dixit), de la figura presidencial, las instituciones y quienes practican una real politik signada por el cinismo y de contenidos inhumanos”. A este analista le parece excepcional que “en un país presidencialista y bajo un régimen autoritario y militarizado, una mano de Sicilia sobre el hombro derecho de Felipe Calderón, considerado un igual (sin atisbo de odio o ánimo de venganza) por uno de los ‘daños colaterales’ de su guerra estúpida. El gesto implica coraje y osadía, y en tanto forma asimétrica de relacionarse con el poder —desde una posición de inferioridad con respecto a su interlocutor omnímodo, de “abajo” hacia “arriba”— que en cierta dimensión opera como símbolo de un contrapoder ciudadano versus un poder autoritario”.

En lo personal, me parece que lo significativo, más allá de los besos y abrazos, son las propuestas. Y éstas hoy son irreconciliables. Rodríguez Araujo afirma que a Sicilia ya lo “rebasaron por la izquierda” y por eso le pide que no se sienta representante de la ciudadanía porque “no existe un mandato ciudadano para él”. Primitivo Rodríguez Oceguera le reclama falta de democracia y de transparencia: “Nos estamos encontrando frente a decisiones y hechos consumados” y también que algunas de las personas que participan en el movimiento no sean, en su opinión, confiables y sólo estén trabajando por sus propios intereses y prestigios.

Para Buscaglia, lo que se requiere es que las organizaciones civiles trabajen en redes cuyo objetivo principal sea salvar vidas. A él todo lo demás le sale sobrando: reuniones, discursos, informes o libros. Lo que cuenta son las acciones concretas de la sociedad organizada y la prevención.

Esto, por supuesto, no les cuadra a los políticos. Según Josefina Vázquez Mota, los legisladores están obligados a “ciudadanizar los núcleos del poder político”, pero entiende esta consigna de manera bastante chata, pues la reduce a reunirse con líderes sociales y recoger iniciativas ciudadanas.

De modo que mientras en los esquemas de los ciudadanos los políticos quedan fuera, en el de Vázquez Mota obviamente es relevante el papel del Congreso, algo que los ciudadanos ya no creemos.
Escritora e investigadora en la UNAM


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