Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Warren Buffett, el segundo estadunidense más rico de la aldea global –si nos atenemos al último reporte de Forbes, la revista que no registra a los políticos enriquecidos como Carlos Salinas, pero sí a capos del crimen organizado como Joaquín Guzmán–, demostró en The New York Times que el mundo está al revés.
El presidente y ejecutivo en jefe de Berkshire Hathaway, dice en su artículo del 15 de agosto:
“Mientras los pobres y la clase media combaten por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de estadunidenses luchan por pagar sus cuentas, nosotros los megarricos continuamos obteniendo extraordinarias exenciones fiscales”.
Entra en detalles en su desacostumbrado texto, pues el anterior lo publicó en el mismo diario a fines del gobierno de George W. Bush –quien generó la mayor desigualdad económica desde 1928–, al revelar que los plutócratas gracias al Congreso logran clasificar sus ingresos de tal manera que sólo pagan 15 por ciento de lo mucho ganan, mientras los contribuyentes comunes pagan hasta la tercera parte de sus ingresos.
Su ejemplo personal lo puso por delante. El año pasado Buffett pagó 6 millones 938 mil 744 millones de dólares, lo que significó 17.4 por ciento de sus ingresos sujetos a impuestos, mientras sus empleados erogaron 36 por ciento al fisco. Buffett tiene una fortuna valuada –por la muy unilateral Forbes– en 45 mil millones de dólares.
El magnate ubicó la raíz de la disparidad fiscal en términos que desnudan al Congreso: “éstas y otras bendiciones (sic) nos son brindadas por legisladores en Washington que se sienten obligados a protegernos como si fuéramos… especies en peligro. Es bonito tener amigos en lugares altos”.
Sólo que los amigos se distinguen por tener ingresos altos. Los hombres más ricos del Congreso, de acuerdo con la digital Open Secrets, están encabezados por Darell Issa, de California, cuyo patrimonio neto se estima en más de 251 millones de dólares; Jane Harman, también de California (244.7 millones); Herb Kohl, de Wisconsin, con 214.5 millones; Mark Warner, de Virginia (209.7 millones), y John Kerry, senador por Massachusetts (208.8 millones). El 1 por ciento de los estadunidenses pertenece a los millonarios, pero en el Congreso, 45 por ciento de los legisladores cuenta varios "ceros" a la derecha en sus activos. El Legislativo federal cuenta con 18 por ciento de aprobación ciudadana.
Y si aquellos son los que fijan el techo de endeudamiento de la otrora economía más poderosa del orbe, pues resulta comprensible que lo hagan a costa de reducir el gasto público y sus rubros sociales, de incrementar las tasas impositivas a las mayorías y proteger a la plutocracia.
De veterana filiación demócrata, Buffett no tiene duda en exigir a los legisladores republicanos que jugaron a las vencidas con sus contrapartes demócratas, poniendo en riesgo la estabilidad financiera global: “Es momento de que nuestro gobierno tome en serio eso del sacrificio compartido”.
Sacrificio que no conocen los dueños de Estados Unidos, muchísimo menos los de México –quienes literalmente asaltan a Hacienda a la luz del día “y con la ley en la mano”–, pero aún es tiempo de ponerlo en práctica si se busca enderezar el rumbo de la nave que marcha en dirección a una nueva y más pronunciada recesión.
La descalificación de que eso significa “guerra de clases”, como lo juró Bush, y ahora se reedita como “política socialista”, muestra el desfasamiento del conservadurismo ideológico con una realidad que, como respondió Buffett al entonces presidente: “Por supuesto que hay guerra de clases. Pero es mi clase, la clase rica, la que está librando la guerra, y vamos ganando”.
Acuse de recibo
El licenciado Porfirio Barrera Jiménez apunta: “Comentando con un buen amigo, el licenciado Cirilo Padilla, tu nota periodística publicada en Argenpress (Hermanos sin palabra, 8-VIII-11), no puse de donde la obtuve. Por este error solicito mil disculpas”... En tanto que Raúl Domínguez –funcionario judicial capitalino– le escribió a Barrera Jiménez “(…) no cabe duda sobre la singularidad de su fuente informativa, como solía decir el sabio Cantinflas 'no, pos’ que suave' ayuntar al PAN con el PRD, que bonita familia forman Chucho Ortega Martínez y Güicha Calderón Hinojosa, según ese articulista citado por usted, pero en qué periódico impreso o en qué revista impresa escribió su trascendido ese culto y docto articulista, porque no logro encontrar en puestos de periódicos y revistas, ni en los Sanborns algún medio impreso donde aparezca Eduardo Ibarra Aguirre, en cambio, pude comprar y leer la más reciente obra literaria del abogado Rafael Loret de Mola, donde revela que la aludida Cocoa realmente tiene un hijo (actualmente de 14 años de edad) con el panista Rodolfo Elizondo El negro duranguense (...)”. El activísimo cibernauta no leyó que escribí “presuntamente” y me disculpo por editar las frases de Domínguez para que resulten comprensibles... Finalmente, “Elvira García te felicita por el número 1000 de tu Utopía periodística”.
Eduardo Ibarra Aguirre
Warren Buffett, el segundo estadunidense más rico de la aldea global –si nos atenemos al último reporte de Forbes, la revista que no registra a los políticos enriquecidos como Carlos Salinas, pero sí a capos del crimen organizado como Joaquín Guzmán–, demostró en The New York Times que el mundo está al revés.
El presidente y ejecutivo en jefe de Berkshire Hathaway, dice en su artículo del 15 de agosto:
“Mientras los pobres y la clase media combaten por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de estadunidenses luchan por pagar sus cuentas, nosotros los megarricos continuamos obteniendo extraordinarias exenciones fiscales”.
Entra en detalles en su desacostumbrado texto, pues el anterior lo publicó en el mismo diario a fines del gobierno de George W. Bush –quien generó la mayor desigualdad económica desde 1928–, al revelar que los plutócratas gracias al Congreso logran clasificar sus ingresos de tal manera que sólo pagan 15 por ciento de lo mucho ganan, mientras los contribuyentes comunes pagan hasta la tercera parte de sus ingresos.
Su ejemplo personal lo puso por delante. El año pasado Buffett pagó 6 millones 938 mil 744 millones de dólares, lo que significó 17.4 por ciento de sus ingresos sujetos a impuestos, mientras sus empleados erogaron 36 por ciento al fisco. Buffett tiene una fortuna valuada –por la muy unilateral Forbes– en 45 mil millones de dólares.
El magnate ubicó la raíz de la disparidad fiscal en términos que desnudan al Congreso: “éstas y otras bendiciones (sic) nos son brindadas por legisladores en Washington que se sienten obligados a protegernos como si fuéramos… especies en peligro. Es bonito tener amigos en lugares altos”.
Sólo que los amigos se distinguen por tener ingresos altos. Los hombres más ricos del Congreso, de acuerdo con la digital Open Secrets, están encabezados por Darell Issa, de California, cuyo patrimonio neto se estima en más de 251 millones de dólares; Jane Harman, también de California (244.7 millones); Herb Kohl, de Wisconsin, con 214.5 millones; Mark Warner, de Virginia (209.7 millones), y John Kerry, senador por Massachusetts (208.8 millones). El 1 por ciento de los estadunidenses pertenece a los millonarios, pero en el Congreso, 45 por ciento de los legisladores cuenta varios "ceros" a la derecha en sus activos. El Legislativo federal cuenta con 18 por ciento de aprobación ciudadana.
Y si aquellos son los que fijan el techo de endeudamiento de la otrora economía más poderosa del orbe, pues resulta comprensible que lo hagan a costa de reducir el gasto público y sus rubros sociales, de incrementar las tasas impositivas a las mayorías y proteger a la plutocracia.
De veterana filiación demócrata, Buffett no tiene duda en exigir a los legisladores republicanos que jugaron a las vencidas con sus contrapartes demócratas, poniendo en riesgo la estabilidad financiera global: “Es momento de que nuestro gobierno tome en serio eso del sacrificio compartido”.
Sacrificio que no conocen los dueños de Estados Unidos, muchísimo menos los de México –quienes literalmente asaltan a Hacienda a la luz del día “y con la ley en la mano”–, pero aún es tiempo de ponerlo en práctica si se busca enderezar el rumbo de la nave que marcha en dirección a una nueva y más pronunciada recesión.
La descalificación de que eso significa “guerra de clases”, como lo juró Bush, y ahora se reedita como “política socialista”, muestra el desfasamiento del conservadurismo ideológico con una realidad que, como respondió Buffett al entonces presidente: “Por supuesto que hay guerra de clases. Pero es mi clase, la clase rica, la que está librando la guerra, y vamos ganando”.
Acuse de recibo
El licenciado Porfirio Barrera Jiménez apunta: “Comentando con un buen amigo, el licenciado Cirilo Padilla, tu nota periodística publicada en Argenpress (Hermanos sin palabra, 8-VIII-11), no puse de donde la obtuve. Por este error solicito mil disculpas”... En tanto que Raúl Domínguez –funcionario judicial capitalino– le escribió a Barrera Jiménez “(…) no cabe duda sobre la singularidad de su fuente informativa, como solía decir el sabio Cantinflas 'no, pos’ que suave' ayuntar al PAN con el PRD, que bonita familia forman Chucho Ortega Martínez y Güicha Calderón Hinojosa, según ese articulista citado por usted, pero en qué periódico impreso o en qué revista impresa escribió su trascendido ese culto y docto articulista, porque no logro encontrar en puestos de periódicos y revistas, ni en los Sanborns algún medio impreso donde aparezca Eduardo Ibarra Aguirre, en cambio, pude comprar y leer la más reciente obra literaria del abogado Rafael Loret de Mola, donde revela que la aludida Cocoa realmente tiene un hijo (actualmente de 14 años de edad) con el panista Rodolfo Elizondo El negro duranguense (...)”. El activísimo cibernauta no leyó que escribí “presuntamente” y me disculpo por editar las frases de Domínguez para que resulten comprensibles... Finalmente, “Elvira García te felicita por el número 1000 de tu Utopía periodística”.
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