8/17/2011

Existen múltiples estrategias para fomentar el liderazgo y la autoestima de niñas y jóvenes...


Entrevista a John M. Ackerman*


Clara Scherer**

1¿Considera importante la participación de mujeres en cargos de toma de decisiones?

Desde luego que sí. Como sociedad tenemos la obligación de demostrar con hechos a las niñas que tienen todas las capacidades y posibilidades de gobernar y dirigir el destino de la nación. Existen múltiples estrategias para fomentar el liderazgo y la autoestima de niñas y jóvenes desde la familia y la escuela, pero éstas no tendrán el efecto deseado si la sociedad sigue excluyendo a las mujeres de los cargos de mayor importancia.

2. La paridad es la meta. ¿Puede sugerirnos formas para lograrlo?

Si hubiera justicia plena e igualdad de oportunidades, la paridad de género en los cargos de alta responsabilidad ocurriría de manera automática y natural. El hecho de que no estemos ni cerca de tal meta habla de la existencia de una sociedad patriarcal y opresiva hacia las mujeres. Las niñas y las jóvenes crecen en una situación de franca desventaja y tenemos la obligación de compensar esta desigualdad.

Una de las estrategias más importantes son las cuotas. En un mundo “meritocrático”, en el que supuestamente todos llegan a sus cargos a partir de una evaluación objetiva de sus capacidades y esfuerzos individuales, la “acción afirmativa” a través de cuotas parecería injusta porque “premia” a alguien que aparentemente no tiene los mismos “méritos” que otros. Sin embargo, en una situación totalmente sesgada de desigualdad estructural como la que nos define hoy en México, las cuotas constituyen una acción compensatoria imprescindible que asegura una mínima justicia histórica.

Asimismo, todos sabemos que en la política los “méritos” cuentan menos que en otro ámbito, como es evidente por la calidad de nuestra clase política de hoy. En todo caso, lo más importante en este ámbito sería la representatividad y la pluralidad, y no hay mejor estrategia que las cuotas para garantizar estos fines.

3. ¿Qué hacer para que no haya Juanitos o Juanitas en el proceso del 2012?

Los partidos políticos deberían integrar fórmulas, de titulares y suplentes, de un solo género, para demostrar al electorado su compromiso con la equidad de género. La ley tendría que reformarse para incluir ésta como práctica obligatoria en futuras elecciones. El IFE y el Tribunal Electoral también podrían poner un alto a la práctica de sustitución indebida de hombres por mujeres, desde ahora, con una lectura de avanzada de la legislación existente. Recordemos que el Cofipe ya señala como “obligación” de los partidos políticos “garantizar la equidad y procurar la paridad de los géneros en sus órganos de dirección y en las candidaturas a cargos de elección popular” (art. 38.1.s).

4. El obstáculo son los partidos políticos. ¿Podría hacernos alguna recomendación?

No me parece que los partidos políticos como tales sean el obstáculo principal, sino un sistema social más amplio que oprime y excluye a las mujeres. Al reproducir y dar vida a este sistema, los partidos efectivamente agravan el problema y contribuyen de manera importante a consolidar un régimen de desigualdad. Habría que recuperar el espíritu democrático original de los partidos políticos y obligarlos a fungir como palancas para la liberación femenina.

5. Dicen que más mujeres en la política, cambian la política. ¿Así es?

Más mujeres es una condición sine qua non para cualquier avance. Sin mayor representación femenina será imposible enfrentar la desigualdad estructural de género. Pero desde luego no es suficiente, ya que esta representación debería ser complementada con nuevas políticas públicas que atiendan de raíz el problema de la injusticia social.

*Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
www.johnackerman.blogspot.com

Twitter: @JohnMAckerman

**Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género

claschca@hotmail.com

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