LA OTRA RUTA MIGRATORIA
Hondureña se recupera en SLP de asaltos y vejaciones
Por Juan Ramón Ramírez, corresponsalSan Luis Potosí, 24 sep 12 (CIMAC).- Carmen salió de Honduras el pasado 17 de abril; tenía claro que su destino era Estados Unidos. Sin pensar que la ilusión se tornaría en una pesadilla que quizá nunca superará, su objetivo sigue muy lejos. Ella vive en la Casa de la Caridad Cristiana, el albergue para las y los migrantes que pasan por esta ciudad.
Cinco meses fuera de su casa le han sembrado dudas sobre su destino inicial; sin dinero y con el ánimo debilitado considera la opción de regresar a su ciudad natal Gracias, en el departamento hondureño de Lempira, pero no quiere hacerlo con las manos vacías.
“Tengo claro que no quiero regresar a Honduras con las manos vacías; quiero tener dinero para ayudar a mi familia, mi madre, mi hermana y mi hermano”, comenta.
Hace tres años Carmen entró en depresión al separarse de su pareja, quien se llevó al hijo que tuvieron juntos. “Cuando nos separamos él se llevó a mi niño que ahora tiene seis años y ya no me dejó verlo; yo tenía 18 años y él 35”, narra. La mujer reconoce que esa situación también influyó para que buscara emigrar a EU.
Lo más tremendo lo vivió en México: “Pasé hasta tres días sin comer, ni tomar agua. En el camino los vigilantes del tren y los policías nos robaron. Me tocó ver la muerte de un compañero del grupo que resbaló del tren y se destrozó la cara, pero lo que todavía me hace llorar por las noches es que me violaron en Huehuetoca (municipio del Estado de México)”.
De enero pasado a la fecha, por la Casa de la Caridad Cristiana han pasado 12 mil 377 hombres migrantes, 622 mujeres y 520 menores de 18 años.
Durante su estancia reciben alimentación, agua para su higiene, un espacio para dormir, atención médica, y orientación en Derechos Humanos. Las y los migrantes que deciden permanecer semanas o meses deben sumarse a las labores voluntarias de aseo, cocina, recepción y otras actividades específicas.
Carmen, por ejemplo, vive aquí desde mayo pasado y hace dos meses la madre Guadalupe, como le dicen a la encargada del albergue, le encomendó la administración de la tienda por su buen comportamiento.
“Aquí el tiempo se pasa más rápido y pienso menos en lo que dejé en Honduras y lo que me pasó Huehuetoca”, señala la migrante.
Pero Carmen está decidida: regresará a su país con su mamá, su hermana de 15 años y su hermano de 17, en caso de que para el próximo 28 de noviembre no reciba el apoyo prometido por sus familiares que tiene en EU.
De su hijo tampoco se olvida y no quiere hacerlo. Con seis años cumplidos ya irá a la escuela y buscará que el papá le permita verla, convivir juntos y que la reconozca como su mamá.
Ella sabe que con tan sólo su educación primaria no podrá tener un buen ingreso en su país natal y pagar un abogado para recuperar a su hijo.
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