Escrito por Autor Invitado
por José Luis Montenegro
Como
todos los candidatos, con una estrategia diferente para alcanzar la
silla presidencial, en los pasados comicios electorales Enrique Peña
Nieto tomó ventaja sobre los demás contendientes, y reiteró, que cada
una de las tareas que realizó en el Estado de México cuando fue
gobernador, adquirieron el carácter de ‘compromiso cumplido’ ante el
notario público a beneficio de todos los mexiquenses.
No obstante, la abrumadora publicidad
que manejó el candidato priista a lo largo de su campaña, generó
indignación dentro de la población; la realidad que ellos percibían no
correspondía a la de las imágenes que mostraban los anuncios. Sin duda,
Peña Nieto no había cumplido con diversas obras a las que se
comprometió durante su administración (2005-2011).
De la promesa a la (no) realización
Se le quiso llamar ‘guerra sucia’ a los
mensajes que circularon en televisión, donde hacían mención de los
‘compromisos incumplidos’ que aparecían como obras terminadas y que
promovió ampliamente el joven candidato. El problema se satanizó, pero
en la contraparte, la realidad era más que evidente.
El Partido Acción Nacional (PAN) luchó
incansablemente para demostrar que los más de 500 compromisos
realizados durante el gobierno peñista, no estaban precisamente
cumplidos como promovía la campaña para impulsar la imagen del
gobernador a presidente de la república. Aquí algunos de ellos:
Compromiso 512.- Se trata del llamado
‘Mexibus’, que a la fecha, luce inconcluso sobre la vialidad José López
Portillo en Tultitlán, Estado de México. Fue reportado por la
administración mexiquense como concluido satisfactoriamente el día 26
de agosto de 2011, beneficiando supuestamente a 2 millones de personas;
la obra no ha sido terminada, y por tanto, no opera como supone el
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Compromiso 335.- Ampliación y
rehabilitación del sistema de agua potable en la colonia Las Fincas y
conexión con El Durazno, esto en el municipio de Santo Tomás de los
Plátanos. Obra entregada el 30 de enero de 2009 y sin funcionamiento
alguno. A la colonia –fundada hace seis años– se les prometió agua
potable y no han contado hasta la fecha con el apoyo del gobierno del
Estado de México. La imagen que aparece en la páginawww.penasicumple.com es de un depósito de agua, pero no de la red que presume distribuir agua a los hogares del municipio.
Compromiso 429.- La red de drenaje en
San Pablito en el municipio de Chiconcuac se encuentra abandonada, el
cárcamo que debería operar el suministro de agua –debido al abandono de
la obra– muestra signos de deterioro por falta de uso. La comunidad se
sigue inundando cada año y el descontento cada día crece más.
Una sombra que pesa mucho
Sin duda, mantener y acrecentar el
compromiso, la simpatía y aprobación de la opinión pública para generar
escenarios favorables, se vuelve cada vez más complicado. Los políticos
día a día luchan por mantener una relación simbiótica
ciudadano-gobierno sin tener mucho éxito, ya que la principal apuesta
que ellos hacen es el interés particular antes que el bienestar social.
A sabiendas de que encabezar un órgano
funcional dentro del Estado no es una tarea fácil, a Enrique Peña Nieto
lo persiguen las sombras de un país anclado en la indignación, en la
protesta, en los movimientos sociales y en la exigencia diaria de un
sistema de gobierno democrático que promueva la participación ciudadana.
El verdadero compromiso que va a
adquirir el 1 de diciembre cuando tome protesta y encabece el poder
ejecutivo en el país, va más allá de crear caminos y puentes,
bibliotecas o escuelas; es sin duda la restructuración de un sistema
nuevo que permita diversificar las oportunidades desde el norte hasta
el sur de México, en materia de empleo, educación, desarrollo social,
políticas públicas en beneficio de la gente y un mapa de bienestar que
incite a que el cambio circule en cada rincón del país cada vez más
descuidado.
Sin embargo, más allá del
incumplimiento y el amnésico del presidente en turno, surgen muchas
preguntas dentro de la sociedad, ¿Qué va a hacer Peña Nieto? ¿Acaso
seguirá encumbrando a los defraudadores del tesoro público como lo han
venido haciendo presidentes anteriores? ¿Enfrentará los retos de una
sociedad cada vez más demandante? ¿Por fin la educación podrá dar un
respiro ante el buen sistema que se pueda establecer como una catapulta
que impulse al desarrollo intelectual y competitivo de México? ¿Logrará
establecer un régimen que prohíba la impunidad como un modus operandi en las cúpulas del poder? ¿Concederá oportunidades de igual manera para todos?
¿Qué hará cuando esté sentado en la
cotizada silla presidencial? ¿Transformará la nueva cara del PRI que
constantemente presumen? ¿Su forma y estilo de gobernar generarán lo
que no consiguieron los gobernantes anteriores? ¿Habrá democracia o
iniciara la era del autoritarismo como primer poder? La respuesta está
por contestarse sola, si se concreta un efectivo plan de acción, los
compromisos incumplidos y la sombra que persigue a Peña Nieto se
convertirán sin duda, en un fiel acompañante que le dará la victoria el
día de mañana frente a la población mexicana.
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