7/08/2015

Grecia dio un paso histórico; en México el grupo en el poder se aferra al dogmatismo neoliberal


    
revolciontrespuntocero.com

 Mientras aquí en México el grupo en el poder se aferra al dogmatismo neoliberal, el gobierno de Grecia ganó la apuesta contra esta infame estrategia y abrió las puertas a la esperanza de un futuro mejor, al votar por el NO en el referéndum al que convocó el primer ministro Alexis Tsipras, quien no dudó en dar ese paso, aunque estaba en juego no sólo su propia posición, sino el destino del país. El pueblo lo entendió y votó en contra, no de la permanencia de Grecia en la comunidad europea, sino de las políticas criminales impuestas por el Grupo de los Siete a la humanidad.
Si los gobiernos de las llamadas economías emergentes actuaran como lo hizo Tsipras, el mundo tendría la oportunidad de enfrentar con éxito el salvajismo con el que actúan las súper potencias, con el absurdo propósito de arrodillar a los países y expoliar sus riquezas sin ningún recato ni respeto al derecho internacional. Los mexicanos sufrimos esta dramática realidad como pocos pueblos del mundo, porque caminamos de espaldas a la historia y cada vez nos alejamos más de la auténtica democracia. Sería impensable aquí un referéndum con un propósito progresista, porque una minoría oligárquica, corrupta y apátrida, es la que ejerce el poder real en su exclusivo beneficio.
Los mandatarios de Alemania y Francia, Ángela Merkel y Francois Hollande, se tragaron su rabia y no les quedó más remedio que respetar la voluntad del pueblo griego. Sin embargo, su conformismo es pasajero porque tampoco se mandan solos, sino que obedecen instrucciones de quienes están empeñados en construir un Nuevo Orden Mundial en el que la democracia es un anacronismo. Sin duda pondrán en marcha acciones políticas y económicas con la finalidad de romper la alianza entre el gobierno y el pueblo griegos, sobre todo para que otras naciones no quieran seguir el ejemplo de la nación helénica.
Por eso es vital que surjan en el mundo movimientos solidarios en apoyo no sólo de Grecia, sino particularmente en rechazo firme a las políticas neoliberales. Este es el momento, no habrá otra oportunidad más adelante, porque la plutocracia global, que es el motor del Grupo de los Siete, no dudará en llevar al mundo al borde de una tercera guerra mundial con tal de apuntalar su hegemonía. Sus ambiciones no tienen límite, como lo demuestra la absurda estrategia de empobrecer aún más a los pueblos flagelados por la pobreza, con el diabólico propósito de eliminar a quienes consideran “estómagos prescindibles”, según dicho de Henry Kissinger.
De ahí los inaceptables programas de austeridad que han impuesto a la humanidad desde hace más de tres décadas, los cuales han ido endureciendo al paso de los años; de ahí también la imposición de créditos con intereses de agio que se han convertido en deudas impagables, pero que penden como espada de Damocles sobre el futuro de los países del llamado tercer mundo. El pueblo griego lo ha entendido perfectamente y actuó con valentía, sensatez y visión de futuro, a sabiendas de que no tendrán otra oportunidad para hacerse escuchar.
El pueblo griego está consciente de que los problemas más duros apenas empiezan, pero sabe que no enfrentarlos ahora, con la decisión que reclaman las circunstancias, los haría insuperables. La “troika” infernal que llevó a Grecia al borde del suicidio sabe ahora que no será fácil seguir adelante con sus planes de aniquilación de la resistencia helénica. Tsipras contó con un amplio apoyo ciudadano, que en lo sucesivo será su principal escudo contra las presiones que intente poner en marcha la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la Unión Europea), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Es preciso cerrar filas no sólo en apoyo de Grecia, sino en contra de las políticas empobrecedoras del Grupo de los Siete. Por fortuna, en este momento se cuenta con el valiosísimo apoyo moral del Papa Francisco, quien no se ha prestado a servir de peón de lo poderes fácticos neoliberales, como sus dos antecesores. Sin embargo, si los plutócratas decididos a construir un Nuevo Orden Mundial, quieren llegar hasta el último peldaño de la escalera mortal, no se detendrán ante nada. Queda como último recurso que todos los pueblos de la Tierra rechacen firmemente a los gobiernos que, como el de México, están entregados al Grupo de los Siete.

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