La Muestra
Carlos Bonfil
Fotograma de Sieranevada, de Cristi Puiu |
Una familia balcanizada. Conviene primero no prestar atención a la caprichosa excentricidad del título Sieranevada en la cinta más reciente del rumano Cristi Puiu (La muerte del Sr. Lazarescu, 2005). ¿Hay alguien a quien aún le interese descifrar el significado del título Japón,
en el primer largometraje de Carlos Reygadas? Baste saber que la
ubicación precisa de la cinta es Bucarest en la época actual, y que la
casi totalidad del filme (tres horas) transcurre entre las cuatro
paredes de un pequeño departamento donde, caótica y ruidosamente, se
entrecruzan 16 personas, los asistentes a una ceremonia luctuosa
cumplidos los 40 días del fallecimiento del patriarca familiar Emil.
Presentes están la viuda y un hermano del finado, su hijo mayor Lary y
también su esposa, tías y sobrinos, todos ellos en espera, muy larga,
del sacerdote que habrá de oficiar para la ocasión, un ritual religioso.
¿Se trata de una gran familia disfuncional o simplemente de una
congregación de afectos y humores y antipatías muy encontrados, que
resume las divisiones sociales y las polarizaciones políticas de
Rumania, la nación balcánica post comunista?
El tono dominante del filme es de una comedia negra plagada de
situaciones y rituales absurdos, como el del hijo que debe ajustar la
talla muy grande del traje de su padre por la obligación de enfundarse
en él y rendirle así el debido tributo luctuoso. O los infinitos y
vociferantes reproches de las mujeres a las infidelidades, imaginarias o
reales, de sus cónyuges, a la manera de una comedia italiana de los
años 60, marcada ahora por rencores muy profundos y muy largas
frustraciones. Hay también los reproches a la abuela llena de nostalgias
estalinistas y de un antisemitismo latente, dirigidos desde la franca
intolerancia de una nueva devoción religiosa sobreactuada.
Los personajes hablan sin parar, se desplazan infatigables por
el espacio claustrofóbico, mientras la virtuosa cámara de Barbu
Balasoiu captura toda la acción en largos planos fijos, casi desde el
punto de vista de una mosca en la pared, cuando no transita, abrumada,
en medio de los propios familiares. Y por si este caos familiar fuera
insuficiente, algunos asistentes se libran a estériles discusiones sobre
teorías conspiradoras vinculadas a los atentados parisinos de Charlie Hebdo
o al negro septiembre de las torres gemelas neoyorquinas o a una
masacre en Oklahoma. Sieranevada no es un lugar real, acaso simplemente
el nombre de ese microcosmos delirante de una nación atrapada entre una
tradición recalcitrante y una modernidad despojada ya de asideros
ideológicos o espirituales. Una Rumania de complejidad apabullante que
hoy tiene en Cristi Puiu a uno de sus cronistas más ingeniosos y
sensibles.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional. 12 y 17:30 horas.
Twitter: CarlosBonfil1
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