El consorcio privado Fitch Ratings decidió reducir su calificación sobre la deuda de Petróleos Mexicanos por el
deterioro financieroque registra la otrora paraestatal. Aun así, decidió mantener el grado de inversión, no sin antes advertir sobre
los importantes montos de vencimientosde tal débito.
Sin duda, la actual situación financiera de Petróleos Mexicanos ni
lejanamente es la deseable, pero obvio es que tal situación no es
consecuencia de dos meses de gobierno de López Obrador, sino de muchos
años de deterioro continuo.
Por ello, llama la atención que con Peña Nieto Fitch mantuvo sus
mejores calificaciones para la deuda de Pemex, a pesar de que desde hace
ya mucho tiempo resultaba más que obvio el deterioro productivo,
financiero, comercial y ético de la empresa mexicana, así como el
constante incremento de la deuda.
En octubre de 2016, justo cuando Enrique Peña Nieto pronunció una de sus frases célebres:
No me despierto pensando cómo joder a México, y aseguraba que
Pemex estaría peor sin reforma energética, Fitch Ratings rebajó la calificación de la ex paraestatal, dada su creciente deuda y la elevadísima carga tributaria que el gobierno le aplicaba.
Lejos de modificarse, ese deterioro avanzó, pero en octubre de 2018
(con mayor deuda, menor producción petrolera y corrupción galopante)
Fitch ratificó el grado de inversión y elevó la calificación crediticia
de Petróleos Mexicanos. De hecho, el débito de Pemex creció hasta
superar, al cierre de 2018, 106 mil millones de dólares, más del doble
con respecto del cierre del sexenio previo. Entonces, ¿qué fue lo que
hizo cambiar de parecer a la calificadora?
De acuerdo con el Banco de México, las tres calificadoras de mayor
prestigiointernacional (la propia Fitch, más Standard & Poor’s y Moody’s) elevaron sus respectivas calificaciones para Pemex desde cuando menos el año 2000, aunque registraron ligeras variaciones a la baja entre 2009 (el año de la gran crisis para México) y el inicio del gobierno peñanietista, pero siempre con una perspectiva positiva.
Y eso es lo que llama la atención, pues de acuerdo con la información
de Pemex de 2000 (Vicente Fox) a 2018 (cierre del gobierno de EPN) el
deterioro financiero, productivo y ético de la ex paraestatal fue
permanente.
Por ejemplo, el pasivo total de Pemex se incrementó 874 por ciento
entre 2000 y el tercer trimestre de 2018, al pasar en números cerrados
de 413 mil millones de pesos en el primero de los años citados a 3
billones 610 mil millones en el segundo.
En sentido contrario, el activo total apenas aumentó 363 por ciento,
al pasar de 572 mil millones de pesos en 2000 a 2 billones 78 mil
millones al cierre del tercer trimestre de 2018; es decir, el pasivo
creció 2.5 veces más rápido que el activo.
De hecho, desde el cierre del gobierno foxista Petróleos Mexicanos
registra quiebra técnica, pues sus pasivos totales son mayores a sus
activos totales. Y la diferencia entre unos y otros fue creciendo año
tras año hasta significar una diferencia de 73 por ciento –a favor,
lamentablemente, de los pasivos– en septiembre de 2018.
Por el lado de la deuda de Pemex, el crecimiento fue constante, a la
par del saqueo de la Secretaría de Hacienda, sin olvidar el desplome de
los precios petroleros y que en tiempos de Peña Nieto a la ex
paraestatal, por cortesía de Luis Videgaray, le recortaron el
presupuesto prácticamente de forma continua. A estas alturas el débito
supera 106 mil millones de dólares.
Pero todo ello no sucedió entre diciembre de 2018 y enero de 2019,
los dos primeros meses del gobierno de López Obrador. El ostentoso
deterioro financiero, productivo y ético de Pemex fue permanente a lo
largo de cuando menos tres sexenios (Fox, Calderón y Peña Nieto),
periodo en el que Fitch, entre otras, mantuvo el grado de inversión y la
buena calificación de la ex paraestatal.
Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿será por lo descrito que el presidente López
Obrador califica a las calificadoras de hipócritas y cómplices, por
permitir el saqueo y guardar silencio cómplice?
Twitter: @cafevega
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