Alvaro Delgado
Pese a que el régimen de partidos políticos en México está despedazado y que los siete vigentes -ocho, si el Tribunal Electoral le devuelve el registro al PES- están en crisis, ahora irrumpen decenas de organizaciones que solicitan su registro al INE que, sólo para 2019, entregará casi 5 mil millones de pesos a los existentes.
Hasta la semana pasada eran 32 los solicitantes de registro verificados, pero en el INE estiman que al vencer el plazo esta semana, el jueves 31, las peticiones rondarán el medio centenar.
Parece una locura que pueda haber en México decenas de partidos políticos adicionales, algo que es un derecho constitucional, pero los antecedentes demuestran que no es fácil cumplir con los requisitos, pese a que existe un “mercado negro” de organizaciones y “militantes” que se venden al que mejor pague.
Por ejemplo, tras la elección federal de 2012, el INE recibió exactamente 50 solicitudes, pero sólo tres obtuvieron el registro condicionado: Morena, Partido Encuentro Social y Partido Humanista. Este último lo perdió, en 2015, al no obtener al menos 3% de los votos.
Y de los 48 aspirantes a candidatos presidenciales independientes en 2018, sólo dos alcanzaron el registro: Margarita Zavala y Heliodoro Rodríguez. La primera se rindió antes de la elección, por falta de apoyo popular, y el segundo obtuvo apenas 5% de los votos.
La revisión minuciosa de los partidos y sus promotores permite identificar a organizaciones y dirigentes ex priistas, ex perredistas y ex PES, indígenas, migrantes, masones, ambientalistas, protestantes, “independientes”, pero la mayoría carece de liderazgos y despliegue territorial para obtener el registro.
“México libre”, el proyecto del matrimonio Margarita Zavala-Felipe Calderón, es uno de los dos o quizá tres que cumplirán los requisitos que la ley prevé: además de tener 233 mil 945 militantes, debe celebrar asambleas estatales en 20 de los 32 estados -cada una con al menos 3 mil militantes-, o en 200 de los 300 distritos, cada uno con al menos 200 afiliados.
Si es exitoso el proyecto de los Calderón, que patrocinados por magnates de la talla de Alberto Bailleres, se proponen ser oposición radical a Andrés Manuel López Obrador, con mayor razón lo será el de Redes Sociales Progresistas, el nuevo partido de Elba Esther Gordillo.
Bajo la dirección de Fernando González y René Fujiwara, yerno y nieto de Gordillo, RSP celebrará no sólo las 20 asambleas estatales de ley, si no otras cinco para sortear impugnaciones, pero también para mostrar la fortaleza que, ya se anunció, pondrá al servicio de López Obrador.
El partido de Gordillo “de centro-izquierda” no hará ninguna mella a López Obrador, si acaso concentrará la fuerza electoral que está dispersa en los partidos de la coalición, pero si prospera el de los Calderón, se dividirá la derecha y seguirá la caída libre del PAN, que de 17% en julio pasó a la derrota en Monterrey, y va al desastre en Baja California y Puebla.
A propósito, Morena olvidó su promesa de reducir a la mitad el gasto de los partidos políticos.
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