Gabriela Rodríguez R.
La Jornada
En términos de educación
sexual México tiene uno de los curricula más progresistas del mundo,
entre otras causas, porque el Estado nunca cedió a las presiones del
Vaticano. Al final de los noventa, la Secretaría de Educación Pública
dio un salto cualitativo al incorporar una visión integral de la
sexualidad y llevarla más allá de la biología y de las ciencias
naturales. Al reconocer la educación sexual como un campo de derechos
humanos que debe transversalizar la perspectiva de género, la Secretaría
de Educación Pública abrió la formación sexual al terreno del cambio
cultural, en la asignatura de Formación Cívica y Ética se incluyeron los
valores constitucionales y democráticos, los derechos sexuales y
reproductivos de adolescentes pasaron a ser contenidos obligatorios para
abordarse en las aulas escolares. Para aterrizar ese cambio era
necesario capacitar docentes y producir materiales educativos que
apoyaran el manejo didáctico de temas tan emergentes como abstractos,
los gobiernos panistas quisieron borrar los avances, sin lograrlo, la
reforma educativa de Peña Nieto sostuvo más o menos los temas de
sexualidad en el plan de estudios sin darle el menor empuje.
La Cuarta Transformación es una oportunidad clave para transformar
efectivamente los valores culturales que impiden la igualdad sustantiva
entre mujeres y hombres, así como para evitar que las desigualdades
sociales y de género que se perpetúan en la escuela, estamos en un
momento clave para fortalecer a las nuevas generaciones con el
conocimiento y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
El Presidente de México ya marcó la pauta. Al ser cuestionado sobre
los contenidos de la nueva reforma educativa en conferencia matutina de
hace unos días, Andrés Manuel López Obrador respondió que la educación
sexual es indispensable
creo que es necesaria, es indispensable, que no debe de omitirse y que debemos de transmitir información a los adolescentes y, si es necesario, a los niños. Que haya una formación en ese sentido, científica. Señaló que
la educación sexual debe ser racional y estar apegada al conocimiento y a la ciencia, no mezclarla con asuntos de fe o dogmas. Ese es mi punto de vista y lo tienen que resolver los expertos, pedagogos.
Habría que relacionar este pronunciamiento con el Proyecto de Decreto
para reformar el artículo tercero constitucional que ahora se debate en
el congreso, importa destacar que una nueva narrativa confirma la
laicidad y que se agrega la inclusión, la universalidad y la igualdad
sustantiva.
Corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica. Más adelante se propone que
la educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantivay que los planes y programas de estudio de la educación básica contemplen las realidades y contextos, regionales y locales. Los programas de estudio tendrán perspectiva de género y una orientación integral, se incluirá el conocimiento de las ciencias y humanidades, la tecnología, la innovación, las lenguas indígenas y extranjeras, la educación física y sexual, el deporte, las artes, en especial la música, la promoción de estilos de vida saludables, la literacidad y el cuidado al medio ambiente, entre otras; será intercultural, implementará medidas que combatan las desigualdades socioeconómicas, regionales y de género. La ley secundaria será clave para que tales propuestas superen la retórica, para que transformen las prácticas diarias en las aulas escolares.
Para que la educación sexual contribuya a mejores relaciones de
pareja, en este 10 de mayo hay que trazar diferentes caminos para ser o
no ser madres, tal como Sthepany Brewster titula el video promocional de
la Ciudad de México
Las Muchas Madres, aquellas que no son perfectas pero son reales, porque la mejor madre es aquélla que es madre lo mejor que puede.
Twitter: @Gabrielarodr108
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