de Partido Comunista de México
Por: Ximena Franco
México es el país de fecundidad adolescente más
alta entre todos los países de la OCDE: 76 nacimientos por cada 1,000
mujeres entre 15 y 19 años. Efectivamente: 1 de cada 5 embarazos en
México corresponde a una madre adolescente. Más de una tercera parte de
estos embarazos no fueron planeados.
Se puede constatar cómo las
profundas desigualdades socioeconómicas de la población juegan un papel
fundamental en la explicación de este fenómeno. ¿Qué adolescentes se
embarazan? Existen mujeres adolescentes embrazadas en todos los sectores
de clase, pero de todo el país, la Ciudad de México es la entidad que
registra el “menor” número de embarazos de adolescentes (el 14% del
total de embarazos corresponden a adolescentes de 15 a 19 años). La CDMX
es la entidad federativa con el mayor PIB per cápita del país. Y de
toda América latina, el territorio que registra el menor número de
embarazos adolescentes es la Alcaldía Benito Juárez de la CDMX, con
2.26% Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
este territorio es el de mayor Índice de Desarrollo Humano en la región
Latinoamérica (irónicamente, en un país donde 52% de la población vive
en la pobreza o pobreza extrema, lo que representa casi 63 millones de
personas). Así que las mujeres adolescentes se embarazan menos donde existen mejores condiciones de vida para la población (acceso a servicios de salud, educativos, empleos, etc.).
Además, existe una relación entre el embarazo adolescente y el abandono
escolar. De cada 100 madres solteras adolescentes, 73 no asisten a la
escuela, reduciendo con ello las posibilidades de acceder a un empleo
mejor remunerado. Es así que apenas un 2.3% de las madres adolescentes
son jefas de familia, es decir, son el principal sustento económico de
la misma. Mientras que el 89.9% son hijas de la jefa del hogar. Por lo
que se interpreta que la mayoría de las madres adolescentes dependen de su madre trabajadora para subsistir.
¿Y en qué condiciones viven las madres trabajadoras en México? Según datos del INEGI del 2017, una de cada cuatro madres ocupadas gana hasta un salario mínimo (24.5%); la mitad de ellas (53.3%) percibe entre uno y tres salarios mínimos y solamente 14.4% gana más de tres salarios mínimos mensuales. Dos tercios (63.8%) de las madres trabajadoras carece de acceso a instituciones de salud como prestación laboral.
Un estudio realizado por el INEGI en 2013 reportó que 46% de las mujeres de 12 años y más que declararon tener al menos un hijo, se encontraban en condiciones de pobreza multidimensional,
y de este 46 por ciento, 20 por ciento vivían en pobreza extrema.
Además de que 41% de las madres de 15 años y más no cuenta con educación
básica terminada.
Así que podemos decir, con estos datos a la vista, que las madres mexicanas, tanto si trabajan como si están desempleadas, viven con bajos salarios, sin prestaciones sociales, o en condiciones de pobreza, con diversas carencias educativas.
Para las mujeres de la clase trabajadora, es fundamental exigir incluso a los gobiernos capitalistas la protección a la maternidad y la protección particular al trabajo femenino, así como servicios educativos y de salud públicos y gratuitos para coadyuvar al control de natalidad, lo que implica la libre elección de la maternidad con
el acceso a métodos anticonceptivos y también el derecho al aborto
legal y seguro (Cada año se practican unos tres millones de abortos
clandestinos y peligrosos de adolescentes de 15 a 19 años, engrosando
con ello las cifras de mortalidad materna).
Las madres trabajadoras
debemos saber que en el capitalismo, millones de mujeres en todo el
mundo no tendrán acceso pleno a servicios de salud para ellas y sus
familias, a servicios educativos públicos, a una vivienda digna, a un
trabajo estable y bien remunerado. La única promesa de futuro
para nuestros hijos y nuestras hijas está en nuestra organización de
clase, combativa, contra en capital y por la transformación profunda de
esta sociedad desigual.
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