Las madres
El entorno les exige hacerse cargo
Las madres privadas de la libertad son uno de los
sectores que más sufren actos de discriminación por prejuicios y roles
de género, ya que a pesar del aislamiento en el que se encuentran,
socialmente se espera que sigan cumpliendo con el rol de cuidado de sus
hijos, señaló la organización civil Asilegal.
El colectivo afirmó en un comunicado que las madres en situación de
reclusión quedan con un estigma que termina por aislarlas de sus
vínculos afectivos más cercanos, como la familia o pareja, por lo que
muchas de ellas finalmente son abandonadas.
Sin embargo, se espera de ellas que sigan cumpliendo con el rol de
madres y que busquen opciones para darle el mejor desarrollo posible a
sus hijas e hijos, aunque dichas opciones sean muy escasas.
Según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad,
indicó Asilegal, 80 por ciento de las mujeres que están en prisión son
madres, y de ese total, 60 por ciento tiene hijos menores de 18 años.
Dicho escenario propicia que, a diferencia del caso de los padres
–donde recae poca o nula responsabilidad parental en caso de estar
privados de libertad–, la tutela sigue siendo asignada a las mujeres,
quienes en su mayoría representan el único soporte económico y social de
los menores.
En ese contexto, Asilegal recordó que la académica y antropóloga
Marcela Lagarde afirmó en su libro Los cautiverios de las mujeres que
el hecho de que hasta en la cárcel deba cuidar de sus hijos, hacen la vida en prisión genéricamente opresiva para las mujeres y para su prole. El castigo a la madre es siempre el castigo a los hijos.
De igual forma, el colectivo citó un informe de la Comisión Na-cional
de los Derechos Humanos, según el cual muchas entidades federativas
simplemente no pueden o no buscan atender las necesidades de las madres
privadas de libertad, ya que en las cárceles no hay condiciones aptas
para que puedan vivir con sus hijos menores de tres años.
Lo anterior contradice las llamadas reglas de Bangkok, establecidas por la Organización de Naciones Unidas, según las cuales
el régimen penitenciario permitirá reaccionar con flexibilidad ante las mujeres embarazadas, lactantes y mujeres con hijos; se habilitarán servicios o disposiciones para el cuidado del niño.
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
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