Las madres
Piden mecanismo internacional de búsqueda
Enojo y tristeza en la marcha por desaparecidos contrastan con festejos
¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!, gritaban
Por octavo año consecutivo se realizó la marcha por
desaparecidos, del Monumento a la Madre al Ángel de la Independencia.
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El ambiente apacible, casi de fiesta que se respira en la
ciudad por el Día de las Madres, se rompe y se transforma de repente
cuando un coro de voces agrietadas, llenas de enojo y de tristeza, grita
con una fuerza que desgarra la garganta:
¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos, dónde están?
Es una pregunta simple que miles de madres de todo el país se
hicieron ayer de nueva cuenta en la marcha que por octavo año
consecutivo realizaron ellas, acompañadas de padres y otros familiares
de personas desaparecidas, para exigir al gobierno federal que haga todo
lo necesario para dar con el paradero de sus seres queridos.
Desde antes de las 10 de la mañana, la explanada del Monumento a la
Madre comienza a poblarse lentamente con grupos de personas que han
perdido a sus hijos, hijas, esposos, padres o hermanos, y muestran el
rostro de sus seres queridos en playeras y mantas, como si fueran una
suerte de amuleto contra el cansancio y la desesperación.
Cuando la marcha sale rumbo al Ángel de la Independencia, encabezada
por algunos de los grupos pioneros en esta lucha, el coro de mujeres y
hombres grita con un estruendo doloroso y arrebatado:
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!,
¿por qué los buscamos? ¡Porque los amamos!y
¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!
Resulta imposible mantenerse ajeno a un dolor que casi se puede tocar
en el aire. Se ve por ahí a una mujer que camina con una pancarta que
dice:
Ni crean que nos vamos a ir a llorar a nuestras casas. Y sí: llora silenciosamente mientras camina por Reforma, acompañada de otros cientos de personas que viven la misma incertidumbre que ella.
También es posible ver a varios niños con la mirada extraviada y
triste, cargando flores o mantas con la foto de quienes probablemente
sean sus hermanos. Una de ellas, sin poder dejar de llorar, lleva una
pancarta donde dice simplemente
No quiero desaparecer.
Simulación
Una de las voces más adoloridas y sonoras es la de
Griselda Ivonne García Zapata, quien busca a su hermano Carlos Gerardo,
carpintero de oficio, desaparecido el 31 de octubre de 2008 en Torreón,
Coahuila. Desde entonces, relata, las autoridades estatales y federales
únicamente han simulado buscarlo, sin llegar a ningún resultado.
Aunque se me vaya la vida, mi propósito es encontrarlo a él y a todos, por el coraje y el dolor de ver a mi madre cómo se deteriora, de que mi padre ya falleció y no supo de su hijo, comenta Griselda, quien considera que el gobierno de México debe aceptar la intervención de un mecanismo internacional de búsqueda de desaparecidos.
Durante el mitin en el Ángel de la Independencia, el Movimiento por
Nuestros Desaparecidos en México leyó un pronunciamiento en el que
exigió que se instalen ya las comisiones locales de búsqueda con la
plena participación de las familias, se acepte un Mecanismo
Extraordinario Internacional de Identificación y se acepte la
competencia del Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones
Unidas.
Por su parte, el obispo de Saltillo, Raúl Vera, resaltó durante su
mensaje que los miles de casos de desaparición que hay en el país son
responsabilidad de una serie de
gobiernos criminalesque han recurrido a este delito de forma deliberada para usarlo como una herramienta de control social con el fin de mantener atemorizada a la gente.
Jan Jarab, representante en México de la Alta Comisionada de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, saludó que el gobierno actual reconozca
la gravedad del problema de las desapariciones, pero alertó que queda
mucho trabajo por hacer para construir un sistema eficiente de búsqueda
en todas las entidades, reducir la impunidad y atender a las familias de
las víctimas.
Foto Luis Castillo
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
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