La Jornada
Editorial
Josefa González Blanco Ortiz Mena, hasta ayer titular de la Secretaría del Medio Ambiente y RecursosNaturales (Semarnat), presentó su renuncia al presidente Andrés Manuel López Obrador tras el incidente del viernes, cuando provocó el retraso de un vuelo de Aeroméxico.
De acuerdo con la información dada a conocer, González Blanco habría pedido al gerente de la aerolínea, con quien mantiene una relación de amistad, que detuviera el despegue hasta que ella pudiera abordar.
No se trata de la primera vez en que la abogada se ve envuelta en situaciones controversiales: de manera acaso anecdótica, en julio de 2018 reconoció que en casa de sus padres, donde concedió una entrevista, se exhiben colmillos de elefante, y ese mismo mes causó polémica al declarar que confía la protección de la selva a los aluxes, seres míticos de la cosmovisión maya. En febrero de este año se le cuestionó acerca de los posibles conflictos de interés que ella misma dio a conocer en su declaración patrimonial, los cuales derivarían de las actividades empresariales de tres de sus primos, mientras que apenas el 16 de este mes se vio forzada a regresar de un viaje en las Islas Marías para comparecer ante la prensa por la contingencia ambiental que padeció la capital del país.
En este contexto, resultan buenas señales tanto el reconocimiento público del error que hizo la ex encargada de la política ambiental del gobierno federal, como la aceptación de su renuncia por parte del mandatario, ante todo por tratarse de un tema que ha sido bandera del político tabasqueño desde la campaña electoral que lo llevó a la Presidencia, esto es, las prácticas abusivas en el empleo del transporte aéreo por parte de altos funcionarios de administraciones anteriores. Tal como indicó González Blanco en una carta divulgada a través de Twitter,el verdadero cambio requiere que nadie tenga privilegios y que el beneficio de uno, así sea para cumplir con sus funciones, no esté por encima del bienestar de la mayoría.
En la política la forma suele ser fondo, y por ello cabe saludar la rectificación inmediata de un desliz inadmisible. Asimismo, es de esperarse que el episodio protagonizado por González Blanco sirva de advertencia, para los funcionarios de los tres poderes y niveles de gobierno, con respecto al final de la inmunidad que hasta hoy parecían otorgar los cargos públicos.
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