Miles de mujeres estadounidenses han adquirido
medicamentos para provocar abortos farmacológicos en los últimos seis
meses. Estos datos ponen de manifiesto la creciente dificultad de acceder a abortos seguros.
Según
la información a la que ha tenido acceso The Guardian, 21.000 mujeres
han solicitado medicación abortiva [no la píldora del día después] a la
ONG Aid Access entre octubre de 2018 y marzo de este año. Entre un
tercio y la mitad de las mujeres que hicieron la petición recibieron los
medicamentos por correo ordinario. La mayoría reside en estados con
políticas hostiles hacia el aborto.
Las mujeres que han obtenido los medicamentos para provocar el aborto
farmacológico han descrito su desesperación por no lograr un acceso
asequible a los servicios médicos locales. Algunas de ellas incluso
consideraron medidas extremas para acabar con su embarazo.
"La
realidad sobre el terreno es desesperante", señala Rebecca Gomperts,
fundadora de Aid Access, que facilita recetas en Internet de estos
medicamentos abortivos enviados a EEUU por correo. "Si una mujer no se
puede permitir un aborto normal en Estados Unidos, hará cualquier cosa
para acabar con su embarazo", añade.
La semana pasada, Alabama aprobó la primera prohibición casi total del aborto.
A este estado se suman otros cuatro que han dado el visto bueno a
prohibiciones en las primeras semanas de gestación, antes incluso de que
muchas mujeres sepan que están embarazadas. Estas medidas amenazan el
derecho constitucional al aborto en Estados Unidos. Sin embargo, los
últimos datos sugieren que el cierre de clínicas, los precios
prohibitivos y los requisitos de asesoramiento en persona sobre el
aborto, así como las listas de espera, ya han provocado un grave
deterioro en los servicios sanitarios a las mujeres.
"Hablamos de
esta idea de que Alabama puede derogar la sentencia Roe V Wade [la
sentencia del Tribunal Supremo que garantiza a las mujeres el derecho al
aborto en EEUU], pero incluso ahora que las mujeres tienen el derecho a
abortar, muchas no pueden ejercerlo", denuncia Abigail Aiken, profesora
asistente en la Universidad de Texas, Austin, que ha analizado los
datos de Aid Access.
El aborto es legal en los 50 estados de EEUU. Los vetos al aborto en varios estados del país son esfuerzos de los activistas para derogar la sentencia Roe v Wade.
El histórico fallo del Supremo autoriza el aborto hasta el momento en
el que el feto puede vivir fuera del útero, es decir, 24 semanas.
Desde 2006, Gompers ha presidido la ONG Women on Web,
que permite a las mujeres que viven en países en los que se prohíbe el
aborto interrumpir sus embarazos con consultas online. Los doctores de
la organización prescriben las dos pastillas –mifepristona y
misoprostol– que pueden acabar con un embarazo durante las 10 primeras
semanas del mismo. Los medicamentos se envían a las mujeres desde una
farmacia radicada en India.
Gomperts lanzó la operación
estadounidense, Aid Access, el año pasado, tras observar un incremento
gradual en la demanda, con unas 6.000 solicitudes de medicamentos para
provocar abortos farmacológico entre octubre de 2017 y agosto de 2018.
Tres cuartas partes de las solicitudes provienen de estados que han
introducido leyes estrictas contra el aborto, como Alabama, Georgia y
Mississippi.
La organización señala que también ha escuchado casos
de mujeres que decían estar considerando medidas extremas, tales como
beber alcohol o que alguien las golpease en el estómago.
En
algunos estados, la legislación contra el aborto ha llevado al cierre de
la mayoría de clínicas. En Texas en 2013 había 44 clínicas. Dos años
después, solo quedaban 19, ante la restrictiva legislación aprobada para
recalificar los centros abortivos como centros quirúrgicos, lo que les obliga a tener pasillos amplios y grandes salas para operar. Algunas informaciones apuntan a que el año pasado seis estados solo tenían en funcionamiento un centro para abortar.
"Para la gente con unos ingresos bajos, el derecho legal al aborto es una cuestión discutible", denuncia Aitken.
Los
abortos farmacológicos antes de las 10 semanas de embarazo son
similares a un aborto natural y generalmente no requieren ningún
seguimiento. La primera pastilla, mifepristona, bloquea la hormona del
embarazo y la segunda, misoprostol, que se toma 24 horas después,
provoca una contracción del útero.
Testimonios de mujeres que han realizado el tratamiento, publicados por la ONG en una carta la semana pasada,
abarcan un amplio abanico de situaciones: desde mujeres jóvenes en
relaciones que no se pueden permitir los 900 dólares que cobra su
clínica local a madres que no quieren tener otro hijo y mujeres en
relaciones abusivas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU ha emitido una advertencia afirmando que Aid Access está violando la legislación federal al vender medicamentos "mal etiquetados y no aprobados".
Traducido por Javier Biosca Azcoiti
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