¿Hasta dónde, Presidente?
Odebrecht, Peña, Salinas, PRI
No sólo Ancira y Lozoya
Ir más allá de Mexichem
Habrá de verse el alcance y la
autenticidad de las acciones judiciales ayer emprendidas contra dos
personajes emblemáticos de la corrupción y la impunidad mexicanas. De
botepronto son plausibles la detención del turbio empresario Alonso
Ancira y la emisión de una orden para aprehender al ex director de
Petróleos Mexicanos Emilio Lozoya. En términos políticos y sociales le
urgía al presidente Andrés Manuel López Obrador dar alguna muestra de
contundencia contra ex funcionarios corruptos, pues hasta ahora ha
campeado la percepción de que se mantiene un pacto de impunidad con el
peñismo y que el mayor embate contra dicha corrupción ha sido
declarativo, enumerativo.
El primer golpe de escena justiciera del obradorismo se ha producido a
contados días de que se realicen elecciones locales en varias partes
del país, con Puebla y Baja California como concentradores de la
atención pública, por cuanto ahí habrá relevo de gobernadores. Pero no
pareciera que el obradorismo estuviese necesitado de montajes de última
hora para ganar la mayoría de las posiciones en juego, pues el imán
político de AMLO será suficiente para jalar votos en favor de candidatos
que de otra manera podrían ser ampliamente repudiados (se habla del
caso específico de Miguel Barbosa y de Jaime Bonilla, en las entidades
arriba mencionadas).
El alto grado de aceptación pública del presidente López Obrador no
corresponde, sin embargo, con la evolución cotidiana de temas que se han
ido enredando. En particular, los graves problemas del sector salud, la
deficiente distribución de pagos asistenciales por tarjeta y el
escándalo de la desaseada y torpe difusión de listas de pagos de
publicidad a empresas y periodistas. En este contexto de complicaciones
gubernamentales crecientes sí podría resultar maquiavélico el acelerar
procesos judiciales para enfilar la atención ciudadana hacia narrativas
distractoras.
Lo importante, en todo caso, será que los casos Ancira y Lozoya estén
bien armados y que no se repita el modelo de anteriores
administraciones, sobre todo la peñista, de soltar mandobles judiciales
con errores procesales o sustanciales sembrados para facilitar la
posterior liberación de los imputados o la imposición de sanciones
atenuadas.
Pero la importancia de ambos casos no queda en sus actores
inmediatos, Ancira y Lozoya. De aquel, ha escrito Napoleón Gómez Urrutia
(quien ahora, con gran poder, puede sentir parcialmente satisfechos sus
ánimos de revancha) que Alonso Ancira, actual presidente del consejo de
administración de Altos Hornos de México,
para muchos en Coahuila y en otras partes del territorio nacional es un simple prestanombres de la familia Salinas de Gortari y cuidador de sus intereses en la industria siderúrgica, que antes de los años 80 era propiedad del Estado y del pueblo mexicano(https://bit.ly/2Mf2psd).
Lozoya (cuyo padre fue a su vez un destacado miembro del equipo de
Salinas de Gortari) ha sido un cómplice de Enrique Peña Nieto, protegido
de manera impúdica durante el sexenio recién pasado. Sus actos de
corrupción extrema fueron solapados por el poder peñista en general (sus
secretarios de Hacienda y de Energía, así como los consejos de
administración de Petróleos Mexicanos) y, en particular, por el
amigoEnrique. Además, una de las facetas de recaudación delictiva de fondos por parte de Lozoya tuvo como destino, desde Odebrecht, la campaña electoral de 2012, de tal manera que, de comprobarse la inyección de recursos del extranjero a la campaña de EPN, el Partido Revolucionario Institucional debería perder su registro electoral.
Bien por el expediente fundado en el caso Mexichem, pero es de
esperarse que eso no sea un castigo selectivo a cambio de no entrar a
fondo en el caso Odebrecht y sus implicaciones hacia Peña Nieto y el
PRI. Bien el lance contra Ancira, señalado como prestanombres de Salinas
de Gortari, pero ello no debe servir de regalo envenenado que busque
atemperar o diluir las consecuencias del expediente quemante de la firma
brasileña que ha llevado a la cárcel a ex presidentes y sus camarillas.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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