Iván Restrepo
La Jornada
El pasado 22 de abril
mencioné en este espacio que el país entraba a la etapa más aguda de
contaminación atmosférica en las ciudades, incendios, aumento de
temperatura y menos lluvias. Y que estaban ausentes las medidas para
contrarrestar sus efectos. Por los incendios en el Bosque la Primavera y
en el tiradero Los Laureles, los habitantes de Guadalajara y su área
conurbada padecieron en esos días una pésima calidad del aire y se
decretó por ello contingencia ambiental. También en la Ciudad de México y
su área metropolitana varios días se tomó la misma medida por las altas
concentraciones de contaminantes. Con el fin de evitarlas, las
autoridades de ambas metrópolis prometieron tomar las medi-das
necesarias.
En esas estaba la capital del país cuando unos 100 incendios
atribuidos a la práctica campesina de roza-quema previa a las siembras
cubrió de partículas y humo la cuenca de México y mostró la
descoordinación gubernamental para enfrentar el problema. No funcionaron
debidamente los equipos de prevención de incendios. No faltaron quienes
pidieron recurrir al Plan DN-III del Ejército para apagar el fuego. Por
fortuna, la propuesta fue ignorada.
Pese a sus esfuerzos para controlar la situación, la jefa de gobierno
de la ciudad no tuvo en el inicio de esta emergencia ambiental ni en
las anteriores el apoyo de las demás instancias oficiales obligadas a
intervenir: los gobernadores de las entidades vecinas y de la hasta el
sábado inepta secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat).
En el colmo, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came) carecía
de coordinador ejecutivo desde el pasado febrero. Fue creada en 2013
para planear y ejecutar acciones de protección al ambiente en la capital
y los municipios vecinos de los estados de México, Hidalgo, Morelos,
Puebla y Tlaxcala. De ella también hacen parte quien preside Semarnat y
un comité científico asesor. En plena emergencia ambiental, se nombró a
las volandas al nuevo coordinador.
Tras una negra semana por humo, calor intenso y sequedad del
ambiente, el miércoles pasado la Came divulgó el nuevo programa de
contingencias ambientales. Consta de 26 medidas para proteger la salud
pública y disminuir la contaminación atmosférica. Destaca que una quinta
parte de los vehículos con hologramas cero (0) y doble cero (00) se
incluyen en el doble Hoy no circula al activarse la fase uno de
contingencia ambiental. Igual todos los de holograma 2. Se disminuyen
las labores en el sector industrial, la refinería y la central
termoeléctrica del estado de Hidalgo.
Habrá otra fase preventiva, que impedirá circular a la mitad de los
autos oficiales (150 mil) de los gobiernos federal, estatales,
municipales y alcaldías. Y se suspenden las actividades escolares y
eventos al aire libre.
Celebremos que, al fin, dé la cara el gobernador del estado de México
y prometa colaborar. Es lo menos que puede hacer, pues 59 municipios
conurbados y 22 del valle de Toluca, en muy buena parte son origen del
problema. Pero siguen ausentes los de Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y
Morelos, también responsables de lo que sucede.
Lamentemos que no se toque el tema central: el reinado del automóvil
particular, en la mayoría de los cuales no se trasladan más de dos
personas. Un reinado que se fortalece con mil nuevas unidades diarias
por la falta de un servicio público de transporte eficiente y moderno.
El Metro y el Metrobús están sobresaturados y los rebasó el transporte
concesionado, caótico y de mala calidad. Lamentemos también que no se
aborde el problema desde una óptica metropolitana, la cual incluiría el
desarrollo urbano sustentable que evite extender anárquicamente la
mancha de asfalto a costa de áreas de reserva natural, de los pulmones
verdes y recarga del acuífero.
La doctora Sheinbaum reve-lará esta semana el objetivo del nuevo
programa para mejorar la calidad del aire. Adelantó ya, entre otras
medidas, una mayor inversión en el transporte público y regular el de
carga. Me temo que no se trata de un programa metropolitano, obligatorio
para todas las entidades y para el gobierno federal y el Legislativo,
sino de remedios para un enfermo que está en terapia intensiva. Ojalá me
equivoque.
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