5/26/2019

Crisis migratoria y de salud pública

Migrantes centroamericanos en la CDMX. Foto: AP / Marco Ugarteproceso.com.mx                                                                              


 (apro).- Frido Aliotti Kyan, ha invitado a la filósofa  Hanna Arendt a dialogar sobre dos temas, el furor de la austeridad que está afectando la salud de enfermos en hospitales públicos, y la política migratoria de Morena, con motivo de la  muerte de una niña refugiada, guatemalteca de 10 años, Alexandra, en un hospital de la Cd. de México, bajo el resguardo de autoridades mexicanas de migración. Muerte de una inocente que nunca debió darse.
Frido: Hanna, te agradezco el que hayas aceptado participar en este diálogo; te invité porque eres tú una campeona del pensamiento lúcido y de los derechos de los refugiados que tienen “derecho a tener derechos”, como bien lo has dicho. Hoy en México Hanna, otra víctima mortal de la guerra inmoral contra los refugiados que huyen de la violencia y el hambre que prevalece en Centroamérica: Alexandra, niña de solo 10 años que con su madre, buscaba un hogar seguro y alegre en los Estados Unidos.
Hanna: ¡Qué desgracia, que terrible la muerte de una niña! Sí Frido, la guerra contra los refugiados, niños muchos de ellos, es ilegal, inmoral. Los refugiados tienen derecho a que se les respete el derecho internacional sobre refugiados que les brinda protección. Es una grave responsabilidad de los gobiernos el acatar ese derecho sagrado. Sé por la prensa, que Alexandra y su madre fueron detenidas y trasladadas de Chihuahua a la Cd. de México en un camión por agentes migratorios, frustrando su deseo y derecho de emigrar al país del norte.
Frido: Sí, así fue según la información pública difundida. 20 horas de camino, y a su llegada a la Ciudad de México, llevadas a un lugar de detención en Iztapalapa, donde Alexandra se resintió de la garganta. A los pocos días, muere en un hospital. Recuerda esta muerte de Alexandra, aquella de otra niña guatemalteca, de siete años, Jakelin, detenida y puesta en un camión, y presuntamente fallecida de deshidratación, en diciembre del año pasado, en aquel país norteño donde las enjaulan, para después arrojarlas como despojos a México, a sus países o a la muerte.
Es inhumana la idea migratoria trumpista, emulada ahora por Morena en el gobierno. Tal movimiento ha resultado complaciente con esa idea de derechas nada moderadas, deportando en seis meses a sus países de origen a 45 mil refugiados, es decir, arrojándolos de nuevo a los brazos de la violencia, el hambre, la amenaza de violación de niñas por parte de las mafias.
Hanna: Eran niñas Alexandra y Jakelin, personas, seres humanos en la flor temprana de la vida, más que guatemaltecas o refugiadas; recuerdo las palabras de James Baldwin, el visionario defensor de los derechos de los negros en Estados Unidos a mediados del siglo pasado: “yo no soy un negro, soy un hombre”. Y ser hombre o mujer, niño o niña, es ser imagen de la dignidad divina intangible, sagrada, incanjeable.
Frido: ¡Que palabras tan fuertes y ciertas de Baldwin! Ojalá que surja pronto el Baldwin de los refugiados centroamericanos, del Caribe y de África, seres humanos ultrajados hoy como los negros ayer.
Mira Hanna, la clave interpretativa del drama migratorio en mi país, es que esa niña, cuyo nombre aparece ya en una lápida muda, como los de millares de víctimas del racismo, no calzaba tenis nike, ni usaba lentes oscuros, ni playeras de marca, criterios esos de novelistas zalameros de la 4T para medir lo “fifí”. Los pobres migrantes que no lo son, sufren la deportación masiva por parte de las morenas autoridades que sí son fifís, a la luz de tales criterios, por su conducta clasista.
Esa idea migratoria no es de izquierda, es ultraconservadora, como la de Estados Unidos, Hungría y otros países de Europa. Que no suplan el respeto debido hoy a los derechos básicos de los refugiados, con espejismos fantasiosos de planes cepalinos para México y América Central, sometidos al visto bueno de ¡los constructores de muros!, alcanzables en su caso, en cien años.
Hanna: ¡Que paradoja! México deportando a miles de sus hermanos centroamericanos en desgracia, y Alemania, por ejemplo, recibiendo a un millón de migrantes, especialmente de Siria, desde la catástrofe provocada en ese país milenario por el gobierno yanki y secuaces. Alemania Frido, ha invertido ¡25.6 billones de dólares! en apoyo a los migrantes allí radicados. Esa sí es una buena política, una humana política, un ejemplo para el mundo.
Frido: La de aquí, la de la 4T, inhumana y sin decoro para halagar al norte a cambio de tratados neoliberales, y de sonrisas trumpianas que en el fondo son muecas de vergüenza, xenofobia y muerte. Política esa de la 4T por cierto, denunciada hace pocos días por Amnistía Internacional en voz de Erika Guevara-Rosas.
Guevara cuestiona a Morena porque permite oleadas represivas contra refugiados centroamericanos y de otras latitudes; y no solo la cuestiona, encuentra paralelismos entre ese partido en el gobierno y ¡el trumpismo! ¿Por qué detuvieron a Alexandra y a su pobre madre, en Chihuahua, en su camino hacia los Estados Unidos, como refugiadas, con solo la esperanza y el derecho internacional al hombro? En una nación civilizada, la muerte de una niña en tales circunstancias, sacudiría las conciencias de millones; aquí, la indiferencia culpable como regla.
¿Por qué les pisotearon el derecho a tener derechos, a tener vida digna, a respirar libremente? 20 horas de camión y después las del hospital, y luego la de la muerte. Esa es la historia que resume la estancia de Alexandra en México: una tragedia de una niña que de la mano de su madre, huía de la violencia en busca de vida digna, y que según la explicación del gobierno, murió a causa de la caída de una litera en un centro de detención de Iztapalapa; pero la madre de Alexandra se reservó el derecho a una denuncia particular.
Hanna: Se les debe pedir a las autoridades de tu país Frido,  que usen literas de mejor calidad, como las que traen barandales de protección en la parte superior de las mismas, para evitar las caídas, y que son vendidas  a precios módicos por eso de la austeridad que tanto ha afectado al empleo de millares, a la ecología, a hospitales públicos en grave crisis de medicinas, materiales básicos, a estudiantes de las otrora universidades morenas degradadas hoy por la 4T misma, calificada ésta de izquierda por escritores lisonjeros, pero de fifí y neoliberal por la realidad, en las cuestiones mencionadas.
Frido: Sí en efecto, la camaleónica 4T habla mucho de los pobres, pero en la práctica, su tarea se reduce a darles mendrugos para que sobrevivan, uncidos al yugo azucarado de una economía dominada por la plutocracia global, y por la parte de la local hoy consentida, que viste de esmoquin o mezclilla, según la ocasión.
Hanna: Por eso mismo acaba de renunciar a su cargo el director del IMSS. El furor de una idea, el ahorro de dinero a rajatabla para fines políticos a costa de lo humano, tiene graves consecuencias, como poner en riesgo la salud y vida de ¡niños con cáncer en hospitales sin acceso a medicinas! La “embriaguez de las ideas”, como el “delirio de la virtud”, dice Lamartine en su Historia de los Girondinos, conducen al fanatismo, a la insensatez. Es tiempo de una rectificación responsable -sobre todo- que encuentre el equilibrio en las ideas y en los tiempos.
La raíz del asunto pareciera estar en los subejercicios programados de las dependencias, que de acuerdo al presupuesto de egresos pasan al poder ejecutivo para sus propias finalidades.
Frido: Y por cierto, Hanna, se supo que algunos de Morena muy distinguidos, ya usan también esmoquin en homenajes a profetas de actualidad en el palacio de Bellas Artes, convertido en templo de luz. Esa es la izquierda postliberal tan vapuleada por Zizek. Con razón los zapatistas, los de Huexca, el sureste, el pueblo humilde pensante, la descalifican.
Gracias Hanna por tanta sabiduría. Ojalá que en lo secundario haya flexibilidad y se califiquen las cosas como se quiera, pero que en lo esencial como recomienda San Agustín, prevalezca la unidad y predomine la convicción firme de que con el ser humano, con los niños, con el pueblo y su futuro, con las personas concretas, no se puede jugar como si fueran globos yendo de una mano a la otra del poder, según la demoledora sátira fílmica de Chaplin en tiempos negros… , que regresan amenazantes.
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Fin de este diálogo. Dedico este texto, con profunda humildad, admiración, respeto, tristeza y coraje, a la memoria de la niña Alexandra, y a su valiente madre, deseando que el Dios justo y misericordioso las bendiga y proteja, las colme de paz.


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