Luis Hernández Navarro
La Jornada
Estallaron los cohetes,
repicaron las campanas de la iglesia, sonó la música y la comitiva
oficial fue bañada con flores y confeti. Mil hombres a caballo
desfilaron marcialmente. Gonzalo Tello, campesino de Tepatepec, fue el
orador de la ceremonia en nombre del pueblo. Sus palabras todavía
retumban en la región.
“Ganamos –dijo en aquella ocasión– el pan para nuestros hijos con la
frente levantada. Ha desaparecido la humillación al trabajador y el
servilismo a los señores. ¡Si algún día nos quisieran quitar nuestro
patrimonio y nuestras escuelas, con el brazo, el corazón y nuestra vida
las defenderemos!”
Era el 15 de noviembre de 1926. En primera fila estaba el mismísimo
general Plutarco Elías Calles, Presidente de la República. Iba
acompañado de Álvaro Obregón y de una gran comitiva de seis secretarios
de Estado, gobernadores y funcionarios. Izó la bandera patria mientras
sonaba el Himno Nacional. La Escuela Central Agrícola Hidalgo, en El
Mexe, fue inaugurada.
La nueva escuela se construyó en los terrenos de la antigua Hacienda
de San Antonio. Como el lugar estaba lleno de arañas capulinas, era
conocido en lengua ñañú como ra mexe (la araña) o nura mexe (donde hay arañas).
La Central Campesina de El Mexe fue (según narra el profesor Felipe Cortés, egresado de la escuela)
la niña consentida del presidente Calles. Apenas dos días después de adquirida la finca, el mandatario se apersonó en Tepatepec. Sin avisar, visitaba la obra para supervisar los trabajos. Más de 500 personas trabajaron durante un año en su construcción. Su edificio es parecido al de las normales rurales de La Huerta, Roque y Tenería.
El Mexe fue pensada como paradigma de escuela a la mexicana. En ella,
los alumnos debían disponer de dormitorio, comida, vestuario, aulas,
campos de experimentación agrícola, talleres, industrias, bibliotecas,
campos deportivos. Sirvió –escribió el profesor Lucio Vela, egresado de
la institución y Premio Nacional Forestal– como detonador de la
modernización agrícola en la región. Otros egresados añaden también que
fue factor clave en la promoción cultural.
De El Mexe egresaron, junto a miles de abnegados profesores de
banquillo, personajes claves en la vida política de Hidalgo y del país.
Lo mismo luchadores contra los caciques y defensores de derechos humanos
como Proceso Díaz (https://bit.ly/2M4EXxr),
que indígenas mixes como Miguel García Cruz que llegaría a ser
secretario general del IMSS, o gobernadores de la entidad como Donaciano
Serna y Manuel Sánchez Vite.
A la escuela (Regional Campesina a partir de 1932 y Normal Rural
desde 1940) asistían jóvenes de lejanos poblados de la Sierra y la
Huasteca, del Valle de Mezquital y de otros lugares pobres del país.
Estudiaban gracias a la gratuidad de la educación y el sistema de
internado, que les ofrecía un lugar para dormir, comer, ejercitarse y
convivir. Sin el sistema de internado, la inmensa mayoría de esos
jóvenes no habrían podido ser maestros ni contar con una carrera
universitaria.
Poco le duró a El Mexe la protección gubernamental. Sobre todo a
partir de la década de los 70 del siglo pasado, la escuela fue asediada
por las autoridades. En 1974 el gobierno cerró la escuela. Sus
estudiantes fueron reprimidos en 1986 (San José Tepené), 1995 (Matilde),
en 1994 (Actopan), en 2000 y en 2003. Finalmente, el 6 de julio de 2008
fue cerrada.
Sin embargo, haciéndose eco de las palabras de Gonzalo Tello en 1926,
durante la inauguración de la Central Campesina, los egresados de El
Mexe, las comunidades aledañas y el magisterio democrático de Hidalgo
mantuvieron viva la exigencia de que la escuela se reabriera. E
insistieron e insistieron, hasta que, Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
hizo de la demanda una promesa de campaña.
Ya como presidente, AMLO cumplió su promesa de reabrir El Mexe. Sin
embargo, lo hizo con tres problemas serios: la nueva institución no
cuenta con internado; no será regida académicamente por el sistema de
normales de la Secretaría de Educación Pública, y admitió una cantidad
muy limitada de solicitantes.
El sistema de internado es una cuestión de justicia social. El
proceso educativo de los normalistas rurales incluye la experiencia de
convivir con sus compañeros. Allí se adquieren hábitos de conducta que
sirven para el resto de la vida, y se forma su carácter. El internado es
la única forma efectiva de garantizar que los estudiantes de menos
recursos, provenientes de lugares lejanos, puedan estudiar. Las becas
individuales no garantizan que esto suceda.
Como señala la CNTE de Hidalgo, insistir en el sistema de internado no es una necedad. Es algo fundamental,
es un patrimonio de las clases más pobres del país, surgido desde la Revolución Mexicana; es la necesidad de formar docentes que conozcan la cosmovisión del campo mexicano y que regresen a impulsar el desarrollo cultural y social.
Como los fundadores de El Mexe querían que la futura normal fuera
paradigma de escuela a la mexicana, quienes demandan su reapertura
exigen que sea la institución de más alto nivel que impulse una educación pública, popular, laica, nacional, gratuita, científica, intercultural, descolonizadora y liberadora. Sólo eso.
Twitter: @lhan55
No hay comentarios.:
Publicar un comentario