Carlos Martínez García
¿Es Rosario Robles un chivo
expiatorio? Según Andrés Manuel López Obrador sí lo es. Al menos en dos
ocasiones lo ha dicho así. Cuestionado acerca de la presunta
culpabilidad de Robles en la nombrada estafa maestra, AMLO ha
respondido que los verdaderos responsables son otros y que la ex
secretaria de dos dependencias federales no fue quien originalmente
maquinó el fraude.
En septiembre del año pasado, ya como presidente electo y ante la
insistencia de reportero(a)s sobre su actuar en lo referente a casos de
corrupción en el sexenio de Peña Nieto, López Obrador manifestó: “Dije
con mucha claridad [en campaña] que no era mi fuerte la venganza; en un
debate hasta le dije a uno de los candidatos [el panista Ricardo Anaya]
‘ni a ti te voy a meter a la cárcel’. ¿Rosario Robles es un chivo expiatorio,
sí o no? Sí, como otros, porque los de la mafia de poder y algunos
medios de información les gusta mucho ofrecer circo a la gente y
nosotros ya no queremos eso”. Más o menos expresó similares términos
hace unos días: “Yo sigo pensando lo mismo, que los responsables de la
tragedia nacional son los de mero arriba, tanto del sector público como
del sector privado, nada más que ya no puedo llamarles como les decía
antes. ¿Y qué era lo que sucedía? Se simulaba, se exponía a chivos expiatorios”.
Es necesario comprender el significado original de la imagen del
chivo expiatorio para dilucidar el sentido de lo expresado por el
Presidente en el caso Rosario Robles. En la Biblia, Levítico capítulo
16, Dios instruye a Moisés para que a su vez él transmita a su hermano
Aarón cómo debía hacerse propiciación por los pecados del pueblo. Cada
año,
el día 10 del mes séptimo, el sacerdote tenía que elegir
dos machos cabríos, Uno era degollado para expiar
las impurezas y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados(versículo 16).
Al otro animal se le imponían las manos sobre la cabeza. El oficiante
confesará entonces todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Así el macho cabrío cargará con ellos, y será enviado al desierto por medio de un hombre designado para esto. El hombre soltará en el desierto al macho cabrío, y éste se llevará a tierra árida todas las iniquidades(versículos 21 y 22). Ambos chivos eran inocentes. El sacrificado vertía su sangre para limpiar la culpa del otro, el llevado al desierto cargaba simbólicamente con transgresiones no perpetradas por él y debía enfrentar condiciones muy hostiles que le matarían poco a poco. Tal es el origen y sentido del Día del Perdón (Yom Kippur), ceremonia que, según el calendario hebreo, este año tendrá lugar el 9 de octubre. Afirma Xabier Pikaza que “esta es la fiesta básica del judaísmo interpretada como comunidad cultural […]. Ha venido a convertirse en la fiesta por excelencia: día del encuentro purificador de Dios con su pueblo, anticipación de su presencia final” (Gran diccionario de la Biblia, segunda edición, Editorial Verbo Divino, Navarra, España, 2015, p. 453).
Dado que AMLO es muy dado a usar imágenes bíblicas, las que
frecuentemente cita en las conferencias de prensa matutinas, es válido
preguntarse si para él Rosario Robles está cargando con delitos que no
cometió. Porque si nos atenemos al origen del sacrificio penitencial, el
chivo expiatorio era un vehículo para llevar sobre sí cargas y faltas
de otros. Es decir, era completamente inocente y por ello se le
imputaban transgresiones ajenas. En sintonía con el imaginario bíblico
sobre la función del chivo expiatorio, ¿acaso cree el Presidente que la
ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y
Urbano nada tuvo que ver en la estafa maestra? ¿O usa el
concepto en el sentido de que no solamente ella se benefició con dicha
operación fraudulenta, sino también otros personajes del sexenio
peñanietista?
Este mecanismo de trasladar culpas de unos a quienes no son
culpables, y cómo viene a ser catarsis personal o grupal lo ha estudiado
magistralmente René Girard en El chivo expiatorio (Editorial
Anagrama, Barcelona, 1982). La estigmatización de quienes deben ser
inmolados en beneficio de una comunidad que considera que le han
sobrevenido catástrofes mediante la presencia de los extraños, está
presente en todas las culturas. Es un mecanismo supuestamente
purificador que victimiza a inocentes. En la historia abundan casos de
pretendidos actos de limpieza propiciatoria.
La estafa maestra fue una operación concertada, que requirió
participación de encumbrados personajes y conocimiento del mundo
financiero. El trasiego ilícito de fondos no lo hicieron seguramente
chivos expiatorios, sino consumados delincuentes.
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